4. Adios tranquilidad, hola Ryoga

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Ranma a veces no sabía que rumbo tenía su relacion Ryoga. Era tan extraña que había dejado de preguntarselo cuando cayó en cuenta que quizas jamás tendría una respuesta que lo deje contento.

Ryoga no era alguien malo. Él lo había ayudado en muchas ocasiones y siempre le estaría agradecido. De hecho, cuando más detalles notaba en Ryoga más se convencía en lo buena persona que era. Hasta parecía absurdo.

Ranma ya había llegado a la conclusión de que por su bien y el del Hibiki debía evitar que permaneciera más tiempo en el Dojo; ya que tarde o temprano revelaría la verdad. Pero se trataba de Ryoga, lidiar con él era como intentar quitar una enorme roca en el camino. Era un obstáculo, un dolor de cabeza.

Por eso, el jamás hubiera revelado su secreto gritando «¡Ryoga es P-chan!» o algo asi.

Obviamente no negaba las enormes ganas de gritar toda la verdad y dejar de cargar ese peso que no le correspondía. Pero antes de eso prefería hacer su labio sangrar a revelar el secreto de ese idiota.

Ambos estaban tiesos y Ranma decidió aprovechar para hacer el vano intento quitar a Ryoga de encima suyo, pero este le había aprisionado ambas muñecas. El intento fue inutil, parecía estar empeñado en no dejarla ir.

—¿Qué pensaría Akane si te viera así conmigo? No sabía que tenías esos gustos Ryoga —bromeó en un patético intento por descomprimir la situación.

Era lo que siempre hacía, lo que mejor le salía y una estúpida poción no le quitaría ese don.

Aunque debía admitir que, por alguna razón, cada vez le era más difícil callarse. Como si ahora las palabras estuviesen en su garganta esperando ante la mínima posiblidad para escaparse y dejarlo en ridículo.

—¡Me tienes harto! ¡Para ti todo es un juego Ranma! Nunca sabes lo que se siente estar en mi lugar.

—No quisiera estar en tú lugar, tengo buena vista desde aquí.

Las mejillas de la pelirroja se tiñeron del mismo color que su cabello y ni la oscuridad podía ocultarlo.

Mierda, debía controlarse o todo eso terminaría muy mal.

Volvió a intentar salir. Utilizó todas sus fuerzas pero era inútil, ese cuerpo de mujer podía ser más agil y veloz pero aún no controlaba su fuerza bruta y se sentía muy débil.

Ryoga la miró confundido.

—¿Te refieres a que tienes buena vista desde tú lugar porque no tienes mi maldicion y te burlas de mi?

Ryoga en definitiva estaba empeñado en convencerlo de que su idiotez no tenía limites.

—¡Maldicion Ranma eres un hijo de-

—No puede ser que seas tan estúpido... me das un poco de pena.

—¡Deja de burlarte de mi!

—¡No me burlo de ti, es la verdad!

—¡Tú siquiera entendiste a lo qué me refería!

Ambos de olvidaron del supuesto silencio que debían hacer para no despertar a nadie.

—¡¡Si lo entendí cerdo apestoso!!

—¡¡Eres un mentiroso!!

—¡¡¡Tú eres el que no entiende nada!!!

—¡¡¡Entonces explícame!!!

—¡¡¡Dije que eres atractivo pero como eres tan idiota piensas que fue un ataque!!!

—¿Eh?

Ranma quería morir cruel y dolorosamente, se lo merecía.

Él mismo había cabado su tumba.

Palabras Sueltas [Ryoga X Ranma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora