Capitulo 9. ¿Hola? Hola...

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Miraba al pizarron, estaba aburrido. Jugueteaba con el lápiz haciendo garabatos en su cuaderno esperando que el tiempo pasará rápido. Quería llegar temprano a casa y salir con Eri y Mirio a comer helado. El rubio se lo había prometido y le hizo mucha ilusión. El timbre se escucho por todos los pasillos anunciando la hora del almuerzo. Suspiro de alivio guardando sus cosas.

-Oye Tamaki ¿que te parece si almorzamos juntos? - preguntó el rubio enlazando su brazo con el del menor, Tamaki le miro asintiendo.

-¿Podemos pasar buscando a Mei?

-No tengo ningún problema. - le sonrió Kaminari mirando como le sonrió devuelta.

-No, creo que tú serás el del problema.

El rubio río escandalosamente siendo seguido por el pelinegro. Apenas cruzaron el pasillo llegando al taller de la peli-rosa se escucho una gran explosión junto con una gruesa cortina de humo que les segó por unos minutos. Tamaki tocio intentando quitar la mayor parte del humo que trago, el rubio le siguió adentrándose al taller para buscar a la dueña de tamaño desastre.

Cuando sus ojos pudieron apreciar como la chica alfa estaba colgada de la cintura de Tamaki sollozando mientras este negaba y le limpiaba las mejillas manchadas de grasa con un pañuelo que sacó de su bolsillo. Se le hizo bastante gracioso de ver.

-¡¡No puedo salir!! - exclamo la peligrosa apenas Tamaki llego para decirle. - estoy castigada.

-¿Por qué? Si se puede saber. - Mei miro al pelinegro para luego darle una mirada al rubio que se acercó luego de un rato.

-¿Que haces con Tamaki? ¿Por que estas con Tamaki? ¡¿Por que le trajiste a mi santuario?! - voceó señalando al rubio, Denki reprimió una carcajada mirando como Tamaki se encogía en su lugar tras escuchar los regaños. - ¿si quiera por que le estas hablando? ¡Este chico es problemático!

-¡No soy problemático! - exclamo ofendido.

-Eso no es lo que dicen.

-Oh claro, y ¿Tú crees lo que dicen todos los estudiantes de mí? - pregunto este, esa espina de molestia se le incrustó tras los ojos. Algo que no pudo evitar hacerle sonreír con molestia. - a ver... Cuéntame  ¿Que demonios es lo que dicen de mi?

-Oooh cielo, ¿que no dicen? - exclamó esta mirando como el rubio se acercaba pisando fuerte.

-Habla. - gruño.

-Tú y ese alfa de cuarta que se la pasa pegado a tú maldito y  adinerado tracero. - comento esta resistiendose sobre las feromonas que liberaba. - has estado con la mitad de los estudiantes, hasta los profesores. Eres el favorito de Shinsô-sensei ¿por que sera? - se jactó posando un dedo en su pecho. - ¿De casualidad alguna ves te respetaste a ti mismo? O ¿acaso eres tan vulgar y descarado desde siempre?

Tamaki desde su lugar miraba todo, las feromonas del rubio le obligaron a tapar su nariz intentando no caer mareado por la falta de aire. Por otro lado el omega rubio estaba peor, todo era tan reciente, conocía a muchos de los estudiantes, como muchos le conocían a él, todos ellos gracias a Eijiro. Siempre fue su amigo, siempre estuvo con él, no entendía el porque de que todos le asosiaran con su maldita pareja cuando sabia que el pelirrojo jamas se fijaría en alguien como él, no habiendo a alguien mas lindo o mas pequeño que él.

-No tengo nada que ver con esos rumores, jamás he estado con Shinsô-sensei ni ningún estudiante ¡ni siquiera me permito las malditas citas! - respondió. - ¡Ni siquiera sabia que estaban esos rumores de mi! ¡El único idiota con el que estuve fue un maldito alfa que término utilizandome!

Mei retrocedió cubriendo su boca tanto como por las feromonas que le obligaron a retroceder y la impresión de las palabras dichas por el rubio. Tamaki miraba como su nuevo amigo limpio su mejilla de la humedad que se creo en sus ojos. Ahora sabia algo sobre su nuevo amigo. Le abrazo sintiendo como el cuerpo del rubio temblaba tras los sollozos.

Por las noches... {MiriTama}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora