Mina, Sana y Momo, trillizas japonesas, deciden que es buena idea regresar a Corea después de dos años.
Mina, la más pequeña de las tres, estuvo perdidamente enamorada de Chaeyoung en la escuela preparatoria. Con el corazón roto, regresa con sus he...
Estar en Sistemas Computacionales es algo de lo que no me arrepiento, sólo que es cansado tener tantas tareas y proyectos.
Desde que llegué de Japón he intentado hablar con algunas chicas, pero, simplemente es difícil encontrar a una que me llene de emoción.
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— Sana, ya llegué. ~'gritó desde la puerta esperando alguna respuesta.'
— ¡Mitang! Qué bueno que llegaste, te tenemos muy buenas noticias. Por cierto, ¿cómo va todo con la chica de la que me has platicado?, ¿Saliste con ella? ~'la pelirrosa miraba a su hermana con ilusión mientras daba pequeños aplausos.'
— Oh, Momoring. No sabía que hoy estarías aquí. Pasé con Jihyo y me dijo que no se vieron hoy. ~'dijo mientras se quitaba su chaqueta y la dejaba en el perchero.'
— Era mi plan, pero surgió algo en el camino... Oye, Mina, ¿ya superaste el tema de Chaeyoung? Me dijo Sana que te gusta alguien más, me alegra que estés comenzando de nuevo. ~'haciéndole una señal para que se sentara en el sillón, palmeando el asiento de este.'
— Sana, ya te dije que esa chica no me gusta. Sólo estamos juntas en un club deportivo, nada más; aparte Tzuyu no es gay, y aunque lo fuera, no es mi tipo. ~'sus ojitos se cristalizaron y no podía evitar pensar, ¿por qué tan de repente le mencionan a la pelirroja? Si bien los sentimientos que tenía hace algunos años, ya no son tan arraigados, no le encontraba el sentido a traerla al presente; no podía con tantos sentimientos encontrados.'
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🐧. HMIN.
No pensé que Momo mencionaría el nombre de la chica de la que he estado enamorada desde preparatoria. Es inexplicable lo mucho que me emociono con sólo escuchar su nombre, el nombre de la primera persona que me enamoró sin esfuerzo alguno.
Estaba segura que al saber de ella, mi corazón ya no latería con la misma fuerza, pero, el simple hecho de imaginar que puedo volver a verla, me hace estremecer; no puedo ser tan obvia, con ellas no. Me prohibieron enamorarme, pero no enamorarme de cualquiera sino, de aquella chica con cabellos rojizos y orbes maravillosos.