capítulo cinco

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-Asi no - trato de no reír mientras mí esposo trata de hacer un omelette

-¿y como se supone que debo cocinarlo? - murmura confundido

-pues, hay otros pasos luego de quebrar los huevos, no solo ponerlos en la sartén - suelto aún tratando de contener la risa

- ¿Si? - soltó más confundido que antes, tanto que no me pude resistir y termine soltando una carcajada

-ey, no te rías, no todo se logra al primer intento - refunfuño para luego hacer una mueca

-si, tienes razón - tomo el sartén y saco los huevos rápidamente antes de que se quemen - igual hoy tendremos que comer huevos fritos

-mientras esté contigo, lo que desayunaremos es lo que menos me importa - me tomo suavemente de mis mejillas, para besarme lentamente

-no recuerdo la última vez que desayunamos juntos - murmuré luego de que nos separamos

-tal vez por qué soy un completo idiota adicto al trabajo - volvió a acariciar mí mejilla

-tal vez - murmuré con los ojos cerrados

Este es el Ryan que recordaba tener...

Ryan

Me levanté rápidamente cuando escuché mí alarma sonar, vi la ventana, aún era de noche

Comencé a vestirme rápidamente mientras miraba a mí esposa, me gustaría poder tener tiempo con ella, así como antes de mí ascenso

Pero lamentablemente en la empresa me necesitan todo el tiempo posible, y cuando llego a casa veo todo borroso por mis ojos cansados

Beso sus labios suavemente para que no se despierte y salgo

Me la paso sentado en la oficina y le pido a mí asistente las cosas que necesite, como papeles importantes, organización de horarios o comida

Llevo en la mano tantas veces el maldito portafolios que ya parece una extremidad más de mí cuerpo

Pero todo lo va a valer en algún momento, la empresa ya no tendrá estos días atareados y no tendré horas extras

Tendré bastante tiempo para estar con mí esposa, y quién sabe, tal vez suficiente tiempo para crear un mini Ryan o una mini T/n

Sonrío por la motivación y comienzo a trabajar mientras le pido a Rachel mí café

A los pocos minutos veo como entra y lo tiene en sus manos mientras me mira

- déjalo en el escritorio - digo ya cansado, esta es la vigésima vez que se lo digo

-bien - murmuró para dejarlo y luego tocar la mano con la que escribía - nos vemos señor

-Rachel - solté haciendo que se detuviera y me mirara con una sonrisa - no vuelvas a tocar mí mano, si es posible, deja todo en el escritorio y no vuelvas a tocarme, no me gusta mucho el contacto humano - volví a soltar ya irritado

Mí inspiración se había ido, ahora seguía irritado y completando los papeles sin siquiera poder ver la hora

DobleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora