Guatemala, Quetzaltenando.
-Todo se jodió.- dijo su mamá mientras lavaba ropa y él se bañaba.
-¿Por qué?
-Todos se están muriendo, es lo que dijo don Chelo.
-Iniciando el año y puro velorio.- se rió y ella también se unió.
Era mejor reír que angustiarse.
-¿Ma?
-¿Si?
-¿Cómo se llamaba aquel bolito que murió durmiendo?
-Uuum, Bill.
-Fue muerte natural, ¿verdad?
-Saber si fue por guaro, pero le falló el corazón.
-Fácil.
-¡Sí, vos! Ahora ya da pena, todo son puras enfermedades.- decía mientras seguía lavando.
Mario pausó su enjabonada de pelo, pensó: es cierto, van cuatro muriendo de enfermedad.
Varios ya fallecieron conforme a los meses, pero ahora se fueron cuarto tan seguidos que chocaban los velorios y entierros. La gente no se daba a basto para a cuál asistir.
-¡Están haciendo negocio los de las funerales!- dijo mientras continuaba bañándose.
-¡Y los hospitales!- respondió su mamá.
Tenía razón, todos los que conocía morían con medicina en mano. Azúcar, Derrame, Hígado, etc.
Recién se enteró de un patojo de catorce que se enojó tanto que de ahí le dependió un derrame dejándolo ciego primero y llevándoselo a la semana. La noticia causó sorpresa, la gente decía: ¡Y tan patojo!, ¡Dios nos libre!, ¡¿Ya viste? Cuidaté, no te pongas bravo!, ¡Mirá tu modo!; entre otros, se sentía igual o un poquito más sorprendido porque lo había conocido al menos una vez.
Perdí la batalla.
Es lo que había dicho el patojo, eso lo publicaron en el Face. Hasta aquí quién sabe. No le cuadraba la cosa, pero no se pondría a averiguar.
Daba pena, y mucha.
Mario solo recuerda a Bill como el único que murió sin sufrir tanto, lo que más le daba miedo era morir como aquellos que tardaron años en hacerlo, escuchó de casos horribles, uno de ellos de una comadre de su mamá, la pobre cayó en un barranco quedando en silla de ruedas, con el paso del tiempo le salieron llagas al punto que su hija y su mamá-cuando la visitaba- lloraban quitándole pedazos de carne mientras la aseaban, le echaban talco, cremas o perfume para minimizar el mal olor, pero la hentina llegaba hasta afuera de la casa donde estaban, finalmente, se la llevó el cáncer.
Su mamá fue varias veces a verla, era su única amiga. Le causaba tanta tristeza esa historia.
Otra de las que oyó fue de una señora que quedó en cama durante años y se le hicieron llagas, sus hijas la lavaban de mañana y tarde, mas eso no evitó los gusanos. La mujer se quejaba de estarse pudriendo viva ya que le sacaban gusanos todas la veces. Y la última de un señor que se le caía la piel.
Todas daban tristeza, pena o miedo.
Mario pensaba que morir cada vez costaba más