Una noche [Stony]

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Tony como siempre fue a la fiesta que Natasha daba en su casa, era amigo de la pelirroja desde la escuela, y ahora que estaban en la universidad se habían vuelto a reencontrar, además que esta fiesta era para dar inicio al nuevo año universitario.

—Nat, si que te diste un reventón este año. —Rió el castaño que abrazaba sobre los hombros a una chica rubia.

—Siempre me los doy, sobre todo ahora que Bucky al fin se vendrá a vivir conmigo. —La nombrada anteriormente bromeaba con sus amigos.

—Es extraño que no te estés ligando a nadie Tony. —Se burló la rubia a la que el nombrado estaba abrazando.

—No te preocupes querida Pepper, la fiesta aún no está en su punto. —Sonrió bebiendo en su vaso el alcohol que él mismo llevó para cooperar en la fiesta.

La noche pasó volando, muchos estaban tan ebrios que ni sabían quienes eran, la fiesta estaba fuera de control; Nat había desaparecido junto a su novio y Tony se encontraba en el baño siendo besado desesperadamente por otro chico más alto y fuerte que él, los jadeos no se dejaron de escuchar en aquellas 4 paredes, Tony abrió la puerta del baño y sonrió de lado, si iban a follar, que fuera en una recámara de la gran casa de Natasha, así que tomó a aquel chico de la mano, para así llevarlo a una recámara desocupada.

Aquella noche Tony y aquel desconocido gimieron y jadearon hasta que se cansaron, fue una noche desenfrenada, otra más para Tony, aunque raramente esta vez se sintió distinto, se sintió verdaderamente amado y eso le asustaba, así que cuando despertó al lado de aquel chico, se asustó, lo miró detenidamente y reconoció que parecía un ángel con aquellos labios rosados que había besado, con ese cabello rubio como el de un ángel y además esos ojos azules como el cielo.

Tony se convenció que aquello solo fuera un acostón como cualquier otro, al fin y al cabo nunca más lo volvería a ver.

Se levantó, tomó su ropa y se vistió con rapidez, se fue de la casa de Nat y volvió a la suya, al ingresar a esta vio a su madre con una taza de café en la mano y con cara de preocupación.

—Hola ma...

—Dios mío Anthony, no sabes lo preocupada que me tenías. —Corrió a su encuentro, su madre al verlo llegar tocó su rostro y luego arrugó la nariz—. Apestas a alcohol, mejor ve a darte un baño y luego baja a desayunar. —Le recomendó María, su hijo solo asintió subiendo a su recámara.

[...]

Sí, una noche, él dijo solo una noche, las cuales se volvieron más de las que podía contar, no sabía que había pasado, ¿Dónde había quedado su faceta de Playboy? nunca se había acostado 2 veces con la misma persona, pero Steve Rogers, aquel chico rubio, tan tierno, pero a la vez tan playboy como él, había obtenido lo que nadie, una noche más con Tony Stark, nadie lo sabía, tampoco es como si ambos quisieran que lo supieran, pero ya tan solo saberlo ambos era una molestia.

No había sido solo una segunda noche, si fuera solo acostarse estaría bien, pero llegaron al punto de mirarse fijamente luego del sexo, se hacían cariño, no decían nada, pero las acciones hablaban por si solas, eso ya no era simple sexo, era hacer el amor, aun si no querían aceptarlo eso era.

Esta era una de esas veces en las que se hacían cariño luego de hacer el amor, Tony se sentía indefenso entre esos musculosos brazos, ante la tierna mirada de Steve, este le transmitía adoración, fascinación hacia su persona.

—Tienes los ojos más hermosos que he visto en mi vida Stark —susurró Steve besando su frente.

Tony desvió la mirada y se sonrojo por ello, apenas sintió el beso se dio la vuelta, él no era alguien quien mostrará sus sentimientos, no olvidaba la última vez que lo hizo y lo herido que resultó de ello, no había sido nada lindo el como destruyeron su corazón.

—Stark, Tony. —Steve tocó el hombro del nombrado y este se encogió en su lugar—. Para mi no es tan fácil decir esto, pero... esto no es simple sexo, ya no, yo te hago el amor, te entrego parte de mi corazón y alma.

Tony se sorprendió por lo dicho y sonrió levemente, se dio la vuelta sentándose en la cama y mirando al rubio.

—¿Dónde quedó el Playboy que decía que no había sentimientos de por medio? —preguntó con gracia y viendo como Steve levantaba los hombros.

—El que dijo esas palabras exactamente fuiste tú. —Sonrió divertido y Tony solo optó por voltear los ojos—. Llevamos 5 meses con la misma rutina, con suerte nos saludamos en el pasillo de la universidad, solo me puedo limitar a ver ese perfecto trasero que posees.

—Ese es el Steve que conozco, caliente, insaciable y... —Se acercó al rostro del rubio acariciando su mentón—. Sexy, pero a la vez tienes un aura que me deja sin defensas.

Se quedaron mirando fijamente y ninguno pudo contenerse a probar los labios ajenos en un beso suave, sin apuro, sin otras intenciones que transmitir sus más profundos sentimientos, luego de unos minutos se separaron juntando sus frentes y con los ojos cerrados.

—Me gustas Tony.

Tony abrió los ojos por aquella confesión, no estaba seguro de volver a confiar, pero tal vez Steve no le haría daño, solo el tiempo sería capaz de decirlo, así que se atrevió a decir lo que su corazón sentía.

—También me gustas.

Ambos se sonrieron y Steve estrechó al castaño entre sus brazos.

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