Ruta de Amor y Fútbol

Empanadas

Habían pasado casi 3 semanas desde que Memo le había confesado a Hirving y Andrés sus sentimientos por Lionel, y que el argentino había hecho lo mismo con Kun; durante ese tiempo ambos jóvenes se animaban a dar pequeños pasos en la búsqueda de, quizás, ser más que amigos; abrazos, pequeños detalles incluso uno que otro beso en la mejilla,  aunque realmente ninguno de los dos daba verdaderamente el siguiente paso.

Se le había hecho costumbre a Memo recoger a Lio de sus entrenamientos de fútbol y llevarlo a su casa, o por lo menos acercarlo a su casa, por lo que las aventuras en la combi no cesaron, Messi se había acostumbrado al tráfico, a las mentadas de madre y poco a poco aprendió la tarifa del pasaje, todo fuera por pasar más tiempo a lado de ese bello joven de cabello rizado. De la misma manera, la abuela de Lionel de vez en cuando le mandaba empanadas a Memo, las comían juntos cuando regresaban a casa en la combi o cuando volvían de algún entrenamiento o partido.

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El torneo estaba siendo todo un éxito. El equipo había asegurado un pase a semifinales gracias a la magia del astro argentino y a la muralla que era Ochoa, además, la aceptación de Lio por parte de los muchachos y el entrenador, mejoraba cada día. Al término de ese partido, Memo se acercó a Lionel para decirle algo importante.

-Iré con Rafa a ver lo de los uniformes, ves que ya se junto la lana para comprarlos, te regresas con Chucky, vayan con cuidado. Por cierto, ¿mañana te gustaría acompañarme a dar una vuelta en la combi? Quiero decirte algo. -Un pequeño sonrojo se instaló en las mejillas del más alto al momento de decirle eso al otro joven.

-Claro, te veré mañana entonces, pero pasás por mí temprano. -Lio sonrió y se despidió con la mano para acercarse a Chucky.

Hirving Lozano era un joven a quien le gustaba mucho hablar, hablaba hasta por los codos, y durante todo el camino le fue contando a Lionel muchísimas cosas, igual por eso decían que era muy chismoso.

-... y así fue como se creó el equipo, esperemos que alguno de nosotros pueda jugar en la Selección algún día, sería un sueño. -Hirving suspiró mientras caminaba, y le dió una palmada a Lio en la espalda.

-Hirving, ¿vos sabés qué es lo que me quiere decir Memo mañana? -Messi soltó la pregunta sin más, en realidad no le estaba poniendo mucha atención al más joven porque solo pensaba en Guillermo.

Chucky se puso rojo como un tomate, negó con la cabeza y corrió calle arriba, tratando de evitar a toda costa esa conversación, porque él sabía lo que Ochoa planeaba decirle al argentino, pero no iba a echar de cabeza a su amigo. Sin embargo, la rapidez de Messi le dió para alcanzar al otro en unos pocos segundos y plantarse justo al frente del muchacho.

-¿Vos sabés, verdad? -Dijo Messi sacudiendo por los hombros al chico. -Décime o le diré a mi abuela que no te mande más empanadas.

-Seas mamón. -Las empanadas se habían vuelto una de las cosas favoritas de Hirving desde que convivía más con Messi, por lo que le hizo una cara de enojo cuando le dijo eso. -Memo me obligó a no decir nada sobre eso, me madrea si te digo algo y no quiero quedar como chismoso.

– Bueno, bueno, no voy a hacer tanto quilombo, pero dame una pequeña pista, che.

– Se paciente, estoy seguro de que te va a gustar lo que te va a decir, te conviene esperar.

– Voy a confiar en vos, Hirving. -Messi soltó a Chucky y ambos siguieron su camino hacia sus casas.

A la mañana siguiente, el claxon de la combi de Memo alertó a Lionel. Salió de su casa bastante emocionado y sonriente, lo que le había dicho Hirving el día anterior le dejó con una gran expectativa para el día siguiente.

– ¡No olvides las empanadas! – Le gritó su abuela desde dentro de la casa, antes de que Lio saliera corriendo, tomó la bolsa de las empanadas y salió al encuentro con el hombre de cabello rizado que le había robado el corazón.

– Hola Memo. – Sonrió ampliamente, y se acercó a abrazarlo.

– Lio, ¿Te vas a ir en pijama? –Correspondiendo la sonrisa, jaló un poco a Lionel para abrazarlo con fuerza observando lo que el argentino traía puesto.

– ¿Pijama? – Se separó del abrazo y miró con confusión a Memo.

– No mames Lio, traes una playera del PRI, esas nada más se usan de pijama o para la talacha. – Se echó a reír mientras le daba un pequeño zape a Messi. – Cambiate eso o no te llevo.
– ¿Qué tiene de malo, pibe? Me veo guapo. –Hizo una pose, como modelando la playera.

–Es un partido político, te las dan cuando hacen campaña, no quieres andar por ahí con una playera del PRI, creeme.

–Dale, que me voy a cambiar entonces.

El argentino regresó rápido a cambiarse, y a los pocos minutos, ambos jóvenes se encontraban trabajando en la combi siguiendo la misma rutina; escuchar música, platicar, jugar entre ellos, cantar y sobre todo, hablar de fútbol.

–El América vs Chivas es como el River vs Boca o el Real Madrid vs Barcelona, son clásicos imperdibles, y yo, obvio soy águila de corazón. –Ochoa bromeó y se tocó el pecho, como símbolo de su devoción al América.

–Por eso la importancia de ganar el torneo.

–Ajá, además de que sería un gran triunfo para nosotros y una gran oportunidad. El deporte ha sacado a muchos de la depresión, de las drogas, de los malos caminos, nos ha enseñado el valor del trabajo en equipo y de la amistad. –Guillermo mantuvo la mirada fija al frente, como recordado a uno que otro amigo que había perdido a causa de la inseguridad del país o de las malas decisiones que los obligaron a terminar en lugares no muy bonitos.

–Es más que fútbol, es un sentimiento, es algo que puede unir a miles de personas, abrazar a un desconocido solo porque trae la misma remera que tú, gritar un gol con la misma emoción que si te hubieras sacado la lotería.Es más que fútbol, es una promesa. –Ambos expresaron en ese momento lo que el fútbol significaba para ellos, lo que sentían al estar en el terreno de juego, era algo indescriptible para cualquiera, eran jóvenes pero el futuro seguramente les daría grandes momentos en una cancha, y tal vez, con algo de suerte y mucho esfuerzo, serian los mejores del mundo.

Guillermo detuvo la combi debajo de un árbol en la base donde le tocaba esperar su turno para salir, aprovecharon ese momento para compartir las empanadas y una plática más.

–Lio, ¿te gustaría jugar en un mundial? –Soltó esa pregunta así como si nada, Memo no se ponía a pensar mucho en las grandes ligas, ni siquiera creía que le sería posible llegar a jugar en un club o en la Selección.

–Claro que sí, con Argentina, obvio. Me gustaría ganar un mundial, me gustaría estar y ganar algo con la selección.

-Lo lograrás, tú, Lionel Messi, serás el mejor jugador del mundo. –Al decir esas palabras, Memo puso una mano en el hombro de Lio y lo miró directamente a los ojos. – Oye quiero decirte algo.

Messi también lo miró directo a los ojos, en ese momento, parecía que todo a su alrededor se había quedado en silencio, solo esperando las palabras de Ochoa, la ansiedad y la esperanza le hicieron un nudo en la garganta a Messi, quien recordaba las palabras de Hirving y todo lo bonito que había pasado en las últimas semanas con Memo.

-Mira, nunca he sido mucho de sentimentalismos, pero me gusta ser directo. Contigo me he sentido en las nubes desde que te conocí, eres un tipo bastante agradable y un futbolista magistral, y... –Tomó aire para decir lo que realmente quería decir. –Me gustas Lio.

Sin decir una palabra, Lionel sonrió y sus ojos se iluminaron, el ambiente se había vuelto dulce, podía sentir esa magia en las palabras de Memo y en la nerviosa risa que soltó al final, no pudo hacer otra cosa más que ser valiente y acercarse al mexicano a dejar un dulce y suave beso en sus labios.

– Vos también me gustas.

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Ahhhh, una disculpa por publicar un mes después jajsja se vinieron las fiestas decembrinas y perdí el avance de este capítulo, espero que les siga gustando, gracias por leerme les tqmm 💞