Pobre Soñador

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-Me encantaría. -Lio subió a su bicicleta y se fue, no sin antes dedicarle una tierna sonrisa a Guillermo. -Decíme cuando.

-Mañana voy a salir a chambear, si quieres nos vemos mañana. -Un ligero sonrojo se formó en las mejillas de Memo, y se preguntó por qué se sentía así.

-Dale, te acompaño.

-Te veo mañana entonces, en el Palacio, ahí está mi base y... -Sus palabras fueron interrumpidas por Layún, quién desde lejos le gritaba que se apurara para ya irse. -Te veo mañana Lio.

Ambos se separaron, sonriendo mutuamente, felices por el resultado del día y por está nueva amistad que estaba surgiendo. Pero, ¿sólo amistad?

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Memo esperaba pacientemente su turno para salir de la base mientras también esperaba la llegada de Lionel para acompañarlo. Estaba muy nervioso de ver a Lio, aunque no sabía bien por qué, simplemente sentía un escalofrío por todo su cuerpo, sentía...¿ mariposas en el estómago?

Lio no tardó en llegar, intentó arreglarse para su nueva aventura en la combi de Memo; se puso una playera azul y unos pantalones de mezclilla, trató de ir fresco pues el calor ya azotaba el día. Arribó a la base y se acercó a la combi de Memo, lo vió frente al volante, esta vez, el muchacho traía sus típicos chinos agarrados en una pequeñpa coleta, además, curiosamente también vestía una playera azul, Messi no negó que aquel hombre era un galán, lo cual lo hizo sentirse nervioso por el encuentro.

-Hola Memo. -Messi se acercó a la puerta del copiloto.

-Lio. -Una gran sonrisa se dibujó en su rostro, le bajó a la música que estaba escuchando. -Súbete, ya casi nos toca salir.

El argentino subió de inmediato a la combi, por segunda vez, le costó trabajo, pero Memo le dijo que sería cuestión de práctica, y eso, para Lio sonó como que no sería la primera vez que acompañaría al otro a su trabajo como chofer, lo cual representó gran felicidad para ambos. 

-¿Qué estabas escuchando?

-A El Tri, ¿Los conoces? -Memo avanzó para que la gente que estaba formada en la base pudiera subir, iban rumbo al metro Plaza Aragón, un viaje corto, después regresaría a San Cristóbal, tampoco iba a abusar del tiempo de Lionel.

-No, no conozco mucha música mexicana.

-Aquí tengo a alguien que seguro conoces, la pongo y cuando se llene, la vamos escuchando. -Buscó la canción y le puso pausa para sorprender a Lio.

No pasaron más de diez minutos para que por fin emprendieran su camino. Lionel le confesó a Memo que sentía emocionado de acompañarlo en su día de trabajo, y Memo le dijo que él también estaba muy alegre de que haya aceptado su invitación y lo invitaría a comer más tarde, La idea de pasar tiempo juntos para ambos era magnífica, se sentían tan bien el uno con el otro, aunque solo llevaran un par de días de conocerse, era una de esas conexiones instantáneas en donde te sientes libre, donde puedes ser tú mismo.

-Si no te la sabes, te bajo. -Bromeó Guillermo antes de poner la canción

Justo en el momento en el que Memo puso la canción, una sonrisa aún más grande que la que ya tenía Lio se posó sobre su rostro, pues era una canción muy conocida de una banda que es un gran referente de Argentina, y del rock en español en general.

-Podría reconocer esa canción hasta en China.- Soda Stereo, "De música ligera" comenzó a envolver a los dos jóvenes y a todo el pasaje en general. En el rato que duró la música, intercambiaron miradas y sonrisas, pues ambos iban cantando.

-Gracias... totales. -Dijeron al unísono recreando aquella legendaria despedida de Cerati, seguido de una agradable risa, que fue interrumpida por un pasajero que bajaba en la siguiente esquina.

-Enseñáme más de la música que te gusta.

-Obvio wey, si esa la puse para complacerte, no vayas a querer que te ponga un tango. -A Memo le gustaba bromear con Lio, sentía que eso lo acercaría más a él, y estaba en lo correcto, pues el argentino se sentía bienvenido con él. 

Durante el viaje, los dos jóvenes platicaron bastante sobre sus vidas, sus metas, sus familias. Guillermo le contó a Lionel que estudiaba en la FES Aragón y que la combi le pertenecía a su padre, Memo la usaba para trabajar los fines de semana y en las vacaciones, además le contó que había estado fichado en las fuerzas básicas del Club América, pero por diversas circunstancias no pudo seguir ahí, aun así el fútbol siempre sería su gran sueño.

Lionel también decidió abrirse con Memo, le habló sobre las razones por las cuales estaba en México; su padre había conseguido un trabajo muy bien pagado, habían dejado todo atrás para poder venir y cumplir con el trabajo y para intentar tener un mejor nivel de vida. Como había llegado casi a finales del ciclo escolar, aún no tenía una escuela, pero buscaría donde poder terminar la preparatoria en el siguiente periodo. En realidad, fue una conversación muy íntima y muy amena.

La gente subía y bajaba, para ese punto del viaje, estaban a la altura de la Pirámide de Ciudad Azteca; la música seguía sonando, y justo en el semáforo,  una canción en especial despertó algo en Memo que no supo explicar, o que no quiso aceptar en ese instante.

"Tú eres como un sueño, y yo tan solo soy un pobre soñador. Tú eres como un sueño, y de ese sueño nunca quiero despertar"

Guillermo clavó su mirada en Lio, lo miraba como si Lio fuera lo más hermoso del universo, como si todo a su alrededor hubiera desaparecido y solo fueran ellos dos. El palpitar de su corazón se aceleró y sin darse cuenta sonrió. Al instante, Messí también lo miró, sus ojos se cruzaron en un momento único y perfecto.

-¿Qué mirá bobo? Andá pa'alla que ya se puso el verde. -Lionel estaba tan sonrojado que desvió la mirada

-Me encanta tu acento. -Lo dijo sin pensar, que también se sonrojó y volvió la mirada al frente, avanzó un rato más hasta que llegaron a su destino.

Estando en la base de Plaza Aragón, Memo checó su tarjeta donde le correspondía y le explicaba a Messi que eso era parte de estar en un grupo de transporte colectivo, además de contarle cómo funcionaban las rutas y los servicios del metro, el pasaje mínimo, y muchos otros detalles del oficio de chofer.

-Vamos de regreso a San Cristóbal, ahorita te invito algo de comer. ¿Va?

-Va. Me gusta la idea, así me podés contar sobre esa canción que sonó en el semáforo.

-¿Ah?. -Memo se volvió a sonrojar pero supo disimularlo. -Se llama "Pobre Soñador", es de El Tri, sin duda una de mis canciones favoritas de la vida.

-Que sonó muy bien, me gustó.

El viaje de regreso siguió la misma rutina; música, plática, miradas que indicaban que los dos ya habían sentido esa conexión pero que ninguno se atrevería a traspasar la línea de amistad, al menos no hasta que se conocieran mejor.

-Mi mamá nos mandó unas tortas de jamón. -Memo sacó una pequeña bolsa donde venían dos tortas y dos boing de mango, uno para cada quien. -¿Sí te gustan?

-¿Tortas de jamón? Pará, que las tortas son dulces, pelotudo.

-No mames, ¿como dulces wey? -Desenvolvió una de las tortas y se la dió al argentino. -Esto es una torta de jamón.

-Ah, es que yo estaba pensando en las que son grandes, como de chocolate o rellenas ¿me entendés?

-Eso es un pastel. -La dulce risa de Memo se hizo presente otra vez. -Mejor come, te hace falta mucha cultura mexicana, compadre.

-Para eso estás vos, para enseñarme. -Lio comió con alegría.

Llegando a San Cristóbal, Memo le ofreció a Messi llevarlo hasta su casa, lo cual, a Lionel le pareció buena idea. Fuera de su casa, se despidieron y el otro agradeció la compañía durante su día de trabajo, mientras que Messi también expresaba el agradecimiento y la emoción de haber sido parte de su labor como chofer por un día.

-¿Te puedo ver otra vez? -Preguntó con timidez al de cabello chino.

-Me puedes ver las veces que quieras, además ya eres parte del equipo, y somos amigos ¿no?

-Somos amigos.

Con una sonrisa y un largo abrazo se despidieron, deseando algún día poder ser más que amigos.

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