Goku en BNHA: Un Mundo En El Que Puedas Vivir

Capítulo 2 - La intención es lo que cuenta

¡No me esperé un buen recibimiento de ésta historia tan pronto! Se los agradezco en gran medida.

Con el bombazo que tuvo Boku No Hero Academia desde finales del año pasado y comienzos de éste, tenía la certeza de que alguien, revisando su feed vagamente, se topara con mi historia. Gracias de antemano por darle una oportunidad.
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En el capítulo anterior, Inko y Goku se conocieron.

Un incidente ha provocado la falla en el cableado eléctrico de la zona urbana donde nuestro protagonista reside, así que éste se propone a ir en busca de alimento para consumir durante la noche y para llevar de almuerzo al trabajo.

Al hacer un acto de solidaridad por una compañera del supermercado, Inko Midoriya recibe la pena de ser despedida como medida preventiva ante una posible quiebra. Ella no fue la única, decenas de trabajadores también fueron echados aunque no lo merecían.

¿Su segundo encuentro es causa del destino o de una coincidencia?
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-Eres el tipo de la tarde... Hola.

A pesar de sentirse un tanto deprimida, Inko no iba a mostrar su lado vulnerable, así que le regresó el saludo. Tenía que sacarle lo positivo a las cosas por más jodidas que éstas fuesen.

-Qué casualidad -Goku la miró directamente al rostro-. ¿Supiste lo del apagón? Hace unos minutos que se fue la luz en toda la zona.

-No, recién... salí de trabajar -Inko bajó la cabeza un poco por la mención del tema-. Ya iba para mi casa y me topo con esto. Vaya día.

-Wow, ¿tienes trabajo de medio tiempo? -inquirió el azabache- Pensé que operabas durante el día.

-E-Es más complicado de lo que aparenta -respondió la peliverde a secas-. Ya debo irme, Goku. Que tengas bonita noche.

La charla no tenía futuro, así que Inko decidió rodear al saiyajin para marcharse.

Algo no olía bien. ¿Qué había hecho mal el pelos parados para desagradar a la mujer? Goku estaba sumamente confundido. Por si eso no fuera suficientemente sospechoso, pudo escuchar un casi inaudible nudo en la garganta de Inko.

-Inko, ¿segura que no te pasó algo malo? -el azabache puso en duda lo que se temía- Perdona que te lo pregunte yo pero, no te escuchas contenta del todo.

La susodicha aclaró su garganta y dijo:

-Estoy bien, no hace falta que te preocupes.

Mientras abrazaba su propio pecho al caminar, Inko se fue caminando en dirección contraria a la del saiyajin.

-Será mejor no meter las narices donde no me llaman -sentenció para sí mismo.

Antes de poder seguir su camino, sus zapatos casi aplastan un papel con escritos encima.

-¿Ah? ¿Qué es esto?

Tomó en sus manos dicho pedazo de papel y lo alzó hasta que sus ojos pudieran capturar las letras con tinta negra.

Sólo lo revisó de manera muy superficial, buscando palabras claves para no escudriñar demasiado algo que no era de su propiedad.

-Una carta de renuncia...

Ya que le había picado la curiosidad decidió seguir leyendo.

-Por medio de la presente... Bla, bla bla... Recorte de personal... Bla, bla, bla... Falta de fondos... Bla, bla, bla...

Al llegar al final de la carta, lo que leyó causó más que una conmoción.

-Nos vemos en la forzosa necesidad de revocarle su puesto de trabajo...