(2) guardias inconscientes

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Que aburrido.

Desde que me desperté tengo que estar en mi aburrida habitación, mi abuelo tiene visitas importantes por toda la casa y como nadie sabe de mi existencia yo debo quedarme en el piso de arriba como ratón escurridizo.

Ya no me importa, me cambio de ropa por una más cómoda, tomo mi otro celular y bastante dinero.

Distraigo a los guardias y salgo sin ser detectada por cámaras, ya sabes los llamados puntos ciegos, que guardias más irresponsables es decir ¿cómo descuidan a la única nieta del presidente?

En fin hay algo que me causa demasiada curiosidad justo esta parte del país es la que tiene más convictos.

Si iré a la cárcel a preguntarle a las convictas su historia, a la cárcel, en especial esta cárcel tiene los dos géneros, pero son dos cárceles diferentes en el mismo terreno. Yo obviamente iré al de las mujeres pero las más tranquilas, solo por si acaso.

(...)

Me tocó sobornar a un guardia para que digan que soy reportera y así poder "entrevistar" a algunas aunque sea.

La primera es: Dana Savarely.

Arrestada por: intento de asesinato y falsificación de identidad.

Condena: quince años por ambos delitos.

Encarcelada hace: siete años.

Edad actual: veinte cinco.

Edad de encarcelamiento: dieciocho.

Comportamiento: tranquilo.

Ese es su expediente.

Me desconfía un poco su delito pero bueno.

Un guardia me lleva al lugar de visitas, pero como no estamos a la hora no hay nadie, luego de unos minutos llega ella junto a dos guardias, ellos se van cerca de la puerta dejándome vulnerable ante ella.

— hola Dana, soy la reportera Rachel Giménez, y vengo a hacerle unas preguntas — asiente con la cabeza, manteniendo su mirada perdida.

Obviamente, no le diría mi verdadero nombre.

— y ¿cuál es su nombre?

Ya lo sabía por el expediente, pero quería empezar con preguntas fáciles.

— Dana Savarely, pero estoy segura de que ya le entregaron mi expediente.

— realmente si, ya me lo han entregado y ya lo he leído — contesto ya no hay porque mentir.

— ¿entonces quería verme la cara de idiota?

No dejaré que me intimide.

— no tenía ninguna intención de ofenderla, solamente quería empezar con preguntas fáciles. — respondo con facciones neutras, que no demuestran nada.

Ella solo asiente lentamente.

— bueno, para no tomarla como idiota le haré preguntas que no estaba en el expediente que me dieron.

Asiente nuevamente.

— ¿a quién intentó asesinar?

Ni se sorprende.

— un desconocido, nadie importante.

— y ¿por qué lo hizo?

— así porque sí.

— y ¿qué hizo para que usted lo matara? — mi tono de voz es neutral, es como si las preguntas fueran de un robot lo cual no es bueno, se supone que los reporteros piensan muy bien sus preguntas para tener éxito.

Duda un segundo, pero trata de no demostrarlo

— nada más investigué a mí víctima y la maté punto.

— acaba de decir que era un desconocido y ahora dice que lo investigo.

—bueno, la verdad es que han pasado muchos años.

Es cierto, nunca pudieron reconocer el cadáver, ella se ocupó de destrozarle la cara y algún indicio de quien era.

— claro, la entiendo estos detalles se olvidan.

Yo creo que está mujer no es de los asesinos que matan sin una razón, hay algo más, estoy segura de que todas fueron mentiras de su parte, no tengo ni una duda volveré.

— bueno, señorita Savarely ya son todas mis preguntas, quizás venga otro día a visitarla.

Ese "quizá" se traduce a: obviamente sin excepción volveré.

Ella da una leve sonrisa, únicamente para ser cortés.

Entran dos guardias y se la llevan.

(...)

Estoy esperando hace veinte minutos a la próxima convicta, pero nada.

A los veinticinco minutos me canso y decido salir, nunca he tenido que esperar nada, y no comenzaré ahora.
Hablo en serio de niña pedía algo y ya los tenía a todas/os corriendo por ello.

Tengo instinto de supervivencia sé donde entrar.
"Me canso y decido salir " grave error, me perdí en la gigantesca cárcel, sé cómo defenderme, pero todas aquí son criminales a sangre fría, bueno pensándolo mejor bastantes familiares de la parte de mi madre son criminales, por ello estoy acostumbrada.

Estas paredes son todas blancas sin duda.

Veo a alguien "Normal", bueno vestida normalmente, la persona me mira y empieza a acercarse, lleva puesto un vestido amarillo suave y su pelo castaño lo lleva en ondas, con unas gafas rosadas.

— hola, soy la doctora Fernández — saluda, con una sonrisa.

— hola, yo soy una nueva reportera Rachel Giménez — siempre uso el mismo nombre falso, no soy idiota.

— oh ¿y ha venido a entrevistar a alguna convicta?

— si, Sofía Pérez.

— si, bueno nos vemos.

Se aleja apresuradamente.

Voy a salir de aquí.

(...)

No he encontrado a ningún guardia, está vacío.

Un ruido muy fuerte empieza a sonar.

Mierda.

Una alarma.

Escucho que alguien corre cerca de mí y me activó, empiezo a correr como si mi vida dependiera de ello, bueno así es.

Llego a una empiece de patio y ahí se dejan de escuchar pasos detrás de
mí, pero no me detengo ni por eso.

Hay una reja que separa el patio de esta parte, entro ahí cerrando la reja, ya nadie corre, el silencio inunda esta parte, a unos pasos de donde estoy hay una ¿oficina? No lo sé, pero no se ve como una celda, quizás haya guardias, veo tirada una daga cerca de la reja y no dudo en tomarla.

Tengo dos opciones o entro y hay un asesino, o entro y hay guardias y un teléfono. Porque salir no es una opción.

Aprieto fuerte la daga con mi Palma y entro.

Sin duda es una oficina, hay un escritorio, un librero y un sillón.

Al lado del librero se encuentra una puerta negra.

Me relajo, breve mente hasta que escucho un ruido agudo.

Trato de mantenerme alerta.

— ¿cómo entraste? — se oye cerca de mí, justo después de que las luces se apagaran.

Lo último que escucho es "jodida mierda" y pasos que se acercan.

Su voz es de un hombre, identifico antes de perder la consciencia.

Me desmayó.

En La Oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora