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Enamorarse nunca se planea, sucede sin que uno lo note, pero cuando se dan cuenta ya están suspirando, pensando, deseando verle otra vez, ansiando poder besarle, abrazarle o acariciarle.
── ¿Un alfa? ───Se limitaba a observar confuso a su madre que le relataba sobre el momento dónde encontraría a su alfa indicado, aquel que estaría para toda la vida con la él. ── ¿Enamorarse?
── Si mi terroncito, un día te pasará eso ───Asegura con una sonrisa mientras daba acaricias sobre la cabeza de su hijo. ── Prometo que tendrás tu cuento de hadas y serás muy feliz.
── ¿No es absurdo eso? Los cuentos son fantasías no una realidad ───Dice sosteniendo el libro que había terminado de leer su madre, está solo suelta una suave risa a sus palabras. ── Es tonto el amor.
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── Pero mamá, yo no quiero enamorarme ───Aclara confirmeza, pero inflando sus mejillas haciéndolo verse tierno. ── Yo seré el mejor artista del mundo, no necesito distracciones.
── Cariño ¿Acaso no me darás nietos? ───Le mira fingiendo tristeza, el pequeño se acerca a su madre para agarra sus mejillas y mirarla a los ojos. ── El amor no es malo, sentirás cosas hermosas.
── No mami, enamorarse solo es problemático... ¡Te daré nietos gatunos! ¡Muchas gatos! ───Chilla escuchando reírse a su madre quien le deposita un beso en su mejilla. ── No necesito un Omega.
A veces te flechas con la persona menos esperada mientras más quieres dejar de amarle tu corazón se aferra más a la persona necesitándola para poder vivir con más tranquilidad, eso ocurre con los protagonistas.
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