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𝚈𝚘𝚞 𝚠𝚒𝚕𝚕 𝚊𝚕𝚠𝚊𝚢𝚜 𝚋𝚎 𝚢𝚘𝚞,
𝚒𝚏 𝚢𝚘𝚞 𝚝𝚛𝚞𝚜𝚝 𝚢𝚘𝚞𝚛𝚜𝚎𝚕𝚏
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𝙎𝙘𝙤𝙧𝙥𝙞𝙪𝙨:
Nací en noviembre, el 18 de noviembre para ser exactos. No recuerdo mucho a mi madre, murió al nacer mi hermano pequeño, en ese momento tenía casi dos años. Tuvo que dar a luz en su casa sola. No podía arriesgarse a salir y que los mortifagos la matarán o la secuestran. Los hospitales eran muy peligrosos en la primera guerra mágica.
Y seguramente os estaréis preguntando ¿Donde estaba tu padre?
Respuesta, peleando contra sus primas por no creer en la supremacía de sangre. Siempre fue la traición de la familia o eso dice mi abuela constantemente.
Ella nos crío a las afueras de donde antes vivía. Ahora estábamos en una casa grande con mucho campo por los alrededores en medio de un frondoso bosque. Te despertaban los pájaros cantar y podían dormirte con los susurros de los grillos.
Pero cada mañana antes de tener los once años comenzaba el entrenamiento.
— Arriba Scorpius - dijo abriendo la puerta con fuerza.
Mi nombre seguía la tradición de los Black. Era el nombre de una constelación, y podía servir para ambos géneros. Aunque prefería el diminutivo, Scorp. Que solo me lo llamaba Reggie.
Desde que el sol salía tenía cinco minutos exactos para bajar abajo. Tenía que estar ya la cama echa, yo vestida y peinada. A parte de despertar al monstruito.
Tenía que bajar corriendo dando pisotones a los escalones. De mientras, me ataba el pelo como podía en una coleta. Llegué a su lado con las manos en la espalda y el mentón en alto. Había una pequeño mechón que se escapó apoyado en mi mejilla y simplemente lo sople.
— Tres segundos tarde - dijo parando el cronómetro.
Yo nunca la miraba a los ojos, daban miedo. Cuando ella se giraba yo la seguía, usualmente era para ir al sótano a practicar, no había nunca desayuno. Walburga siempre decía, hay que merecerse la comida.
El deporte de los Black era el ballet. Pero en las mañanas tocaba los bailes de salón. Reggie esto no lo hacía, estaba estudiando y leyendo el día entero. Solo me acompañaba de vez en cuando, aún que mejor para él, es muy pequeño.
— Si no tienes elegancia, no podrás casarte bien - otra cosa estúpida que oía cada día.
Mi segundo momento favorito del día era la hora de la comida. Aunque la mayoría de veces solo era un vaso y un plato pequeño.
— Ballet - decía quitándome el mantel.
El baile podía ser algo precioso, podáis expresarte y despejar tu mente. Pero cuando una persona te abusa a entrenar, comienzas a odiarlo. Mi abuela hizo que odiase lo que una vez ame de pequeña.
Luego llegaba lo peor, las lecciones sobre la supremacía de sangre. Esto lo teníamos los dos. No creía en nada de eso. Supuestamente debería de odiar a los muggles, pero al mudarnos cuando yo era solo un bebé trajeron todas las cajas. A los seis años rebusque entre las cosas y vi una con el nombre de mi padre, tenía un tachón encima.
La abrí con curiosidad y habían discos de música, posters, revistas de motos y un libro. Al ver el interior, supe que era el diario de mi padre. Reconocía su letra, solo vi una firma de él en toda mi vida. Pero fue suficiente, su letra S era muy retorcida.
Entre las páginas, explicaba como él veía el mundo. Las bromas, los profesores, los exámenes y sus amigos. Y fue cuando entendí que nadie es malo por su sangre o familia.
Cada noche le contaba a Reggie lo que había leído, no quería que creyera que los sangre sucia eran malos.
— ¿Me estás haciendo caso? - pregunto con seriedad mi abuela, había dado un golpe seco a la mesa con una regla. Tenía su varita en la mano y hacía levitar un libro.
— S- algo chocó con la ventana, el menor soltó un pequeño grito.
Todos miramos, ya era de noche, nadie nunca vino aquí. La única persona con la que hablaba era la misma persona que me educó y Reggie, así que solo escuchaba lo que decía o contaba historias que se me ocurría
Walburga fue hasta allí y dejó su varita en una mesa redonda que ocupaba el salón. Abrió el cerrojo y saco su cabeza. El viento entró, era algo cálido ya que era verano.
— ¿Esperabas una carta? - dijo cerrando todo con seguridad. Su mirada en mi estaba sería.
— No conozco a nadie de fuera. - eso era cierto.
Walburga camino hasta mi y me enseñó el sello. Podia reconocerlo, todo brujo o bruja se sabe el sello de la escuela más prestigiosa.
— Al parecer irás a Hogwarts.
Yo me puse muy feliz, no podía mostrarlo o podría castigarme. La cara arrugada de mi abuela parecía tener algo de temor.
Mi mente se fue a mi hermano, tendría que dejarlo con ella. Eso era malo, muy malo. Solo tiene diez años recién cumplidos. No puedo dejar que le haga algo.
Este es cortito, pero es solo para presentaros al personaje de Scorpius y Reggie (Regulus Junior)
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Los siete años de Scorpius Black
FanficUn relato que habla de la vida de la hija de Sirius Black. ¿Qué hubiese pasado si Scorpius ha entrado en Hogwarts?