𝙏𝙖𝙗𝙖𝙘𝙤 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙚𝙡 𝙘𝙤𝙧𝙖𝙯ó𝙣
Omnisciente
Sus labios se unieron, se encontraron sus alientos, mezclándose con más y más fuerza. Sus lenguas se entrelazaron e interpretaron una enérgica danza, alimentada por el deseo y la anticipación que habían acumulado desde el día en que se conocieron. La mano derecha de Ran rodeó su espalda y acarició su perfecto pecho a través del vestido mientras la izquierda subía por sus bragas en busca del tesoro oculto entre sus piernas. Cuando al fin se separaron sus labios, Majime respiraba como si acabara de participar en una carrera de larga distancia. La sonriente fémina agarró el broche del cinturón del chico, intentado desabrocharlo, y Miguel, al ver que no lograba descifrar el mecanismo, se deshizo él mismo del impedimento, aliviando así la presión que crecía bajo sus pantalones. El pandillero se quitó la camiseta, el pensó que el destino estaba de su lado al no tener que desabrochar 16 botones en un momento en que apenas era capaz de pensar en algo que no fueran los suaves labios de Leiko. Ella se quitó el vestido rojo e apretado y el suave material de poliester que Ran le había prestado, y entre ambas prendas se formó la manta sobre la cual desatarían su pasión.
Ran gruñó al recostarse sobre su espalda, sus dientes apretados en una mueca de dolor. Majime le miró con preocupación, apartando de él el agradable calor de su torso desnudo. La fémina se había deshecho de la parte superior de su vestido, dejando al descubierto sus grandes pechos, la silueta de los cuales relucía con la luz de la luna.
-¿te duele mucho? -dijo acariciando la piel alrededor de la herida.
Ran agarró de su cintura y tiró de ella, acercándola al alcance dándole un beso apasionado
-Éso nunca me ha detenido -dijo al separarse sus labios, y la fémina exhaló un súbito gemido al notar sus dedos, que empezó a acariciar su sexo
Leiko, jadeando con la más amplia sonrisa que Ran jamás hubiera visto en ella, pasó una pierna por encima de él y, sentada sobre su regazo, tirando de la última prenda que llevaba el chico liberando su deseoso miembro. La fémina se alzó para terminar de bajarse las bragas, y se quedó de pie sobre él, la viva imagen de una diosa, una escultura en honor a la forma femenina. El chico contempló con lujuria la gloria de su desnudez. Leiko se puso a cuatro patas sobre él, como una leona jugando con su presa, y el Haitani mayor, que no aguantaba seguir viendo sus bonitos pechos bailoteando con impunidad, se llenó la boca y lamió sin contemplaciones. Sus dedos, mientras tanto, obraban su magia: apenas los controlaba, actuaban por instinto, acariciando las partes más sensibles del cuerpo de Leiko. Ella se posicionó poco a poco sobre su cintura, exhalando un prolongado gemido, hasta que al fin, bajo el cielo estrellado, ambos se convirtieron en uno.
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𝙀𝙪𝙥𝙝𝙤𝙧𝙞𝙖 / 𝐑𝐢𝐧𝐝𝐨𝐮 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢 yandere
Fiksi Penggemarミ★ 𝘙𝘪𝘯𝘥𝘰𝘶 𝘏𝘢𝘪𝘵𝘢𝘯𝘪 𝘴𝘦 𝘰𝘣𝘴𝘦𝘴𝘪𝘰𝘯𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘯𝘰𝘷𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘰 ★彡 +18 Lenguaje inapropiado Drogas Violencia sexual Abuso Asesinato y tortura explícitos Estos personajes no son de mi pertenecía, son de Ken W...