One Shots. ───── Evan Peters.

001. Puerta cerrada.

Evan Peters.

Como de costumbre Ada iba tarde, terminaba de aplicar mascara de pestañas frente al enorme espejo de la habitación del hotel que la producción se había encargado de rentarles.

Evan esperaba impaciente sentado en la cama, preocupado al ver como las notificaciones de mensajes del productor no paraban de llegar a su teléfono y el de la chica.

—Ada, Ada, Ada, Ada, Ada —repetía una y otra vez tratando de apresurar a su compañera.

Ella salió corriendo del baño agachándose frente a la cama, Evan la miró con los ojos bien abiertos, pero Ada se limitó a meter la mitad de su cuerpo debajo de la cama hasta que salió con un par de Vans Old School negros.

Ambos salieron disparados por la puerta, corriendo escaleras abajo hasta llegar al auto que los esperaba, en cuanto pusieron un pie en este comenzaron a escuchar los regaños por parte del productor y ellos solo asentían, Ada pensaba que se veía igual que como cuando la regañaban en preescolar, excepto que aquí no la mandaban a mirar una pared.

Las entrevistas pasaban y los dos protagonistas estaban fastidiados, respondían las mismas preguntas una y otra vez y apenas habían tenido tiempo para respirar, se sintieron aliviados cuando la entrevista final llegó, y menos presionados al ver que ya conocían a la reportera, había sido la misma que los entrevisto cuando se anunció la participación de los actores en la película.

Ada respondía animadamente y Evan la miraba con una sonrisa boba pintada en el rostro, dejaba de escucharla y se dedicaba a admirar con detenimiento las facciones de su compañera. Amaba el color ámbar de sus ojos adornados por sus largas pestañas, su ancha nariz con una pequeña cicatriz a un costado, donde en su adolescencia había estado un piercing, como su labio superior era ligeramente más delgado que inferior.

No estaba seguro de en que momento había sido flechado por ella, pero ahora no podía sacársela de la cabeza, adoraba cada momento que podía pasar con ella.

Subían en el elevador del hotel hacia su habitación mientras Ada le contaba la vez que había roto una ventana en la escuela y nunca nadie supo que fue ella.

—Rayos —maldijo la chica—. Olvidé mi bolso dentro —se odio por su falta de atención—, Evan, ¿tienes tu llave? Olvidé la mía.

El chico negó divertido con la cabeza.

—No pierdes la cabeza porque la tienes pegada —respondió. Metió ambas manos en sus bolsillos en busca de la susodicha llave.

Spoiler: No había llave.

—No pierdes la cabeza porque la tienes pegada —le imitó Ada con un tono de voz mucho mas grave—. Llama a Jeff para que venga a nuestro rescate.

Spoiler: No había teléfono.

—No es mi culpa —se excusó—, lo deje sobre tu cama.

Ada se burló de la situación sentándose en el piso recargada contra la pared, acción que imitó Evan, quedando a su lado. Pasaron los minutos y la chica terminó por poner su cabeza sobre las piernas de su contario, en busca de un poco de descanso después del día agotador que habían tenido.

Evan y Ada habían formado una linda amistad grabando la película, ambos se tenían cariño, confianza y respeto, por lo que solían pasar el tiempo juntos dentro y fuera del set, así que este momento a pesar de ser algo tonto para ambos estaban bien estando juntos lamentándose no haber sacado la llave.

—Quiero nuggets de dinosaurios —mencionó la chica mientras Evan acariciaba su cabello.

—Tengo la teoría que eres más nugget que persona —se burló.

—Sí soy, pero soy un nugget en forma de pescadito.

Soltaron una carcajada, seguramente era el cansancio hablando por ellos.

Sus miradas permanecieron unidas, ninguno hablaba, pero sus ojos reflejaban todo lo que querían decir. Ada se sentó de nuevo, pero esta vez quedando frente a él. La chica lo tomó con delicadeza por las mejillas y acortó la distancia entre ambos, uniendo sus labios en un suave beso, sus labios se movían con timidez a pesar de no ser su primer beso, pero si era el primero que no estaba escrito en un guion y con al menos quince personas viéndolos detrás de las cámaras. Cuando el aire fue insuficiente se separaron, mirándose hasta que Evan decidió hablar.

—Ada, te quiero —confesó—, y quiero estar contigo.

El comentario provocó una tierna sonrisa y un leve sonrojo en la chica.

—Me gustas, Evan.

—¿Hablas en serio?

—Sí —dijo—. Me di cuenta el día en que se atoro el dedo en el botecito de jabón en California y casi te pones a llorar.

Rieron.

Su conversación se vio interrumpida por Jeff, el productor de la película.

—¿Qué hacen en el suelo? —preguntó.

—Evan olvidó las llaves.

—Ada olvidó las llaves —dijeron al unísono.

Jeff negó y se atravesó entre ambos, giró la perilla de la puerta la cual se abrió con facilidad.

—Entren y vayan a descansar, el vuelo sale por la mañana.

Tras el breve intercambio de palabras el mayor se marchó, dejándolos solos en el cuarto. Ada se quitó los tenis, lanzándolos por ahí y se tumbó en la cama, metiéndose entre las mantas. Evan se removió incomodo sin saber que hacer o decir.

—¿Vemos una película? —preguntó la chica. Quitó las mantas de su lado para que Evan se acostara junto a ella.

Evan sonrió y fue hasta ella.

—¿Qué película quieres ver? —le pregunto, pero la detuvo antes de que la chica pudiera contestar— No vamos a ver El viaje de Chihiro otra vez, ya la vimos cinco veces este mes.

Ada bufó.

—Shrek cuatro —propuso la chica.

Buscaron en las distintas plataformas que la televisión les permitía ver hasta que la encontraron, Ada podía sentir la mirada de Evan sobre ella, penosa entrelazó su mano con la del chico; por un momento se miraron sonriendo.

La película comenzó, sacándole risas a ambos. Y como Evan esperaba a los minutos Ada ya estaba roncando sobre la almohada, la chica tenía un talento para dormir en tan solo unos segundos.

Apagó el televisor y se acomodó para también dormir. Ada se giró y abrazó a Evan, dejando descansar su mano sobre el abdomen de chico.

—Te quiero, Evan.

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