Dime que soy tu himno nacional. Rojo, blanco y azul en el cielo, el verano está en el aire y el paraíso en tus ojos.
Soy tu himno nacional...
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Bienvenidos al reto de escritura que finalmente me permitirá escribir sobre Tokyo...
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𝚒 𝚣 𝚊 𝚗 𝚊 𝚔 𝚞 𝚛 𝚘 𝚔 𝚊 𝚠 𝚊
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"--Te lo prometo."
Estás cien por cien segura de que eres tonta. De que eres tonta por creerle, por creer lo que te ha prometido; que solo quiere verte, que te echa de menos, que no va a quedarse esta noche, que no puede dejar de pensar en tí. Que compara a todas las mujeres con las que se acuesta contigo, y que ninguna tiene el brillo en los ojos que tú tienes cuando las besa. También te crees que no está borracho, o al menos, decides no creertelo e ignorarlo cuando el olor de la mezcla de alcoholes caros y baratos (Lo cual indica que ha estado bebiendo en más de un sitio) te golpea con fuerza cuando sus hombros descansan contra los tuyos al abrazarte.
--Te echo tantísimo de menos... --Suspira contra tu cuello. Sus labios están húmedos y fríos.
--Eso ya lo has dicho. --Un giro peligroso de su cabeza rompe el abrazo y te obliga a mirarle a los ojos malva, borrosos y acuosos a la luz de la entrada de tu casa. Sabes perfectamente lo que quiere, y es más que probable que tú también lo quieras, pero no puede ser. Su aliento golpea contra la comisura de tus labios y tratas de ignorar los pensamientos intrusivos que te dicen que alomejor no está tan ebrio. Que no puedes prácticamente sentir el vodka gotear caliente de su boca en la tuya.
