Shuji hanma y kisaki tetta se encontraban en una azotea a deshoras de la noche, debido a que se había acostumbrado a hacerse compañía mutuamente durante las noches estrelladas. Con solo la luz de la luna alumbradolos shuji comenzó a cantar.
- Vuelves, en cada sueño que tengo -cantó mirando hacía la nada-
Caigo de nuevo en tu red.
Se que tarda un tiempo, curarme de ti de una vez - continuó aún con la mirada perdida -
Hanma si quiera estaba seguro de que kisaki lo considerara como algo más que un peón, sin embargo, el zombie en su momento lo vio como a un amigo y con el paso del tiempo lo comenzó a verlo cómo algo más.
- Tuve, tantos momentos felices, que olvido lo triste que fue, darte de mi alma.
Las lágrimas resbalaban por sus mejillas sin parar, un inmenso dolor se instaló en su pecho. Shuji volteo a mirar el lugar donde estaría el de lentes para darse cuenta de que no había nadie, estaba completamente solo ahí. Fue allí donde recordó que kisaki, su kisaki había muerto hace algunos meses. Todo había sido parte de su imaginación, su capitán y único amor nunca fue consciente de lo que quién consideraba su mano derecha sentía por el.
Se maldijo a sí mismo una y otra ves por no haber podido salvar a quién sería su único amor.