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JiMin siempre se consideró una persona fuerte en vários sentidos, el era un chico fuerte. Pero un día, ese pensamiento que tenía de el mismo se fue por la borda cuándo terminó en el hospital por un desmayo, diagnósticandole taquicardia ventricular.
Y desde ese día, el tiempo para el pareció detenerse, dejó de hacer tantas cosas que eran importantes para el, incluso siguió todo el tratamiento con el que supuestamente mejoraría. Aunque nunca fue certero.
Tuvo una recaída, su corazón nuevamente le había jugado en contra y había terminado en el hospital, otra vez. Era frustrante.
En una de sus tantas visitas al hospital lo conoció, conoció al chico que le había devuelto la vida con tan solo una mirada de sus ojos del tiempo.
—MinYoonGi—le había dicho su nombre en un suspiro –¿Y tú, chico rubio?
—Park JiMin—le respondió el, de la misma forma
—Un gusto, Park JiMin—y la sonrisa que le mostró YoonGi ese día bastó para que el se olvidase de toda la oscuridad en la que había estado sumergido todos esos meses.
Fue como detener el tiempo.
Min YoonGi hacía agitar su corazón de otra forma, y por un momento deseó con todas sus fuerzas no tener esa estúpida enfermedad que, estaba seguro, le quitaría la vida algún día.
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