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Ana seguía intentando que la pequeña entrará en confianza pero sus intentos eran en vano, el ambiente en la cafetería seguía siendo el mismo. Liah no había pronunciación una sola palabra ni si quiera cuando la ojimarron le pregunto que se le apetecía para desayunar, la niña de grandes ojos marrones simplemente la miró fijamente para luego alzar sus hombros al aire dándole a entender que no tenía idea.

El viaje en auto tampoco había sido diferente, la niña simplemente se sentó en el asiento trasero en silencio con la ayuda de Ana y se colocó el cinturón, el resto del camino solo se dedicó a mirar por la ventana.

Ana suspiro casi frustrada, si debía ser sincera jamás había tratado con niños, ni si quiera tenía sobrinos y no tenía la menor idea de como tratar con ellos.

La ojimarron llevo su mano a sus caballos y los llevo hacia atrás con una de sus manos mientras respiraba y se daba tiempo de pensar en que hacer.

Una joven de cabello castaño y una enorme sonrisa se acercó a ellas con una pequeña libreta en su mano.

– Buenos días, bienvenidas a iHop – dijo con una voz alegre – ¿Están listas para ordenar?.

Ana miró de reojo a liah qué ni siquiera había tocado el mantel infantil que le habían dado apenas entraron junto a unos crayones para que jugará.

– Un café negro por favor y un menú infantil para ella.

– ¿Pequeña quieres waffles o pancakes?– preguntó la joven inclinándose hacia a liah qué la miró detenidamente.

– Waffles – Dijo al fin sintiéndose casi acorralada para responder.

– Perfecto, ese viene con jugo de manzana y frutas picadas ¿estás bien con eso?.

La niña asintió y la joven se fue sin más, Ana respiro una vez más y se dio ánimos para hablar, si todos era cierto la pequeña que tenía en frente era una parte de ella, era su hija. Pero ¿Que preguntarle a una niña que jamás había visto en su vida y que ahora debía ser lo más importante que alguien tiene?.

–¿Te gustan los waffles?– preguntó la ojimarron al fin pero lo único que recibió a cambio fue un levantamiento de hombros sin interés alguno, Ana sabía que aquella pequeña estaba lastimada emocionalmente y no la culpaba por ello, no tener a tu madre alado y comenzar a vivir con extraños a cada momento no debía ser la mejor sensación – sabes a Veronica le gustan más los pancakes con pequeños trozos de bananas sobre ellos.

Y eso fue el detonante que necesitaba la pequeña para que en sus ojos se reflejará una chispa de interés y prestará verdadera atención a la castaña.

–¿De verdad conoces a mamá?– preguntó.

– Si– respondió Ana al tiempo que asentía con la cabeza encantada de hacer que la pequeña hablase.

–¿Por que jamás te había visto?– cuestionó la niña confundida.

– Bueno… a veces los adultos no hacen las cosas bien y eso trae consecuencias – dijo suave – creo que eso fue lo que sucedió entré Vero y yo.

La niña la miró unos segundos más y luego simplemente se quedó en silencio.

La camarera llegó con los platos a la mesa y luego se marcó diciendo que si necesitaban algo no dudarán en llamarla.

–¿Sucede algo?– preguntó llevándose la taza de café a los labios para tomar un tragó, la niña solo negó con la cabeza – ¿,Acaso no piensas comer?.

La llegada de Líah ( VerAna )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora