Skydive

cap1

Ya sé que algunos se habrán saltado la parte de la explicación en la descripción así que la voy a volver a dejar aquí

Hola la es historia no es mía es una traducción de
AriesBuenos ao3
esta historia no lo hago por querer robar la historia sino que la hago porque me pareció muy buena historia y quiero compartir su trabajo
(no puedo comunicarme con ellas debido a que no tengo cuenta en ao3 así que no pude pedir los permisos para traducirlo)
Para aclarar es una traducción
*Cap no editado *

Esto fue. Midoriya se rió lastimosamente para sí mismo. Esto es realmente. A nadie, ni siquiera a los héroes les importaba. Llevaba años aguantando. Durante 10 años completos, Midoriya se había aferrado a la esperanza de que incluso cuando sus amigos, su familia y la vida lo habían defraudado, tal vez su héroe no lo haría.

Qué equivocado había estado.

Debería haberlo sabido, de verdad. En retrospectiva, fue una tontería de su parte pensar que el hombre más fuerte de Japón, creería que alguien tan inútil como Midoriya, que alguien sin nada que lo hiciera normal en esta sociedad anormal podría ser un héroe. Sería capaz de ser como él. Honestamente, ser defraudado por su héroe fue solo la guinda de su helado de mierda.

Midoriya miró a Musutafu, con lágrimas en los ojos. Era un hermoso día. Un hermoso día para morir quizás. ¿Y por qué no acabar con todo? ¿Qué le quedaba al niño para disfrutar en la vida? Hacía mucho tiempo que su madre había renunciado a que su pequeño se convirtiera en algo digno de mención, sus amigos se habían vuelto contra él incluso antes de eso y no tenía a nadie a quien admirar, nadie que creería en él tan pronto como cayera la palabra "sin peculiaridad". de su boca

"Kami-sama". Midoriya susurró al aire. "Cuida a mi madre". Empezó a quitarse los zapatos, alineándolos cuidadosamente contra el borde del techo. "Cuida a Kaachan por mí, asegúrate de que se convierta en un buen héroe". Midoriya casi se atragantó con el nombre del rubio, los gratos recuerdos de perseguirse unos a otros a través de los árboles y charlar emocionados sobre la figura más nueva de All Might enlodados con sensaciones de ardor en todo su cuerpo y el recuerdo fresco de palabras crueles escupidas por labios aún más crueles. "Por favor, acéptame con los brazos abiertos, a pesar de mi cobardía". El chico dio un paso hacia el borde y relajó su cuerpo. No temía a la muerte. La muerte llegó para todos en algún momento.

Respiró hondo, listo para dejarse llevar cuando escuchó un grito espeluznante en la distancia. Midoriya saltó hacia atrás desde el borde, girando la cabeza salvajemente mientras trataba de encontrar la fuente. No vio nada, pero volvieron a gritar y Midoriya se movía.

Sin siquiera volver a ponerse los zapatos, corrió hacia el lado opuesto del techo y miró a su alrededor una vez más. Examinó los tejados y los callejones por igual, buscando el más mínimo indicio de dónde había venido el ruido. Un gemido resonó hasta él y Midoriya miró hacia abajo. Allí, justo debajo de él, había dos personas, una con cabello oscuro y un pañuelo rojo atado alrededor de su cabeza y el otro, el héroe profesional Júpiter.

Midoriya reconoció a la heroína al instante, era una heroína de poca monta que había ganado popularidad en ciertos círculos debido a su buena apariencia y peculiaridad versátil. El propio Midoriya no la quería demasiado porque pasaba más tiempo cuidándose a sí misma que a su trabajo y a los ciudadanos que debería haber estado protegiendo. Recordaba vagamente haber leído un artículo sobre ella unas semanas antes que rápidamente fue retirado sobre su huida de la escena del crimen, uno en el que causaría daños colaterales que matarían a cuatro civiles y al villano al que había estado persiguiendo. Su peculiaridad se llamaba Conciencia espacial, siempre sabía todo lo que sucedía en un radio de cinco a siete metros de ella, aunque Midoriya creía que el número en realidad era de cuatro a seis como máximo, después de haber visto clips de ella y analizarla. metraje de la cámara Él había anotado en la entrada de su cuaderno sobre ella que no parecía muy consciente de las cosas por encima de ella, tal vez a dos o tres metros como máximo y muy probablemente no en absoluto por su peculiaridad. Pasó la mayor parte de sus patrullas mirando hacia el cielo, lo que la mayoría de la gente atribuía a que era distante (ella misma había dicho que era porque le gustaba el cielo y el espacio), pero Midoriya no estaba tan segura. También lo hizo en los edificios. Midoriya volvió a la realidad cuando volvió a gemir y el hombre encima de ella (presumiblemente un hombre, tenían una voz más profunda) le espetó algo indistinguible. Midoriya se agachó hasta el techo, volviendo la cabeza para escuchar con la mayor atención posible.