Siempre creí que el único sentimiento fuerte que podía experimentar era la rabia, pero ni todo el enojo del mundo se compara con la curiosidad que me da esta persona. De verdad que tiene algo, no sé qué cosa, pero es sumamente atrapante. Es como si me estuviera pidiendo a gritos que vaya con ella. Necesito saber quién es.
-Erik...Erik...¡Aweonao!- Con el último grito salgo de mi transe extraño en el que estaba, encontrándome con mi mejor amigo delante.
-Conchetumare, Pablo, son las 8 de la mañana ¿Qué haces gritando tan temprano? te pareces a mi mamá- Le contesto mientras de reojo me doy cuenta de que aquella persona ya había entrado a su respectiva sala.
-Era la única forma que encontré para que me escucharas, estabas disociando muy fuerte- No estaba disociando, por primera vez en mucho tiempo, sí le estaba prestando atención a algo.
-Qué exagerado, solo estaba pensando, no es para tanto. Y mejor entremos luego que nos toca con el viejo de filosofía- Suelto mientras apunto en dirección de la puerta de vidrio que conecta las oficinas con las salas de clase.
Entramos a la sala y yo me siento en mi puesto. Lo único bueno es que a principio de año logré apropiarme del asiento al lado de la ventana, así que cuando me aburra, puedo ponerme a ver a los pajaritos que se paran en los árboles de en frente.
El viejo de filosofía está pasando la lista, cuando llega mi compañera de puesto, quien por cierto, también es una de mis mejores amigas. Pasa corriendo por en frente de la sala y se dirige a su puesto.
-¿No pasó la micro?- Le pregunto, mirando hacia su dirección y ayudándola a poner su mochila en la silla.
-El viejo de la micro me vio. Me miró a los ojos. Vio mi mano estirada y se la pasó por la raja. El culiao pasó de largo y me dejó ahí, con el brazo levantado como una weona- Suelta toda enojada, agitando las manos en el aire.
-¿Otra vez no paró la micro, Feña?- Dice Pablo asomando la cabeza desde su puesto detrás nuestro.
-¡Sí!, le estaba diciendo al Erik que el viejo mamawebo del chofer no me paró, me dejó con la mano estirada y...- Mientras la Feña seguía contando su trágica historia de cómo el chofer la dejó en el paradero, yo me puse a mirar por la ventana. No es que no me interesara su discurso de odio hacia la comunidad micrera, normalmente suelo divertirme mucho cuando cuenta con tanto enojo sus pésimas experiencias con choferes. De hecho, con mis amigos tenemos la teoría de que tienen un cartel con su foto pegada en la ventana de la micro que dice "Si ve a esta persona, no le pare". Pero ahora mismo tengo otras cosas en la cabeza.
Para mi suerte, el tiempo pasa volando y ya estamos en la hora del recreo. A decir verdad, estoy bastante emocionado, creo que es porque estar en recreo significa que todos los otros cursos van a estar juntos en un mismo lugar y eso aumenta mis posibilidades de poder volver a ver a aquella persona. Tal vez podría hasta saber su nombre.
Como es costumbre, me quedo en el piso de arriba mirando hacia la cancha, teniendo la buena suerte de que es su curso el que está teniendo clase de deporte. Instintivamente la busco con la mirada, intentando no verme desesperado. Y ahí está, en una esquina al lado de la red de vóleibol, abrazándose a sí misma y con la mirada perdida. Para ser sincero, se ve bastante nerviosa, parece un hámster en un lugar nuevo. Sin quererlo, esa comparación me saca una sonrisa, sonrisa que no pasa desapercibida por mis amigos.
-¿A dónde tan feliz?- Me pregunta Nico, novio del Pablo y también uno de mis mejores amigos.
-Ay no, está sonriendo solo, alguien va a morir- Suelta el Pablo escondiéndose detrás de su novio.
-Ojalá yo- Les respondo sarcásticamente mientras me río.
Para mi suerte, ahí terminó la conversación. El Pablo y el Nico estaban demasiado ocupados abrazándose y besándose como para darse cuenta de que yo seguía mirando para la cancha. Aún intentando descifrar lo que los ojos de aquella interesante persona quieren decir.
Al parecer estaban en evaluación, ya que el profesor estaba llamando a todos para hacer una serie de ejercicios. Ni idea de lo qué tienen que hacer, pero esa era mi oportunidad perfecta para poder saber su nombre. Solo si aún no le tocaba pasar.
Se acerca la hora de entrar de nuevo a la sala y aún no es su turno, maldita sea. ¿Estará llamando por orden de lista? Ha llamado a casi todo el curso y aún no le toca a ella. Aún así, eso me dio más tiempo para poder detallarla bien, su color de pelo, de ojos, su forma de actuar, como cierra los ojos cuando sonríe, como le gusta jugar con su pelo cuando parece estar nerviosa. Estaba pensando en todo eso, cuando de pronto se le acerca por detrás un tipo un poco más alto que ella y la abraza por la espalda. Parece sorprendida al principio, pero después se da la vuelta y le sonríe. Pero no como la sonrisa que le da a todo el mundo, esta sonrisa parece genuina de verdad y es tan hermosa. Lo único malo de toda esa escena es a quién le está sonriendo. Ese tipo es conocido en todo el colegio por ser un hijo de puta, se fija en alguien solo por su cuerpo y una vez ya está satisfecho, las desecha como si fueran basura. Tiene un historial de acoso muy grande y demasiadas personas que dicen que fueron violentadas por él. No entiendo qué hace alguien como ella con un tipo como él, pero me preocupa.
Suena el timbre para entrar a la sala y yo ya me di por vencido en intentar descubrir su nombre, estoy cruzando por la puerta cuando escucho que el profesor de abajo hace sonar el silbato. Dirijo mi atención hacia la cancha una vez más y lo escucho.
-¡Matilda Salvador!-
AY QUÉ EMOCIÓN, segundo capítulo de esta insanidad. Hace mucho tiempo que no escribía más de mil palabras q loco, ANYWAYS, volviendo a la historia, sé que el estar todo un recreo mirando a una persona desde la distancia puede llegar a sonar un tanto stalker, pero juro que no es ese tipo de persona, puede ser mil cosas más, pero un acosador jamás.
Recuerden que si tienen preguntas no duden en hacerlas, yo estaré respondiendo todas porque me gusta interactuar con pixeles en internet. Me saludan a sus mamás.
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Solo un poco más
Teen FictionEsto es triste, primer aviso (tal vez no tanto) Esta historia es y será una fusión entre mi mundo ficcionario en el que las cosas pasan como me gustaría que pasaran y la realidad, pero no les voy a decir cuál es cual. Muy bien, esto es una historia...