El día en que todo empezó

5 2 1
                                    

(En este capítulo hay menciones a las autolesiones, marcaré el párrafo con un * para que puedan saltárselo si así gustan)

Pego un pequeño salto al escuchar el sonido de la alarma que indica que ya es hora de levantarme, el reloj del celular marca las 6:00 de la mañana y yo me quiero morir. Para ser sincero, odio ese sonido, odio la vibración, odio los sonidos fuertes y repentinos. No entiendo por qué no pueden inventar otra forma de despertar que no sea dándome un ataque cardíaco, por Dios. En fin, hago mi super rutina matutina que consiste en poner otra alarma a las 6:30. No voy a dormir nada esos 30 minutos, pero es tiempo suficiente como para poder mentalizarme en que tengo que levantarme y hacer cosas como un humano funcional, cosa que a veces pienso que ni soy. Dejando eso de lado, me levanto antes de que suene la alarma, ya que mi manera de poder hacerme despertar es llenarme de ansiedad al saber que un sonido fuerte va a aparecer en poco tiempo, así que simplemente me levanto cuando quedan menos de un minuto para que suene. Juro que es una buena estrategia.

-Otra vez a levantarme puta madre, qué me costaba no haber despertado- Digo mientras me levanto de la cama y camino hacia el baño. Sé que no es muy alentador que el primer pensamiento coherente que tenga al despertarme sea querer morir, pero la verdad es que ya estoy acostumbrado.

Camino al baño escucho como mi mamá le grita a mi hermana que es una inútil porque no se puso bien la chaqueta mientras mi hermana solo se pone a llorar y a pedir perdón. 

-Tan temprano y ya está gritando esta vieja de mierda- Digo al entrar al baño seguido de un suspiro cansado.

Camino hacia el espejo para ver en qué deplorable estado desperté esa mañana.

Y ahí está, esa sombra que aparece detrás mío, mirándome, juzgándome, acechando siempre desde atrás, esperando a que baje la guardia para poder acabar conmigo. Lo que esa sombra no sabe, es que yo bajé la guardia hace muchos años.

Según unos cuántos psicólogos a los que he ido, esa sombra representa un cúmulo de traumas del pasado que me niego a soltar, porque a pesar de que me hacen daño, encuentro cierto confort dentro de esa oscuridad, todo eso sumado a una depresión muy grande y TLP (Trastorno Límite de la Personalidad). Pero yo le digo Kire, a veces me pongo a hablar con él, es raro pero me hace sentir menos solo.

Después de tener mi monólogo interno en el que mayormente me puteaba a mí mismo, decido hacer la tarea más difícil de la mañana después de despertar. Quitarme la ropa.

Odio mi cuerpo. No todo, pero sí la gran mayoría, especialmente mi pecho. Si fuera posible ya me lo habría arrancado a pedazos, lo odio demasiado. Odio que gracias a él me sigan tratando como "ella/señorita", estoy harto de este cuerpo. Si tan solo hubiera nacido en el cuerpo de un hombre, o mejor aún, si tan solo no hubiera nacido.

* Ya dentro de la ducha me pongo debajo de la regadera y dejo el agua caer por todo mi cuerpo, al principio se sentía bien, pero después de un tiempo noto como me empieza a arder el brazo derecho. Había olvidado que anoche había vuelto a cortarme. La verdad no recuerdo el motivo de por qué lo hice, solo sé que ahora bañarme va a ser una tortura y tendré que estar con el polerón puesto los siguientes tres días.

Una vez ya "limpio" vuelvo a mirarme en el espejo y ahí me la paso los siguientes 5 minutos practicando mi sonrisa. Es algo que tengo que hacer todos los días en la mañana sin falta, porque si no lo hago no sabré cómo reaccionar a las interacciones con las personas. No es que no sea extrovertido, porque no tengo drama alguno con la gente, sin embargo, a veces olvido que para ser una persona normal, tengo que tener expresiones faciales. Una vez terminada mi práctica matutina, me dispongo a ver cómo chispitas voy a hacer para que se me vea bien el pelo, porque de mi pelo depende totalmente mi autoestima. Si no hubiera podido teñirlo de rojo no sé que habría sido de mi.

Seguí escuchando gritar a la señora que tengo por madre todo el tiempo que me estaba vistiendo, ni idea de lo que estaba pasando abajo, pero aprendí desde muy chico que si me quedo callado no me meto en problemas, así que planeo seguir de esa forma hasta que pueda salir de este lugar.

Después de un corto pero interminable camino hacia el colegio en el que mi mamá fingió que era la persona más amable y cariñosa del mundo como si no hubiera estado gritando desde las 6 de la mañana, llegamos al colegio, lugar en el que también trabaja mi mamá. Así es, mi suerte es inmensa, menos mal que este es mi último año aquí, si tuviera que aguantar otro año más creo que me tiraría desde el segundo piso.

Voy tranquilo por el pasillo que me lleva hasta mi sala, a pesar de que odio estar ahí, me gusta la sensación que tiene el estar solo con los audífonos puestos en un lugar totalmente vacío, al menos hasta que empieza a llegar la gente.

Mi rutina en la mañana mientras espero a que lleguen mis amigos es simple. Me quedo con los audífonos escuchando la misma playlist de siempre mientras estoy apoyado en la baranda del segundo piso que está fuera de la sala. Desde ahí puedo ver cómo llega la gente, así que si veo a alguien que probablemente me salude, puedo estar preparado para hacerlo.

Todo va normal, nada fuera de lo ordinario, una aburrida y monótona mañana de día lunes. Yo mirando a un punto fijo y "Boys don't cry" de The Cure sonando en mis audífonos. Todo está tranquilo. Sin embargo hay algo que me impulsa a mirar en cierta dirección, el pasillo que lleva hasta la sala dos cursos menor que la mía. No suelo fijarme en otros cursos y menos menores, pero agradezco haber mirado en esa dirección específica, porque frente a mi estaba la persona más hermosa que había visto en mis asquerosos 18 años de vida. Puede que para los demás simplemente sea otro npc del colegio al cuál no hay que darle importancia, pero juro que el haberla visto hizo que algo dentro de mi saliera volando y volviera a caer al suelo. Es simplemente mágico. 



BUENAS GENTE, he aquí el primer capítulo de esta bonita y demacrada historia. Hay una cosa que olvidé mencionar en los avisos pertinentes y es el hecho de que soy de Chile, el pasillo del mundo, así que varios términos van a estar puestos muy chilensismente, así que si son de otro país y no entienden ni mierda de lo que estoy escribiendo, dejen un comentario y yo iré corriendo a responder con mi español más neutro posible. Salúdenme a sus mamás.

Solo un poco másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora