1. Soledad

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La señora Boluarte, la actual presidenta, la asesina, la corrupta. Tantos adjetivos y nombres que le han dado todo el país, pero hay solo uno que no se lo puede sacar de la cabeza: "Mi Incondicional". 

Ella sabia que era un apodo simple, creado por un puberto inmaduro y poco experimentado en el amor, pero a ella la volvía loca. No solo por el hecho de saber quien le puso dicho sobrenombre, sino también porque no sabia si significaba lo que ella pensaba. Él la había llamado muchas veces así, y el "Mi" dentro de su apodo era lo que la hacia dudar ¿Indirectamente estaba diciendo que la quería para el? ¿Pero acaso el no tenia su pareja y a sus hijos ya crecidos? ¿Cuáles eran sus verdaderos sentimientos?

Tantas ideas y tantas preguntas, pero la que más le incomodaba era: ¿Acaso será capaz de perdonarme después de lo que hice? Una lagrima sale de sus ojos y recorre su mejilla llena de arrugas, arrugas causadas por el estrés de la situación política actual. Dina se levanta de su elegante silla hecha con el mas cara tipo de cuero en el país, da un rápido vistazo a la puerta que ordenó mantener cerrada hasta que ella diga lo contrario. La señora Boluarte camina hacia el gran ventanal que da directamente hacia el exterior de palacio de gobierno.

Ella sabia lo que se avecinaba, la ira del llamado "pueblo" peruano era inevitable; pero eso no le preocupaba, ella solo quería verlo una vez más, tener esas conversaciones ridículas en los pasillos del palacio, molestarse entre si luego de cada conferencia, las miradas silenciosas con sonrisas coquetas de por medio, las eternas horas donde ambos jugaban con sus hijos, todos esos hermosos momentos que quizás... quizás nunca mas vuelvan a tener.

 Dina sintió como la gota de llanto cayo al suelo, observo como esta lo hacia y su mirada se distrajo con en el elegante traje color coral que traía puesto. Aun recordaba el día en que él se lo regalo por su cumpleaños, ambos estaban en una reunión hecha por el líder del partido; él se acercó con su hermosa sonrisa -que tiene la misma silueta de un arco que da la bienvenida a un nuevo lugar, un lugar que promete dejarte encantada- extendió su mano hacia ella y dejo a la vista de todos aquel conjunto, Dina sabia que era increíblemente costoso, y él no tenia dinero suficiente para eso, en un inicio planeo no aceptar el presente, pero ver la cara emocionada de su amante le hizo cambiar de opinión. 

Dina salió de su trance emocional cuando uno de los guardias abrió la puerta abruptamente.

- Señora Presidenta, por favor apártese de las ventanas - el guardia empezó a caminar hacia ella- la multitud esta empezando a arrojar objetos peli...

Dina saco una pequeña pistola escondida en su traje y le apunto a su guardia.

- ¿Qué chucha te dije? ¿Eh? -la señora se acerca amenazante a su guardia- ¿Acaso se te olvidó quien soy?

El guardia, quien tranquilamente podría neutralizar a la Señora Boluarte, alzo las manos y suplico perdón. Dina acepto y le ordeno retirarse. Una vez sola otra vez, optó hacer caso y sentarse nuevamente en la silla presidencial, la misma que una vez el usó.

Un Amor AnárquicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora