3. Confrontación

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Dina estaba sentada tranquilamente en su silla, reflexionando, pensando, lamentando; cuando, de repente es interrumpida por un grupo de congresistas liderados por Vladimir -"vaya sorpresa" pensó sarcásticamente- Los muchachos tenían caras serias, algunos incluso traían los lapiceros agarrados como si fueran dagas.

- Oe, Dina, ya déjate de webadas pe -Cerrón dejo unos papeles con un lapicero en su mesa- Es hora de liberar a los milicos, ya están que quieren entrar esos conchasumares - 

- ¿Es en serio? ¿Ahora me pides esto? Donde quedaron nuestros ideales políticos, las promesas que les hicimos a ellos... ¿Acaso se te olvida las sonrisas que causábamos tan solo con su presencia? -

- Putamare, no es tiempo de cojudeces Dina. Hay que pensar, ser mas inteligentes que ellos, muchos limeños nos apoya, usemos eso para limpiar nuestra imagen, además así también...

- ¡NO! Acaso no me escuchaste, no permitiré que esto siga creciendo. Ya no quiero nada de esta mierda, estoy harta de las criticas, las burlas y de todo este país porque... porque... - Dina sabia que si terminaba su frase seria el fin para ella, el silencio le dolió mas que sus propios llantos.

- Déjenme a solas con ella... - Cerrón tenia ojos llenos de furia, pero no los iba a mostrar a cualquiera.

- Vladimir, te recuerdo que es de crucial necesidad esa firma en menos de 20 minutos porque... -el congresista es interrumpido por el mismo Cerrón. 

- Si, si, si, carajo. Ya lo se, váyanse de acá, yo lo resuelvo. -

Ambos se quedaron solos en la habitación, Cerrón se quito el saco, todo su traje le pesaba; hace más de un mes que cargaba con todas las webadas del país. Vladimir empieza a caminar al rededor de Dina, observando su imagen, ya casi no reconocía aquella mujer simple y luchadora de la que se había enamorado alguna vez. Poco a poco Cerrón se acerca a Dina quien, claramente, esta incomoda por el abrupto acercamiento de su colega.

- ¿Sabes que es lo que te conviene, cierto? -Vladimir intenta tocar su delicada cabellera, pero la propia mano de Dina lo impide

- No me toques -la señora Boluarte aparta con rabia la mano de Cerrón.

Pocos segundos fueron los que se llenaron de silencio antes que Vladimir la tomara del cuello por la fuerza y empezara a llevarla hasta el gran ventanal. Dina trató de poner resistencia, pero resultó inútil, una vez allí Cerrón la empujo contra el resistente vidrio -sin quitar las manos de su cuello, claramente-.

- Que no se te olvide quien carajos soy ¿Acaso quieres volver a esa vida de mierda que tenias antes de mi? ¿Ah? -Dina podía oír el crujir del vidrio, Cerrón empujaba y apretaba el cuello con mas fuerza cada vez- ¡RESPÓNDEME CARAJO!'

- S... Si, lo recuerdo -unos segundos más y la presidenta se hubiera desmayado.

Vladimir la soltó y dejo que se aleje de el, se quedo observando a la muchedumbre acumulada fuera del lugar, los policías combatiéndolos, y el caos gobernando las calles.

- En el fondo sabes que es la única salida -Vladimir se cruzó de brazos sin siquiera mirar a la mujer

- ¿Qué haría él? -susurró para si misma la presidenta.

Finalmente el permiso fue firmado, los guardias entraron y se llevaron los papeles, Dina observó con miedo a su colega de trabajo, parado en lo alto, viendo como el pueblo se caía a pedazos.

Un Amor AnárquicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora