capítulo 3

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Capítulo 3

Como era de costumbre la noche llegaba demasiado rápido en un abrir y cerrar de ojos, el ambiente era un poco helado pero a pesar de eso las personas salían a divertirse y aún
más porque justamente era fin de semana.

La vista de aquel Bar parecía bastante agradable, en la fachada contaba con un gran cártel dónde indicaba el nombre del lugar y este mismo era adornado por una serie de luces brillante que lo hacían colorido y sutil al mismo tiempo, por lo mismo llamaba la atención de cualquier persona al pasar, desde afuera se podía escuchar la música que se encerraba en aquellas cuatro paredes y las personas que se encontraban afuera esperando su turno para entrar ya lucían desesperadas. Sin embargo, no importaba lo mucho que quisieran entrar, ya que justamente en la puerta del lugar se encontraba un guardia de seguridad lo suficientemente grande como para ser confundido con un simio, el mismo era encargado de no dejar pasar a cualquiera por la simple palabra “ exclusivo ”.

Estaba de sobra decir que ese lugar era exclusivo, era bastante conocido por ser uno de los Bares más costosos en Manhattan, en el interior contaba con un amplio espacio acompañado de varias mesas y unos cuantos sillones que lucían bastante cómodos, bebidas costosas y decoraciones extravagantes, todo tipo de personas que gozaban de buena posición social bailaban dentro y bebían cómo si su vida dependiera de ello, era algo que no estaba al alcance de muchos.

En el interior del lugar se encontraba un chico bebiendo una “Margarita”, lucía joven pero no tanto, cualquier persona pensaría que tenía más de veintiséis años de edad. Medía aproximadamente 1.78 cm, cabello castaño con ligeras ondas, ojos cafés que parecían esconder muchos secretos y a la vez estar apagados miraban con completo desinterés a todo aquel que se cruzaba por su campo de visión, tenía unos labios que a simple vista parecían apetitosos por el ligero rojo pálido y natural que mostraba, junto con una piel ligeramente bronceada que parecía suave al tacto.

En ese momento se encontraba vestía una camisa blanca de botones junto con unos pantalones negros ajustados que se ceñían a sus muslos y lo hacían ver sensual.

Todo en el gritaba “chico perfecto” y era de lo que más disfrutaba Andrew Price, la atención que recibía junto con las miradas que robaba al pasar era sin duda de sus cosas favoritas en el mundo de mierda que lo rodeaba.

Lo más curioso era que solamente tenía diecinueve años y la imagen que mostraba en ese momento era una total farsa, toda su vida a los ojos de cualquier persona no era más que una bonita mentira moldeada con el paso de los años hasta llegar a lo que es hoy. Un chico inquebrantable.

En cuanto a su vida, no hay mucho que contar realmente.

Solo alguien completamente normal y sin la mínima importancia, realmente no importaba mucho.

En aquel mismo lugar se encontraba un trío de amigos que compartían una plática de lo más amena, los tres parecían disfrutar del tiempo que compartían luego de estar tanto
tiempo sin verse ni hablarse.

En algún punto la plática se centró exclusivamente en aquel par de chicos que acompañaban a Daniel mientras que el pelinegro paseaba su vista de un lado a otro tratando de encontrar a alguien con quién pasar la noche.

Su mirada se centró en un chico de cabellos azules y sonrisa resplandeciente, su rostro
era parecido al de un adolescente, a pesar de eso su cuerpo demostraba lo contrario, aquel conjunto que se ajustaba de acuerdo a sus piernas y cintura lo hacían de lo más
atractivo.

Cuando se decidió a ir por el y hacerle una propuesta indecente sus amigos
interrumpieron sus pensamientos.

--¿En qué tanto piensas Ellos?—preguntó Jake mientras dirigía la mirada al mismo lugar
en el que la tenía el pelinegro.

--En nada importante, sin embargo, tengo un asunto importante que atender—decía mientras al mismo tiempo se levantaba.

--¿Y eso tiene que ver con un chico peliazul?—señaló está vez Michael con una sonrisa.

--Quizá—respondió vagamente y emprendió camino hacia el lindo objetivo sentado en la barra bebiendo una bebida que a simple vista desconocía.

En su mente pensó que todo estaría bien y que probablemente esa noche no dormiría solo, aunque una de las cosas que más lo perseguían eran las situaciones inesperadas que
lo envolvían en momentos vergonzosos.

Mientras caminaba alejaba los malos pensamientos de su mente, con lo que no contaba era que a mitad de camino un cuerpo terminaría impactando con el suyo causando que la bebida que hasta ahora recordaba que sostenía, terminara por derramarse en el cuerpo contrario.

Al levantar la vista se encontró con un par de ojos achocolatados que lo miraban furioso. A pesar de la situación en la que se encontraban las personas no les prestaron atención pues parecían estar concentrados en sus propios asuntos.

Daniel debía admitir que la persona frente suyo era atractiva de los pies a la cabeza y aunque vistieran ropa simple y cómoda no le quitaba lo lindo, su rostro era lo más llamativo y no precisamente por las lindas facciones que poseía o aquellos labios tan apetitosos, sino por la expresión que tenía en ese momento.

Andrew no podía estar más molesto de lo que ya estaba pues un tipo cualquiera le había derramado su bebida encima de aquella camisa que tanto trabajo le costó pagar, justo cuando se paraba y caminaba en dirección a los sanitarios como última parada para luego ir a casa pues estaba aburrido dentro del lugar, un tipo que lo miraba de forma arrogante y tenía una expresión burlona en su rostro se cruzó en su camino como si estuviese ciego acabando por estropear su atuendo.

--¡¿Qué te sucede idiota?!—le decía mientras bajaba la mirada para apreciar su ropa empapada.

---Oye cálmate, simplemente compra otra, de igual forma te quedaba horrible—soltaba de forma arrogante.

--No cabe duda de que eres un completo imbécil – soltó con rabia.

El pelinegro podía estar seguro de que si las miradas mataran el probablemente ya habría muerto incontables veces.

En ese momento ambos se miraban a los ojos y se lanzaban miradas de muerte junto con unas de interés.

>>Definitivamente será una noche interesante<< pensó Daniel mientras dentro de el crecía una sensación desconocida que probablemente en un futuro se arrepienta de haber
sentido.

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