Cap 2 "Requiesce in pace"

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Me había guardado la lectura de los diarios de mi abuelo en secreto para mi entretención en alta mar, tuve que tomar un viaje en bus, fueron entre unas 14 y 16 horas de viaje, lo único que se podía ver fue una costa interminable junto con el interminable mar. Cuando llegue nadie me recibió así que comencé a ir al puerto, sin saber donde quedaba tuve que pedir direcciones, llegando al puerto no pude reconocer a Lechouchk, puede que haya escuchado sus innumerables hazañas pero ninguna hablaba de sobre su apariencia o su actitud, en mi mal saber le pregunte al que parecía el más fuerte del lugar si era el gran Lechouchk, lamentablemente no era el, mientras me moría de la vergüenza el señor me apunto hacia un señor de edad diciéndome que era Lechouchk, acercándome lentamente a ese viejo exceptivo de que fuera el, le pregunte "¿Lechouchk?" me dijo que era el, yo en mi falta de filtros de palabra y insensibilidad le dije "pensé que era diferente" me respondió casi con el mismo comentario "pensé lo mismo de ti, y además no falta ser fuerte para ser un marinero solo tienes que ser inteligente, es lo único que te separa de la muerte y la vida en el mar, escuche que eras escritor, escribe eso que te acabo de decir" solo pude responder "si señor", el aura que emanaba era autoritaria sin una pisca de debilidad solo la de un hombre de verdad, a pesar de su edad me comenzó a ensañar lo básico con una facilidad, era increíble que me entrenara tal marinero de primera, entre mis descansos leía el diario de mi abuelo que mas tarde le dedicare un capitulo a lo sucedió con su barco y tripulación. Entre los meses que pasaron las cosas que me enseñaba e hacia se volvían más difíciles y pesadas, con el pasar del tiempo me acostumbre, las dos únicas que considero agradables o que me gustan al menos son las historias del viejo Lechouchk y leer en la playa con el sonido de las olas que me relajaba, entre todo eso ya había pasado un año entrenando, por fin por primera vez pude pescar por primera vez en alta mar, el barco que se llamaba la pinta para mantener la tradición española y también por su fe cristiana, sabiendo ya los peligros del mar les dejo el diario de mi querido abuelo

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