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—¡Feliz Cumpleaños, Ari~!

La casa se llenó de aplausos, Ari sonrió complacida, mientras su amigo Osvaldo lanzaba confeti sobre ella, Rocio sacaba fotos y Ama le gritaba a Osvaldo por intoxicar su pastel perfecto con papeles de colores inmundos, Juan reía por tanto caos y griterío, a pesar que eran sólo cuatro de invitados, cinco con Ari.

Seis con Rivers.

—Ari, tengo tu primer regalo en tus dieciocho años —murmuró Juan cerca de su oído, se apartó para ver su rostro y sonreírle de forma encantadora, ella lo miró con ojos expectantes.

El sólo tomó sus mejillas y unió sus labios.

Osvaldo gritó como colegiala, Rocio alzó las cejas mientras sacaba fotos de eso también, y Ama comenzó a decir que dejara a la niña en paz, que era momento de comer pastel y no de comerse la boca.

Rivers bajó la vista y la mantuvo en sus pies hasta que supo que el beso se había acabado, lo primero que hizo Ari fue mirar hacia ella, con temor de que estuviera herida por aquello.

La rubia negó, sonrió de forma honesta.

—Es el indicado —dijo, y Ari pudo escucharla perfectamente a pesar de que estaba al otro lado de la cocina.

Pasaron unos minutos luego del festejo de la canción de cumpleaños, en donde los cuatro se sentaron en los sillones de la sala a esperar que Ari terminara de cortar el pastel.

—¿Alguno habló con Roier? —preguntó Rocio, con lo que los otros dos negaron.

—No volví a hablar con el desde lo de Rivers —dijo Osvaldo, directamente.

—Shhh —lo cayó Ama—. Ari se la está pasando muy bien y ahora tenemos a este chico para distraerla, no arruinen esta noche —palmeó el muslo de Juan, se sorprendió por lo duro que estaba—. ¿Cuánto ejercitas?

El de gorra se había quedado con lo anterior, así que frunció el ceño, algo ofendido por ser considerado una "distracción", no sentía ser eso.

—¿Qué? ¿Distracción? —cuestionó Juan.

—Oh, no, no —el otro muchacho negó, agitando su mano—. No te lo tomes personal, amigo —añadió, sonriendo—. Es que... Ari ha estado muy mal al respecto y cómo no estarlo... Después de un año, pero, al menos te tiene a ti ahora, no sé que sean, pero hacen una linda pareja, le hace bien tener a alguien así de nuevo.

Juan se detuvo unos segundos a pensar pero terminó negando.

—La verdad, no estoy entendiendo. ¿Quién es Rivers? ¿Qué pasó?

Escucharon un plato caer y se volvieron con miedo hacia Ari, sabiendo que había escuchado.

Ari levantó el plato con las manos temblorosas, rió de forma nerviosa y dijo un "Está bien, no pasó nada, no se rompió", antes de limpiarlo un poco y dejarlo en la mesa para acomodar una porción de pastel sobre este.

Sintió a Rivers abrazarla por la espalda y se obligó a respirar mientras unas lágrimas amenazaban con caer, Rivers ajustó el abrazo, haciendo que se tranquilizara un poco más.

—¿Ari? —alzó la vista hacia Juan, quien estaba a un metro de ella, con expresión preocupada—. Lo siento. ¿Estás bien?

Asintió sin más.

—Rivers es mi ex novia —dijo, hablando para Juan, pero sin mirarlo directamente—. Hace un año, vivíamos en un edificio de departamentos, era mi cumpleaños, y estaba Roier, quién en algún momento fue mi amigo, pero estábamos muy alejados para entonces... Mi cumpleaños fue una excusa para que no se encerrara en la casa de sus padres por una noche. Él tiene una depresión muy severa, y estaba en un mal día, así que lo estábamos ignorando y, en un momento de la fiesta, desapareció, había ido hasta la azotea, en el último piso, eran un total de diez, planeando lo que crees que estaba planeado. Samantha fue la primera en darse cuenta y fue corriendo desde nuestro piso, el seis, hasta la azotea, llegó apenas segundos antes que yo, había ido por el ascensor. Roier había querido tirarse, Rivers lo salvó, pero terminó cayendo ella... Y cuando llegué, fue solo para ver lo peor.

Su voz estaba dura y sus mejillas estaban empapadas. En la sala, Ama, Rocio y Osvaldo discutían en lo bajo que deberían haberle contado a Juan antes de venir para evitar darle un mal rato Ari, y que eran todos unos estúpidos.

Juan tomó un par de servilletas y se acercó a ella con delicadeza, limpió sus lágrimas con suavidad, mientras su otra mano se posaba en su brazo y dejaba leves caricias.

—Ari, lo siento muchísimo —dijo, haciendo que ésta llorara un poco más con esas disculpas, que venían siempre que salía el tema—. Estoy seguro que Samantha te ama, donde sea que esté, y te cuida con todo el corazón, tienes un ángel para ti ahora, estás más que bien y protegida —acarició sus mejillas y Ari sonrió mínimamente. El mayor dejó un beso en su frente—. Tienes a muchos que pueden acompañarte si te sientes sola, ¿lo sabes no? —ella asintió—. Bien, que no se te olvide, ahora me tienes a mí también —la abrazó y Ari se dejó esconder en su pecho, abrazando su cintura.

Rivers sonrió y se sintió un poco mal por dentro, pero estaba feliz que de su pequeña pudiera al fin ser feliz con alguien, alguien que estaba vivo y podía vivir con ella.

Se acercó en silencio, colocando una mano en el hombro de Juan, haciendo que un escalofrío lo recorriera.

—Le rompes el corazón y te atormentaré el resto de tu vida —susurró en su oído, y los ojos de Juan se abrieron ampliamente.

Ghost of you || Adaptación RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora