Órdenes del doctor

Playa

"Siempre estoy feliz de ver nuevos miembros, pero prefiero personas que tengan al menos alguna oportunidad de ser útiles para nosotros ... ¿Por qué pensaste que podrías traer un caso de caridad medio muerto aquí sin mi permiso, Chishiya? Este no eres tú." - El Sombrerero estaba paseando en la sala de ejecutivos. Niragi apuntó con su arma a Chishiya, mientras los otros miembros ejecutivos miraban al suelo, o miraban incrédulos al tipo con la sonrisa confiada.

"No me gusta la caridad. Prefiero los intercambios", dijo mientras sostenía la tarjeta del Siete de corazones.

El Sombrerero se detuvo. Sus ojos se abrieron y comenzó a reír mientras le indicaba a Niragi que bajara su arma, a lo que accedió frustrado después de ver el rápido asentimiento de Aguni. "¡Maravilloso! ¡El Siete de Corazones! ¡Finalmente! ¿Entonces este tipo la tenía encima?"

"Sí. Y al verlo, pensé que podría ser persuadido para que nos lo diera para consolar en sus últimos días. Él estara muerto de todos modos en el momento en que entre en otro juego. Aquí está la carta del juego de hoy también, por cierto, pero lamentablemente es un engaño ". - le dio ambas cartas a el sombrerero.

"¡Buen trabajo, hijo mío! Acabas de subir de rango." - tomó las cartas, y le indicó a Ann que tachara la pieza que faltaba en la pared. "Despiértalo entonces, quiero hablar con él".

"No está durmiendo, está inconsciente. Pero Kuina está con él, te avisaremos cuando se despierte".

"Juego rudo, ¿eh?" - dijo Sombrerero, manteniendo su radiante sonrisa.

"¿Este tipo realmente va a ser un aprovechado durante dos semanas enteras, comiendo nuestra comida solo porque nos trajo una tarjeta?", Espetó uno de los otros miembros ejecutivos. "No puede hacer nada más por nosotros, si muere en su próximo juego no nos traerá más cartas, ¡y ni siquiera puede limpiar! ¿Qué le pasa a su pierna de todos modos?"

"Debe haber sido alguna herida de otro juego, supongo. Nunca pregunté." - respondió Chishiya. "Pero no parece que vaya a correr pronto. Si quieres que sea útil, ¿por qué no lo sientas frente a las computadoras y le haces monitorear si hay algo sospechoso?"

"¡Qué idea tan maravillosa!" - El Sombrerero aplaudió.

"Ni siquiera lo conocemos". - Ann dijo fríamente.

"¿Y qué va a hacer, eh?" - El Sombrerero se rió de Ann. "¿Te mira fijamente mientras comes tu ensalada? No seas ridícula. No tenemos ningún secreto. Ya que eres tú quien lo trajo aquí, Chishiya, eres responsable de él. Haz que te informe y dime inmediatamente si hay algo que deba saber. Déjalo descansar unos días".

"Por supuesto." - asintió.

"Ahora shoo".