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21. Detalles

Después de todo, Milk había decidido creer en Goku, en sus palabras, en ese producto amor que tanto había profesado por ella en el último tiempo.

Tenía miedo, debía admitir. Se lo había expresado honestamente, entregarle su corazón una vez más, una última vez, no sería tan fácil como quisieran los dos. Milk lo amaba, adoraba a Goku, y era precisamente por ese amor que no quería dejar, el cual se negaba a perder, es que había confiado en él otra vez.

Ninguno de los dos podía asegurar lo que pasaría en el futuro, era la misma incógnita para ambos y, aunque Milk se negaba a pasar por lo mismo otra vez, tampoco quería echarse a morir tras tantos años luchando por el único hombre a quien vio con ojos de amor.

Se arriesgaría si era necesario, daría su corazón otra vez si tenía que hacerlo, pero Goku debía saber muy bien que si volvía a fallarle, no existiría súplica que le hiciera regresar.

Por otro lado, quería dejarse de tantas advertencias y vivir el momento, vivir lo que él comenzaba a entregarle luego de muchísimo tiempo.

Había decidido confiar y no preguntar, tal como aquella mañana, cuando al despertar se encontró con una linda rosa sobre la almohada vacía que se encontraba a su lado. Junto a ella había una nota simple, pero significativa.

Te espero en medio del bosque.

Te ama, Goku.

No iba a mentir, con tan solo leer aquel «Te amo» una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

Buscó un atuendo simple con el cuál se sintiera cómoda, aún así estuvo frente al espejo más minutos de los que hubiera querido. Se sentía como una adolescente que estaba a punto de ir a su primera cita con un chico del cuál gustaba mucho. Esa era la sensación que tenía en su estómago.

Tras verse en el espejo una última vez (y arreglar su cabello casi la misma cantidad de veces), Milk se consideró oficialmente lista.

Recorrió los pasillos de su casa en busca de sus hijos, pero no había un solo rastro de ellos. Milk frunce el ceño mientras sale de casa. ¿Cómo es que Gohan, Goten y Goku salieron de casa por la mañana sin probar un solo bocado? Los conocía muy bien, y sabe que sea dónde sea que se encuentren, deben estar rogando por un poco de comida.

No puede evitar reír, preguntándose si acaso la ausencia de sus hijos tenía que ver con la nota que Goku había dejado sobre la almohada.

El medio del bosque era unos pocos metros más allá, no tan lejos como parecía ser. Milk recordaba ese lugar muy bien, pues en medio de todos esos frondosos árboles había un gran tronco cortado, y del cuál solo quedaba una pequeña parte en la que Goku solía sentarse cada vez que podía. Lo había descubierto en más de un ocasión.

Milk juega con sus manos mientras se acerca al punto de encuentro. Siente un extraño movimiento inquieto en su estómago, producto del nerviosismo que siente en ese momento. Hay tantas ideas en su cabeza, pero ninguna en concreto. ¿Goku quería sorprenderla? pues debía ser honesta y admitir que ya lo había hecho.

Pocos minutos después, cuando la frialdad del bosque es reemplazada por un cálido rayo natural, Milk aclara su garganta mientras que busca a Goku, o a cualquiera de sus hijos con la mirada.

—¿Hola? —su voz es tímida. Todos sus movimientos también lo son. — ¿Goku? ¿Hay alguien ahí?

Tras no recibir respuesta, Milk detiene sus pasos. Lo único que oye de fondo hasta ese momento era el ruido de sus pisadas, junto al cantar de los pajaritos que revolotean a su alrededor.

Seven years later┊GoChiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora