°•4•°

139 14 2
                                    

Fuimos al bar. Nos decidimos a, mejor, simplemente tomar un café. Ya era tarde y ya habíamos comido antes de entrar a la sala. Todos discutían acerca de la película. Carol decía que se había entretenido más con las charlas de Steve que con la película. Natasha no había prestado mucha atención. Y, creo, que Sam y yo, somos los únicos que apreciamos la cinta.

— El cambio de blanco y negro a color es increíble, una belleza cinematográfica, Rolita— dijo.

— Estuvo bien, pero hasta ahí, creo que exageras— dijo Carol.

— ¿Exagerar?— dije— Sam tiene razón.

— Es lo mismo que cuento que Alicia en el país de las maravillas— expreso María.

— No, no, no, no tiene nada que ver— comenzó Sam.

— Está es más realista— complete, Sam me miro con una sonrisa en sus labios.

— ¿Realista? Hermano, en esa película hay un león que habla ¿Qué es lo que le ves de realista?— pregunto Steve.

— ¿Aguantarán la explicación?— todos asintieron, incluso Sam.

De reojo, logre ver cómo ladeaba el rostro, y sostuvo su mejilla sobre la palma de su mano. Expectante a mi explicación.

— Los personajes son más realistas. Sus sentimientos lo son. Pongamos un ejemplo, el que diste, hermano, el león. El cree que es un cobarde, cuando en realidad la valentía en si sale cuando uno tiene que enfrentarse a esos miedos— digo.

— Otro ejemplo— ahora yo volteo a ver a Sam, y le regaló una mirada igual a la que él me regaló anteriormente— El espantapájaros, cree que no es inteligente, cuando en realidad el aprendizaje es un proceso. Ninguno nace siendo inteligente.

— Se toman muy en serio una película para niños— rodé los ojos ante el comentario de Carol.

— No es para niños— dijimos a coro con Sam, nos miramos al mismo tiempo y sonreímos por la coincidencia.

— Buck, tu hermano soy yo, no el. Esas cosas las hacemos nosotros— todos reímos.

— Solo coincidimos en un gusto, no pretendo robarme a su hermano. Tengo suficiente con la mía— dijo Sam tras calmarse un poco la risa.

— ¿Tiene hermanos?— pregunto Natasha.

— Una, Sarah. Carol la odia— esta se mordió el labio inferior y negó con la cabeza.

— ¿En serio?

— ¡No, Steve! Sam esta bromeando ¡Amo a mi cuñada! Deberíamos traerla la próxima vez— sugirió Carol, su pareja frunció el seño.

— ¿La próxima?

— Si, la pasamos muy bien, yo por lo menos, aunque no me gusto la película, podríamos repetir este encuentro y ver una más entretenida, y además traer a mi cuñada, les caerá muy bien, ¿Qué les parece?— hubo un silencio de varios segundos, segundos que, la mayoría, nos tomamos para pensar en la propuesta de Carol— ¿No les gusta la idea?

— Yo creo que es una buena idea— dice mi novia.

— A mi también me gusta— habla mi hermano.

— Me apunto— afirmo María, haciendo contacto visual con su amiga.

— Sin más, ¡Lo haremos!— exclamo Carol al ver que si idea era aceptada.

— Espera, ¿Qué acaso mi opinión no cuenta?— digo.

— La tuya no, vendrás porque vendrás.

— ¿Y la de tu novio, querida?

— ¿Sam?— tanto Carol como yo volteamos a verlo, este se encogió de hombros— Lo tomare como un si, mañana pregúntale a Sarah, ¿Okey?— el asiente— Perfecto— concreta mi prima.

La noche transcurre con total normalidad. El tema de la película se toca con recurrencia, pero no tanto como las incontables preguntas. Preguntas de parte nuestra, Steve, Nat y yo, hacía Sam y María, para conocerlos mejor. Y viceversa. Entre tasa y tasa de café la noche fue pasando, y sin notarlo, se hizo la una y media. Nadie lo noto, hasta que yo lo hice.

— Oigan, creo que se nos hizo un poco tarde— dije apuntando al reloj junto a nosotros con el dedo índice.

— ¡Dios, es cierto! Mañana tengo trabajo, no puede ser— Carol se puso de pie como si tuviera un resorte, su amiga la imita de la misma manera.

— Dormiremos muy poco, Vers— María toma su bolso y lo cuelga a su hombro, mientras su amiga hace un puchero en forma de de berrinche— Nosotras tenemos que irnos lo antes posible o mañana llegaremos tardísimo, pero si ustedes prefieren quedarse.

— No se preocupe, yo también me voy a casa, estoy super cansada— dice mi novia poniéndose de pie.

— Te llevo a casa, Tasha— la imito.

— Vamos los tres juntos— habla mi hermano.

— Okey— estábamos preparándonos para irnos, saque mi cartera del bolsillo de mi pantalón, estaba por abrirla y sacar un par de billetes.

— Deje, va por mi cuenta— Sam poso su mano sobre la mía antes de poder concretar la acción, me mira a los ojos, me siento extraño, lo miro por lo que fue menos de un segundo, pero que lo sentí como un minuto completo.

— ¿Qué dice?— pregunto.

— Yo pago, usted y su hermano pagaron las entradas del cine, me corresponde— su mano sigue sobre la mía, con la otra saca su billetera y un par de billetes, para luego posarlos sobre la mesa— No es mucho, a comparación de las entradas.

— ¿Seguro?— yo aun no desvió la mirada por sobre la suya.

El asiente, y por fin, aparta su mano, mientras me regala una sonrisa. Correspondo y el se pone de pie. Nuestro contacto de miradas se rompe cuando la suya pasa por sobre mi hombro, volteo, en el mismo instante el que mi hermano, que yacía detrás de mi, también gira la cabeza.

— ¿Cuál era tu piso?— le pregunta a mi novia.

— El primero ¿No sabías?— contesta ella.

— No, perdón— Nat asiente.

María y Carol ya estaban por subirse a un para cuando nosotros tres, y Sam, salimos de bar. Nos despedimos de ellas rápidamente y luego las vimos alejarse. No tardamos mucho en conseguir un taxi, mi hermano y mi novia subieron al vehículo.

— Nos vemos, James— estaba a punto de subirme cuando siento la voz de Sam pronunciar mi nombre.

Acabo de notar que es la primera vez que lo hace. Hasta ahora se había limitado a llamarme por sobrenombres como: Señor Barnes, o Barnes. No lo sé, un pequeño y estúpido detalle que descubro. 

Me giro para verlo, le sonrió y estrecho su mano— Bucky— digo— Mis amigos me llaman Bucky.

— ¿Soy su amigo?— rio por lo bajo.

— Se podría decir que si.

— Que gusto, gracias. Entonces, nos vemos Bucky.

— Nos vemos Sam.



Lo Mucho Que Te Amé. ·SamBucky·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora