▪︎PRÓLOGO▪︎

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Paso su mano por los libros. Tap, tap, tap. Se escuchó, y resonó por toda la silenciosa biblioteca, creando eco. Su mano se posó sobre un libro sobre Quidditch, un libro que quizás sea el único medio normal de toda la sala. Agarró con fuerza el lomo, y lo tomo entre sus manos.
Se sentó en uno de los tantos sillones que había allí, y se puso a leer.

Pasaron varios minutos, y nadie había ido a molestarla, cosa que la sorprendía, hasta que (Como si Merlín la hubiera oído) vio delante de ella a su hermano menor.

- Hermana - Dijo un chico bajo, de cabello color azabache y ojos del mismo color, con una mirada seria. Era su hermano pequeño, Regulus Black. Que, con una expresión fría, pero con los ojos lleno de cariño la miraban.

- ¿Qué ocurre, Reggie? - Le preguntó a su hermano menor, utilizando el apodo que le había dado años atrás cuando no eran más que unos críos, con una cálida sonrisa en la cara, mientras que sus ojos castaños brillaban con alegría, al contrario que los otros que la miraban serios aunque en el fondo tenían un leve atismo de alegría.

- Madre y padre quieren que vayas a verlos - Respondió este con la voz monótona. Sin alterarse, aunque Mérope supo distinguir un poco de tembleque en el tono de su voz, y no pudo evitar sonreír. - Te esperan en su despacho - Dijo en un leve susurró, para después tragar en seco.

- Enseguida vuelvo Reggie - Le dijo con cariño y un toque de dulzura en su voz a su hermano. Mientras que se levantaba y cambiaba su cabello a uno color negruzco con sus ojos grises, petición de su madre para que no los mezclarán con ser familia de los Weasley, unos traidores a la sangre, según ella.

Camino por el largo y estrecho pasillo, que llevaba al despacho de su padre. De mientras que los cuadros del pasillo se dedicaban a criticarla ella iba pensando en que quería sus padres que había sido tan importante para llamarla en su hora de lectura.

Llego a la puerta y se paro delante de esta, llamó un par de veces.

- Adelante - Se escuchó una voz femenina desde adentro, era fría, sin tembleques como los de su hermano menor, sin sentimientos y con tono autoritario. Era la voz de Walburga Black, persona a la que tenia que llamar madre.

Abrió la puerta, sintiendo como el gélido aire chocaba contra su cara, haciendo que tuviera que cerra los ojos. En cuanto se acostumbro y pudo abrirlos, observo a su madre mirándola fría sin sentimientos, mientras que su padre estaba sentado en su silla, y en el suelo estaba el cadaver de su hermano gemelo, Sirius. Se quedo helada, paralizada por el miedo. Con los ojos desorbitados, y la piel más pálida de lo normal. En el suelo se encontraba su Sirius, noto como el aire se le escapaba de los pulmones, incapaz de respirar.  Miro como su hermano le miraba con los ojos desorbitados, reconoció la maldición, Avada Kedavra, su mirada se poso en su madre, quien sonreía cínicamente. Y luego a su padre, que su mirada se encontraba fría pero con un pequeño deje de arrepentimiento.   

Y, escucho como una voz susurraba algo...

- Tu serás la siguiente - Decía cada vez más y más fuerte. Hasta que no pudo aguantarlo más.

Abrió los ojos de golpe, estaba sudorosa y respiraba irregularmente.

- ¿Qué te pasa, Méro? - Le preguntó su hermano Sirius, ya que esta había estado sobre su hombro todo el tiempo. Suspiró aliviada, todo había sido una pesadilla.

- Nada, nada, solo una pesadilla - Murmuró aún medio dormida.

- ¿Estas segura? - Le volvió a preguntar.

Solo por ser pelirroja... (James Potter Y Tu) (Actualizaciones Lentas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora