𝗜: 𝘏𝘢𝘺 𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘱𝘦𝘰𝘳𝘦𝘴.

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HAY COSAS PEORES
QUE UNA MALA CLASE,
POR EJEMPLO, MALA IMPRESIÓN




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Robby ha estado mirando en su dirección de una manera muy insistente. Luego de volver de sus clases en el dojo y pedir perdón a su papá con insistencia y a la chica también, se puso a cortar su bonsai. Estaba podando el pequeño arbolito para despejar su mente, pero su hermano no estaba ayudando en absoluto a su concentración y la paz mental que estaba buscando.
Hay una cosa importante, se equivocó terriblemente mal, pero odia creer que esta haciendo algo vergonzoso frente a su hermano.

La cuestión tiene que ver con un orgullo menor, porque ella es alguna tonta especie de ejemplo a seguir. Ya sabes, ella es la clase de persona que trató siempre de cuidar a su hermano, ahora no sabe si puede seguir teniendo ese propósito si ha cometido un error tan mínimo e inamovible.

—¿No quieres hablar de lo que pasó? —preguntó por fin, Robby.

—No pasó nada.

Un silencio, luego un suspiro de Robby y Sam decidió que no podía seguir podando las pequeñas hojas.

—Cualquiera se equivoca, Sam. No te hace menos cometer un error, y por un demonio, no soy bueno haciendo estas cosas, pero no quiero que sientas culpas. Tómalo como eso, como un error.

—Okey... Gracias, cara de idiota.

Robby sonrió.

—Si como sea.

Sam sonrió una vez quedó sola, probablemente su hermano tenía razón. Es decir, lo suyo fue accidente tonto en un contexto determinado, cualquier persona podía equivocarse, incluso si esa persona llegó a las finales del torneo de All Valley. Está bien, el mayor miedo de Sam aparte de ese error era que todos sus sentidos sensatos se habían apagado automáticamente, ¿Así es cómo se sentía cuándo alguien te gustaba en serio? Santo cielo, sentía lástima por su hermano. Había sido divertido haberlo visto hacer el tonto y actuar tan gracioso al frente de Miguel, antes de ser novios y siéndolo.

¿Cómo se suponía que iba a aceptar que le pasará eso? ¡Que horror!

Cuando llegó a su casa se tomó una ducha lo bastante extensa como para pensar. Lo mejor fue que, en serio no sentía tantas cosas por la chica, recién la estaba conociendo. No es como si aquello significará que prontamente se casarían, tendrían dos hijos y algún negocio en conjunto...Odiaba tener una mente demasiado trabajadora, era su ruina.

Al salir de la ducha lo único que hizo fue ponerse un pijama y sentarse sobre la cama a mirar la nada. Daniel iba pasando por el pasillo cuando notó la puerta entre abierta y vió la rara expresión de su hija.

—¿Sam? ¿Cielo?

—¿Cómo supiste que te gustaba papá? —preguntó sin voltear a verlo.

Daniel alzó una ceja ante el extraño y repentino cuestionamiento.

—Es algo complicado. Diría más bien, que sucedió con el tiempo, tenía su mérito, ¿Sabes?

Sam volteó a verlo, de pie en el umbral.

—¿Te sentiste cómo un idiota? ¿Así cómo un tonto que no sabe lo que hace ni cómo manejar su cuerpo?

—Wow. Esa es una forma muy cruda de describirlo. Pero, a veces simplemente puedes llegar a ponerte lo suficiente nerviosa si estás cerca de alguien que te gusta. ¿No? —explicó. — Pero ni siquiera pienses en hacer las locuras que hizo tu hermano, ni siquiera sé cómo es que Miguel realmente lo soporta.

—Ah, sí. Obvio no haré esas cosas. —rió bajito, algo tensa.

Ya estaba hecho. Estaba segura de que había hecho la cosa más mortalmente peligrosa, Daniel dió un beso, Robby recibió un puño en la cara y ella solo lanzó una patada. No. Definitivamente era un peligro para sociedad.

Sí la señorita Nichols —cuyo nombre no tenía idea cuál fuera—, iba mañana a la clase de karate. Le pediría perdón una vez más, quizá para compensar el mal rato dejaría que ella la empujara a la colchoneta. No importaba, no siempre lo mejor era ganar.





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Tory tenía un ceño fruncido. Lo suficiente para que se notará su molestia, pero siendo realista casi siempre tenía una expresión de enfado en el rostro. Ahora mismo ese enojó iba dirigido a una chica de lindo cabello en ondas que estaba unos metros más adelante que ella, por sí, volvió a ir a la clase de karate una vez más. Porque, ¡Eran gratis! No debía pagar un solo centavo al menos, no si no lo quería —o no podía—, y por su situación en la que debía siempre estar alerta algo como las artes marciales era muy importante para ella.

Lo no importante era la princesa afligida que tenía unos absurdos ojos de cachorro pateado. Tory suspiró exasperada, ¿Así que la chica se sentía mal por lo que hizo? Diablos, era la primera vez en la vida que alguien que no fuera ella misma, daba una mala impresión. Sí, la chica le dió una muy mala impresión.

Estaba demente.

—Hey. —dijo una voz a su lado distrayendo su concentración.

Miró al tipo que tenía una sonrisa estúpidamente amigable.

—Hey. —saludo haciendo un gesto con su cabeza.

—Soy Miguel, por cierto. Es genial que hayas vuelto, y que no hayas tomado el accidente de ayer como algo personal. Sam realmente es muy buena en lo que hace, solo que, seguro actuó desde la emoción.

Tory alzó una ceja.

—Bueno, entonces debería dejar de ser tan emocional. Casi me rompe la nariz, y lo cierto es que no me llevo bien con la gente así. Soy Tory.

Miguel sonrió medio incómodo. Se había sentido algo intimidado.
Como si las cosas se estuvieran repitiendo, la clase empezó de nuevo pero los novatos quedaron a cargo solamente del sensei Daniel, quien mejor lo apartó para enseñarles las técnicas de concentración y memoria de músculos. Tory estaba justo de pie viendo al resto de la clase, seguir las instrucciones del otro sensei. Recién podía darse cuenta de ese detalle, era rubio y daba gritos en lugar de palabras una sonrisa divertida se escapó de ella al ver eso.

Luego sus ojos se concentraron en Sam.
¿Samantha tal vez? Y su cara de concentración. Vaya, se veía diferente cuando estaba concentrada a cuando estaba siendo un insufrible cachorro o lastimado o hiperactivo. ¿Alguien más había notado eso? Un Golden retriever. Asco.

Solo con una patada en la cara, Samantha Lawrence había conseguido una atención inesperada sobre ella.





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N/A: solo pensé que está sería la primera vez que a Sam le gustaría alguien y no sabría cómo manejarlo por si misma jsjs, lo cual lo hace gracioso y tierno (?) Probablemente Tory se sienta confundida. Ella es más como un pastor alemán ahre. Yo asociando a estas dos con vibras de perros JAJAJA. ¿O gato negro para Tory?

No sé pero amo que sean así aquí jsjs.

Gracias por leer 💕✨

Como intercambiar una patada por un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora