IR CONMIGO ES UN
RIESGO Y AÚN SABIÉNDOLO,
¿VENDRÁS?
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Samantha se quedó quieta escuchando lo que su hermano había dicho. Robby era sin duda un caso aparte de esos que se reían del resto cuando no tenían ni la cara para aconsejar adecuadamente.
—No soy tan idiota para hacerte caso, Robby. Básicamente eres el ejemplo de lo que no se debe hacer.
—Sí, puede ser, pero al menos sí conseguí que Miguel me aceptará como su novio.
Samantha rodó los ojos, siguiendo su camino hacia el baño para por fin darse una ducha. Además allí podría tener su momento de reflexión, donde casi siempre ocurre cuando las dudas de la vida cotidiana atacan la mente. Los pensamientos que obtuvo ahí fueron los pros y contras que encontró, el primero que tuvo y por supuesto pensó que a estas alturas era el mejor, fue aquel que le indicaba que dejará la idea de querer hacer algo. Exacto, solo presentaría atención a este enamoramiento como algo que sucedió pero no intentaría por ningún medio buscar una cita o algo así.
Ella no era como su papá Johnny o Robby.
No podía simplemente meterse en la vida de alguien más sin ser invitada. Cerró el agua de la ducha y salió convencida de que no había nada de malo en ser una cobarde. Podía dislumbrar a Tory Nichols de lejos, suspirar con ella y creer que es lo más increíble pero no algo más.
También aquello se debía que para Sam una posible relación no puede nacer de un simple "me gustas yo te gusto salgamos" apenas una semana de conocidos. Le aterraba la idea de pensar que la otra persona no la quisiera realmente, porque deben de quererla no solo a las dos de la tarde, luciendo bonita y arreglada en medio de la cafetería. Debían quererla a todas horas, trasnochada y aterrada por rendir algún parcial.Quererla solo por ser ella. Y amar su personalidad antes que su belleza.
Samantha salió de la ducha pensando que para ella era suficiente con mirar a Tory de lejos, a veces así todo reacciona de una mejor forma. Sentada en su silla a la hora de la cena el ruido de su familia se sentía como un momento lejano, ella estaba más concentrada en términar su comida y poder descansar era esas tardes en las que sentía como en automático probablemente porque se trataba de semana de trabajos y evaluaciones a la noche se quedó tendida en su cama durmiendo al instante.Se sentía algo confundida, estaba de pie dejando parte de sus libros en el casillero cuando vio pasar a una muchacha de cabello rubio. En realidad no necesitaba más que eso, estaba segura de haber visto a Tory cruzar como si ella nunca hubiese estado antes en el colegio. Samantha es lo suficiente sensata para reconocer que sabe que Tory no era estudiante de allí, de otra forma la habría notado por lo que tiene muchas dudas acerca de qué hace de pronto ahí. Trató de seguirla con la mirada pero un montón de chicos que venían saliendo de sus aulas hicieron que la chica rubia se pérdiera de su vista.
Tenía ganas de conocerla, incluso si solo fuera como amiga, pero de nuevo eso rozaría las malas ideas no había forma de devolver el tiempo atrás.
Avanzó hacia la clase con muchas dudas en mente, pensando que se encontraría a la aparente chica nueva en las clases, pero no hubo rastro de Tory en todo el día. ¿Acaso había pérdido la cabeza tan pronto? Solo era una chica, no había tiempo para hacer tales conexiones, no quería ser una escritora para viver del pensamiento, los anhelos y la ensoñación, incluso si en algún momento de su vida el abuelo Miyagi le dijo: "aunque a Sam no gustar mucho, corazón usa más que cabeza". Claramente se esforzo por no seguir haciendolo, una vez le dio una patada al pequeño bravucón de primaria, el niño se término disculpando y luego a no reírse más de los chicos con frenos...Fue un buen amigito, pero ciertamente decidió no meterse en problemas de tal forma.
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Como intercambiar una patada por un beso
Hayran KurguSamantha patea el rostro de la chica a la que quería besar. [Parte 3: "Guías para un romance patas arriba"].