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También le había preguntado a sus amigos si sabían algo de él pero estaban en la misma. Hasta llegó a preguntarle a sus padres y le dijeron que no había ido a visitarlos pero sabía que estaba bien. En la facultad tampoco, no faltaba casi nunca y de la nada desapareció.
Había pasado ya una semana en la que no se habían visto, ni un mensaje. Juli no quería mandarle nada porque no sabía que estaba pasando, puede que le haya pasado algo y no quería hablar.

Para algunas personas puede ser exagerado pero nunca les pasó algo así de estar tanto tiempo sin verse ni siquiera en alguna juntada.

Después de pensar qué podía hacer se decidió por ir a su casa. Mandarle mensajes fué inútil porque no aparecía ni en línea.

Cuando llegó el encargado lo reconoció y lo dejó pasar, lo bueno de venir seguido y sacarle un poco de charla de vez en cuando.

Y ahora? Ya estaba subiendo el ascensor al piso 4 y ni pensó en qué decirle.

Cuando llegó tocó la puerta y el timbre repetidas veces hasta que escuchó que se acercaban. Cuando abrió ninguno de los dos habló, nomás se miraron por unos segundos y lo dejó pasar. Estaba como siempre él.

—Estás bien, Enzo?— Se dió vuelta viendo cómo cerraba la puerta. No entendía qué pasaba, lo veía tan tranquilo.

Lo primero que pensó cuando desapareció fué que tuvo alguna crisis o algo así.
No contestó y se dió vuelta mirándolo a los ojos. Julián volvió a hablar.

—Qué pasó? Contestame— Estaba verdaderamente preocupado— De verdad Enzo, contame qué pasó… Querés hablar?

—No quiero… No quiero hablar de nada, Julián— Contestó seco sin sonar enojado o algo más— Nomás me tomé unos días. Les iba a decir hoy.

—Tenías que habernos dicho antes. Todos llamamos a tus viejos y a tus hermanos para saber qué te pasaba, la última vez que alguien llamó ya estaba preocupada tu vieja.

—Ya sé… Nomás quería estar solo unos días.

—No hagas más esto-

—Fué por mi bien— Julián frunció el ceño algo sorprendido por la manera en la que contestó.

—Ya sé Enzo, pero por el bien de todos nos tenías que decir antes. Hablar, por qué no hablas? estamos todos siempre no? Nos dejaste re preocupados a todos.

—Sabés que a veces no puedo… Sabés que no me sale— Sentía que estaba en una discusión, cosa que por suerte nunca tuvieron y esperaban no tener. Ninguno gritaba, nomás se contestaban en un cuarto de segundo.

Juli se acercó a él envolviendolo en un abrazo, Enzo se sintió muy cómodo siendo rodeado por el mayor. Hace mucho no era abrazado así y lo necesitaba. Cuando Juli iba a terminarlo Enzo lo agarró más fuerte quedándo así un rato. Otra vez un silencio para nada incómodo. Los dos no eran de abrazar mucho, capaz alguno boludeando pero nada más.

Ambos se sentían seguros y no querían que termine pero así fué, terminó.

—Vos estás bien?— Enzo preguntó atento. El más bajo asintió. No quería que se preocupara por él ahora. Enzo estaba bien y se sentía mejor porque tuvo tiempo de estar tranquilo, pensar bien las cosas y descansar un rato de estar de acá para allá… No hacía mucho pero andaba por todas partes siempre.

Julián contestó que sí, como siempre. Enzo le ofreció algún té o algo caliente para tomar mientras él se quedaba en el living.

A los minutos volvió con dos tazas de té y las dejó en la mesita que tenían al frente.

—Te extrañé.

Soltó Enzo cortando el silencio.

Dos simples palabras hicieron latir con rapidez su corazón, más si jamás lo escuchó decir del menor. Lo hizo tan felíz en esos segundos con algo tan simple.

Here, there and everywhere / J. Álvarez & E. FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora