Hola, querido lector.
Prefiero mantener mi identidad en secreto, nadie sabe lo que sentía en mi interior cuando esto pasó y por mucho que desee contarlo para no sentir que no valgo nada, preferiría que la gente no supiera quién soy, por si me conoces, podrías reírte de mí.
Era el pueblo más aburrido que pueda haber existido nunca, y no, por si se lo está imaginando, esta no es la típica historia donde un pueblo aburrido resulta tener un supersecreto escondido o tiene algo de magia en él. No.
Este era un pueblo muy pequeño, con apenas dos niños viviendo, todo eran abuelos y gente que subía de vez en cuanto, tenía un parque, un camping, unas casas y muchos caminos. Estaba justo al pie de una montaña muy alta, pero poco conocida. Mis padres alquilaron una casa cuando yo tenía seis años para ir a los fines de semana, para salir del oscuro ambiente de ciudad, para andar por la naturaleza, y para hacer amigas.
Pero yo era una chica solitaria, bueno, nunca fui del todo solitaria, que se le pueda llamar, yo era esa niña que en la escuela estaba contenta jugando sola con mis amigos imaginarios, aunque ahora que lo digo sí que suena un poco solitario. Pero bueno, cuando las personas de tu alrededor solo intentan manipularte y sientes que no vales nada por nadie, estar con esos amigos imaginarios era la mejor opción, y me encantaba, me pasaba los patios jugando sola inventando mis historias, para no sentirme mal conmigo misma siempre me repetía lo mismo "Es mejor jugar tu sola a algo que te guste que jugar a algo que no te gusta con otra gente, así puedes jugar a lo que quieras".
Muchas veces vino gente a mi vida, amigos, con los que podía estar, reír y jugar. Pero me pasó lo que pasaba siempre, que están allí para reír, pero cuando estoy triste se van con otra gente, y así ha sido siempre, aunque me cueste admitir, mi mejor amiga nunca estuvo a mi lado, nunca, todo eran risas, siempre jugar, nada que estar conmigo y animarme, muchas veces me quedaba sentada en un banco del patio mientras observaba como la gente jugaba, como ella jugaba con otra gente y yo estaba sola, luego siempre venía y me decía "Somos mejores amigas y te querré siempre" Nunca le dije nada, no quería perderla.
Sin embargo, con seis años mi expectativa de ir a un pueblo nuevo no me despertaba ningún tipo de interés, siempre había sido una niña buena que obedecía y callaba, y eso es
precisamente lo que hice.
No recuerdo mucho de cuando llegamos, pero no hice amigas, no había nadie de mi edad, así que tanto mi hermano como yo nos quedamos solos. Íbamos al parque y jugábamos entre nosotros, aunque nunca fui muy cercana con mi hermano, simplemente, estaba allí.
Saldes se convirtió en un pueblo al que íbamos los fines de semana para ir a disfrutar de la naturaleza, y me diréis, y pasárselo bien, en el camping, jugar, parque, y todo lo que hace una niña de seis años, pues no, cuando íbamos al pueblo, era para ir a andar, punto.
Hacíamos excursiones por caminos nuevos, muchas veces venían mis abuelos y nos pasábamos día y noche andando por los caminos, andando, y andando, y andando, y no parábamos nunca de andar.
Al principio estaba bien, era mi escapada por no tener que pensar en la gente de mi escuela y por no tener contacto con ellos, era mi lugar privado para caminar, estar tranquila, y disfrutar de la naturaleza... Hasta que mi hermano se llevó a sus amigos. Y diréis, pues no será para tanto, un niño que se lleva a sus amigos un fin de semana a su pueblo... pero sí que era para tanto.
Mi hermano siempre ha sido mucho más sociable que yo, nunca lo he entendido, pero tenía una capacidad increíble para hacer amigos, no lo entendía, pero así era.
En la escuela él tenía un grupo de cuatro, eran tres niños y una niña, y estaba bien, pero todo fue a peor cuando sus padres se hicieron amigos. Ya no solo eran unos amigos de clase, sino que ocho padres se habían hecho amigos, y eran inseparables, así que empezaron a quedar, los padres hablaban y los niños jugaban, pero, cómo no, cada amigo tenía un hermano o hermana, y especialmente, dos de estos niños tenían una hermana cada uno, un año mayor que yo, y eran amigas.
La otra niña, amiga de mi hermano, tenía un hermano, pero era más pequeño que ella, así que se pasaba el rato con los niños, las chicas estaban juntas, los padres también, y después, estaba yo.
Al principio me daba igual, hacía lo que ellos hacían y pues no me importaba, pero cada vez quedaban más, se hacían más amigos y hacíamos más cosas juntos, como ir a cenar, a las casas de la gente, y muchas cosas más, a mí no me gustaba, porque me quedaba sola siempre, aunque todo el mundo siempre fuera muy amable conmigo, sentía que aquel no era mi sitio, y deseaba volver a casa. Pero nadie lo sabía, y si lo sabían, a nadie le importaba, así que empezaron a llevarlos al pueblo, y todo fue a peor.
Venían las tres familias, y las caminatas las hacíamos todos juntos, y siempre me sentía sola, todo el mundo hablaba y jugaba, con las chicas mayores intentaba encontrar mi sitio, pero absolutamente todo el mundo era abierto, extrovertido, con mucho encanto, siempre sabían qué decir y qué hacer para reírse y pasárselo bien, al contrario que yo, la niña solitaria que no hablaba. Así que mientras los chicos jugaban, los padres hablaban, y las chicas se reían, yo intentaba encontrar mi sitio, pero ellas eran muy diferentes a mí, extrovertidas y tal, por lo que nunca fui amiga suya, yo no escogí aquellas amigas, yo no escogí nada de aquello.
"Relaciónate" Me decían mis padres "Son buena gente, habla con las niñas mayores, juega con los demás, habla" Me decían.
Pero yo no quería ir con ellos, no, yo quería relacionarme con quien yo escogiera, con quien yo dijera que quería estar y hablar, no con aquellas que siempre me ponían nerviosa e incómoda.
Pero la relación entre los amigos de mi hermano y sus padres se fue intensificando, siempre que podían iban al pueblo con nosotros, siempre, siempre, siempre, y yo me seguía sintiendo sola, y me seguía sintiendo incómoda, deseando que se fueran, obligada a hablar con gente con la que no quería, obligada a todo por hacerme sentir peor conmigo misma por no ser como ellas, y cada vez que pensaba que no era como ellas, me sentía peor conmigo, porque sabía que estaría sola para siempre.
"Pues llévate a alguien al pueblo, alguna amiga" Me decían mis padres, me decían que podía llevar a quien yo quisiera, pero no había nadie.
Ya habían pasado unos años desde el inicio de esto, y yo seguía estando sola en la escuela, unas chicas decían ser mis amigas, pero a la mínima encontraban algo para hacerme sentir peor conmigo misma, me perseguían por el patio haciéndome llorar, me metían la culpa de cosas, me obligaban a hacer cosas que odiaba para humillarme, como llevar vestidos rosas enormes en el patio o gravarme haciendo el gilipollas y enviándoselo a todo el mundo, me hacían verlas como bailaban mientras yo las tenía que observar deseando hacerlo yo también.
Recuerdo haber contado estas cosas a mis padres más de una vez, pero nunca hicieron nada por impedirlo, no sé que me decían, pero todo seguía y nada cambiaba.
Un día me llevé a una amiga al pueblo, para demostrar que yo también tenía derecho, pero fue muy corto y nunca volvió, los demás seguían viniendo, y viniendo, y viniendo, y yo obligada a ir a donde ellos decían, y en hacer más y más cosas.
Y yo estaba sola.
Había veces que íbamos al pueblo solos, pero era desagradable. Al cabo de un tiempo me aburrí de ese lugar, ya habíamos visto los mismos sitios millones de veces, y les pedía no hacerlo, no ir, pero nada cambiaba. Mis abuelos venían siempre y como no podían andar mucho, teníamos que hacer vueltas cortas y tranquilas. Y así ha sido siempre.
Y siempre ha sido una mierda.
Con amor, yo.
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Alone in the town
Proză scurtăUn pueblo. Una puta mierda de pueblo, dónde iba obligada y tenía que sentirme aún más sola de lo que ya estaba, sin amigas, sin nadie a mi alrededor, solo yo, aguantando cada maldito segundo de mi vida, aun soportando sentirme sola en la escuela, te...