Relampago Amarillo: Parte 1

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De niño mi madre solía contarme acerca de los Pokémon, criaturas fantásticas que acompañaban a los hombres en sus aventuras. Monstruos que controlaban los elementos, representaban el poder, la bondad y lo asombroso de la naturaleza. Criaturas que de un momento a otro desaparecieron de este mundo sin dejar rastro. Ahora no son más que un cuento de hadas, uno entre varios más que solo existen en la imaginación de los niños. Incluso ahora me pregunto, ¿Qué pasaría si los Pokémon fueran reales?

Mi cuerpo estaba bañado en sudor, no recuerdo cuanto tiempo pasó desde que me desperté. Lentamente, lleve mi mano a mi cabeza tratando de calmar mi respiración. Otra vez esa maldita pesadilla acechaba mi mente. Ya llevaba tiempo sin que esos sueños aparecieran en mi mente, ¿Por qué ahora regresaban?, eso fue lo primero que pensé, no me importaba que estuviera en el suelo, ni la hora que fuese, mi mente no estaba para esos detalles en ese instante.

—¡AAAAASH! Baja ya que tu desayuno se va a enfriar—

El grito de mi madre llamándome para desayunar fue lo que me sacó de mis pensamientos. A lo cual tengo que agradecer, porque entre más lo reflexionaba mi cerebro solo me traía esos horribles recuerdos de vuelta. No sé si Arceus estaba jugando con mi cabeza, pero era mejor no recordar. Es lunes por la mañana,,, lo cual implicaba día de escuela.

Rápidamente, me vestí y bajé al comedor. Lo delicioso del aroma de lo que había cocinado mi madre fue suficiente como para borrar todas esas aterradoras imágenes de mi cabeza, por lo menos por un tiempo.

— ¿Qué te pasó? — me pregunto con un rostro preocupado mientras yo comía un trozo de pan

—Mmmm... Nada - le dije desviando la mirada, ella ya había tenido que lidiar con esto antes, no quería tener que preocuparte de nuevo.

—Soy tu madre Ash, y sé cuándo algo te preocupa, además ese golpe en la cabeza no es buena señal—

—Ou...— ella se me acercó para revisar el golpe, hasta ahora no lo había notado, supongo que por todo lo demás que había pasado mi cuerpo no reacciono al dolor.

—No es nada grave, aun así, ya no eres un chiquillo como para estar cayendo de la cama por jugar en ella—

—Lo tendré en cuenta, mamá— respondí aliviado, por lo menos no se había dado cuenta de la verdadera razón de mi caída.

—De todas formas, termina tu comida y ve rápido o si no llegaras tarde por quinta vez en 2 semanas...—

Trague saliva al escuchar esa última frase, si bien mi madre es amable y cariñosa, cuando se enoja si es alguien de temer, lástima que solo yo sea el que la conoce en ese estado.

Los minutos pasaron, yo ya me encontraba en camino a la escuela, Lumiouse era una ciudad enorme, demasiado para mi gusto. Llegué aquí hace 5 años luego del incidente que nos obligó a mi madre y a mí a mudarnos a la región Kalos, "el recuerdo aún sigue vivo en mi mente" pensé mientras tocaba mi brazo envuelto en vendajes, puede que la herida ya haya sanado, pero en el fondo aún dolía no de forma real, pero sí emocional. Me sentía más seguro, así calmaba el incesante dolor que mi mente generaba cada que veía la cicatriz.

—Hmm es brillante de lo usual—

Me dije a mí mismo notando como el océano ese día tenía un peculiar brillo. Era mi imaginación o algo real, la verdad no le tome mucha atención, preferí seguir mi camino hasta la preparatoria.

—De vuelta al rodeo—

Hable tras observar la imponente infraestructura del lugar, aún me sorprendía que pudiese ingresar a esta preparatoria tan exclusiva, no sé qué clase de contactos tuviese mi madre, pero no sé si estarles agradecido o querer golpearlos en la cara.

Pokemon: HuntedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora