Mientras Ruri intenta mantener a salvo a su pequeño hermano, esta se ve envuelta en numerosos encuentros con los altos mando de la reconocida pandilla Tokyo Manji.
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Si bien Hanagaki Takemichi se encontraba actualmente en la comodidad de su habitación, la mente de este seguía repitiendo la última conversación que tuvo con Emma en el hospital. Ya era primero de agosto y la ToMan se encontraba dividida a causa de un desacuerdo entre ambos líderes. A este paso se desataría el conflicto interno que le había mencionado Osanai en el futuro y debido a esto, el tres de agosto Draken morirá. Aquel posible futuro continuaba carcomiendo los pensamientos del joven.
La impotencia se apoderó del rubio al recordar la situación en la que se encontraba, ya que su hermana mayor lo había obligado a hacer reposo en casa debido a sus heridas, quedando confinado a su habitación, aunque ya se encontraba en perfecto estado, pero el chico prefería obedecer para no causarle más problemas a la mayor y tampoco deseaba volver a ser regañado como cuando volvió del hospital. Takemichi había experimentado de primera mano lo aterradora que podía llegar a ser la pelinegra cuando se enfadaba, por lo que era mejor evitar problemas.
El muchacho agitó su cabeza con brusquedad en un intento de alejar aquellos pensamientos, no podía culpar a su hermana por preocuparse por él, además, ella no sabía sobre el terrible futuro que aguardaba a sus amigos. El joven intentó recordar la relación que mantuvo con la pelinegra en aquel tiempo, recordaba como de joven siempre se la pasaba quejando de como la mayor nunca lo dejaba en paz y lo molesta que le parecía cada vez que le decía lo que tenía que hacer, por lo que con el tiempo terminó alejándola, para luego acabar quedándose solo, sin amigos ni familia que se preocupara por él, viviendo como un fracasado y sin apoyo alguno.
Pero Takemichi, quien a sus 26 años había experimentado lo duro que podía llegar a ser la vida, en esta nueva oportunidad había logrado comprender lo complicado que siempre había sido todo para su hermana. La joven, a pesar de solo ser la mayor por tres años, se vio en la obligación de tomar el rol de adulto responsable de la familia solo para poder cuidar del menor y aun así logró salir adelante, terminar sus estudios con honores, asistir a las prácticas de su club, ingresar a una prestigiosa universidad, mantener la casa en orden e incluso solucionar de vez en cuando los problemas de su inútil hermano.
Takemichi pensó en lo afortunado que había sido por tener a alguien apoyándolo en todo, aquel viaje al pasado le había recordado lo mucho que amaba a su hermana y lo mucho que era amado por esta. Por lo que se había dispuesto a responder la amabilidad y atención de la misma forma. Esta vez se aseguraría de no arruinar las cosas entre ambos, el joven estaba dispuesto a aferrarse a ella si eso significaba no volver a abandonarla, pues sabía lo dolorosa y abrumadora que podía llegar a ser la soledad y esta vez no deseaba volver a experimentarla, por muy egoísta que sonara.
—Lo logré... Takemichi percibió como un inútil sentimiento de logro se expandía por todo su ser, el chico había disfrutado de bastante tiempo libre los últimos días de reposo, se aburría tanto que terminó de completar un rompecabezas de 2500 piezas que había recibido durante su último cumpleaños.
