CAPÍTULO UNO『Parte 1』

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HoSeok se dejó caer sobre el colchón, su cuerpo resbaladizo por la transpiración y flácido de placer. Los espasmos de su poderosa liberación todavía sacudiendo violentamente su esbelto cuerpo. TaeHyung, se había desenredado, separado y distanciado de él a los pocos segundos de su mutuo orgasmo y yacía boca arriba junto a él, con la respiración pesada y entrecortada.

HoSeok se giró de lado para trazar amorosamente su perfil con los ojos, anhelando tocar y acariciar la piel suave y ligeramente bronceada, pero sabía que su toque sería rechazado. Sus palabras, las que siempre decía después de su clímax, aún flotaban en el aire entre ellos y aún, después de todos estos meses, dolían más de lo debido.

Dame un hijo, HoSeok…

Con esas cuatro palabras, mató el resplandor, destruyó la intimidad del momento y relegó el acto a nada más que un imperativo biológico.

Después de dieciocho meses de lo mismo, HoSeok finalmente había aceptado que nunca cambiaría. No fue una realización abrupta. No, era uno que había estado creciendo constantemente desde la primera vez que los dijo.

¡Pero HoSeok tenía sus propias cuatro palabras!. Eran palabras que habían estado en la punta de su lengua durante meses y deberían haber sido pronunciadas mucho antes. Eran palabras que ya no podía tragar; por mucho que le doliera decirlas. Se sentó, desnudo, con el cuerpo todavía temblando, y acercó sus rodillas a su pecho. Envolvió sus piernas con los brazos, apretó su mejilla contra sus rodillas y observó cómo la respiración se estabilizaba y sus propios temblores disminuían. TaeHyung reposaba con los brazos abiertos, magníficamente desnudo, con los ojos cerrados, pero sabía que no estaba dormido.

No, TaeHyung se tomaba unos momentos para recuperar la compostura antes de dirigirse a la ducha, donde siempre lo imaginaba restregándose frenéticamente su olor y caricias en su piel bronceada.

Ya no pudo contener las palabras, las que salieron de sus labios con una seriedad desesperada.

— Quiero el divorcio, TaeHyung.

Se tensó. Cada músculo de su cuerpo se puso tan tenso como un resorte enroscado antes de girar la cabeza para mirarlo atentamente. Sus ojos estaban entrecerrados y su labio superior se curvaba burlonamente.

— Pero pensé que me amabas, HoSeok— se burló con exquisita crueldad, y HoSeok bajo la mirada y cerró los ojos, tratando de enmascarar el dolor que causaban sus palabras. Cuando estuvo seguro de que tenía sus emociones bajo control, subió la mirada y abrió los ojos.

— Ya no. — Esperaba que la mentira sonara convincente.

— Hmmm… — ronroneó. — ¿Qué pasó con... "Te amaré por siempre, TaeHyung"?

— Las cosas cambian.— susurró.

— ¿Qué cosas? — TaeHyung rodó sobre su costado y se apoyó en su codo, descansando su cabeza en su mano. Se parecía tanto a un gladiador romano en reposo, que su garganta se secó de deseo.

— Los sen-timientos cambian… — tartamudeó vacilante. TaeHyung volvió a emitir ese ronroneo ronco de nuevo, pero HoSeok no se dejó engañar por su postura relajada; estaba tan tenso como una serpiente enroscada. — Yo… he cambiado…

— No te ves diferente.— dijo evaluándolo, su voz todavía era tierna.— Sigues siendo él mismo HoSeok con el que me casé. El que decía amarme tanto que no podía vivir sin mí. Aquel cuyo papá se aseguró de que obtuviera exactamente lo que quería… — Y fue entonces cuando lo golpeó, sin moverse, sin cambiar su voz. — El mismo tímido HoSeok, que ni siquiera puede darme lo único que siempre he querido de esta patética excusa para un matrimonio.— HoSeok se estremeció pero se negó a desviar la mirada.

𝑬𝑳 𝑬𝑺𝑷𝑶𝑺𝑶 𝑵𝑶 𝑫𝑬𝑺𝑬𝑨𝑫𝑶 (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora