CAPITULO 1

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NARRA PAH-CHIN

Determinado a realizar mi propósito, quise verificarlo en aquel mismo aposento donde
se deslizaron insensiblemente tantas horas de ventura, medidas por el suave ritmo de nuestros corazones... Al entrar olvidé la desgracia, y parecióme que «él», viva y sonriente, acudía como otras veces a mi encuentro, levantando la cortina para verme más
pronto, y dejando irradiar en sus pupilas la bienvenida, y en sus mejillas el arrebol de la
felicidad. Y mis oídos lo escucharon decir.

-¡Haruki! ¡Te extrañe mucho!-

-¿Ta.. takemichi? ¿Eres tú amor?-

No le di tiempo de contestar porque me lanze a sus brazos y cerrando mis ojos llorosos, lo abrace tan fuerte como si mi vida dependiera de ello. Pero al abrirlos él se había desvanecido, su bello rostro había desaparecido y su aroma se desvanecía lentamente.
Llore como un pequeño bebé cundo no encuentra el aroma de su madre, me ahogue en mis amargas lágrimas al llegar la noche y no encontrarte en nuestra cama, sin tu calor mi corazón se congelo y mis sentimientos murieron.

Al llegar el alba ese sentimiento de encontrarte en la cocina llegaba a mi pero al bajar e ir y no encontrarte me entristecía más y más, así que tenía que resistir y fingir que todo estaba bien para poder ir al trabajo.




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