Luego de haber esperado toda la semana para poder encontrarse se reunen a la hora designada por los dos.
Un tanto nerviosos y acalorados por el clima que azota la ciudad. Era pleno verano en Santiago, donde el cemento absorbia el calor he irradiaba casi tanta temperatura como la que tenian en sus corazones al verse frente a frente otra vez.
Inmediatamente se besan apasionadamente sin importarle quienes los rodean, sus labios se juntan como si los hubieran creado para eso y los mueven a un ritmo acorde demostrando la pasión entre ambos, sus lenguas comienzan a actuar tocándose tímidamente en un inicio pero aumentando la intensidad de los movimientos a medida que pasa el tiempo, después de un par de minutos se separan y diego le dice:
"Mejor vamos a algún lugar mas privado para continuar con el resto". Ambos sabían que venía después y por fin se sentían listos para dar el siguiente paso en la relación.
Caminan paralelos de camino a un lugar apropiado donde podrían concretar su acto de amor.Ambos llegan nerviosos al motel mas cercano que encuentran, entran separados con el miedo que los discriminen y pagan doble por su inseguridad, Diego acaba de cumplir los 18 y por su jovial apariencia necesita mostrar su carnet en la recepción. Al lograr entrar se reúnen en la habitación 4 que se encuentra en el primer piso del motel, esta cuenta con una cama de dos plazas, un baño, dos veladores que cuentan con condones y lubricantes, un sillón con curvas un tanto extrañas y un espejo en el cielo desde que te puedes ver cuando estas en la cama.
Estan un poco nerviosos pero sus ganas de sentir el cuerpo del otro son mayores asi que se sientan en la cama y comienzan a besarse suavemente, suave pero con un calor tremendo que derretiría el metal.
En esta candente escena se comienzan a quitar la ropa prenda por prenda y a pasarse las manos por todo el cuerpo recorriendo cada centímetro de la piel del otro con sus manos y, posteriormente con sus bocas.Tras desnudarse y sentir cada rincón de su piel finalmente están expuestos mostrando si verdadero yo al amor de su vida, en ese momento la lujuria los absorbe y comienzan a frotarse gentilmente para no hacerse daño, ambos son unos novatos quienes a medida que se tocan van descubriendo el placer de sentir el calor de otro cuerpo frotando sus genitales.
Mientras se tocan van soltando esbozos de gemidos que son inaudibles a distancia, siendo susurros narradores del acto que están desarrollando. Sus cuerpos se erizan y se funden en el tacto donde ambos tratan de sentir el mayor placer posible hasta que Diego se pone un preservativo y mira a Cristian quien sin ninguna señal visible le da permiso de continuar, solo entre ellos entienden lo que quieren comunicar en un extraño lenguaje que consiste solo en miradas. Lo penetra suavemente ya que es su primera vez y suelta unos gemidos de dolor los que preocupan a Diego pero Cristian le responde: Estoy bien continúa por favor.
Diego hace caso y inserta su miembro, ambos se encuentran en una armonía que solo los enamorados pueden lograr. Después de un tiempo llegan al climax juntos y se tienden en la cama para descansar, el acto de amor a culminado y ambos dejaron de ser quienes eran anteriormente para convertirse en personas nuevas. Están mas unidos que nunca creyendo que nada ni nadie los puede separar, el amor joven que se jura eterno pero que es fugaz como un fósforo.