¿Derivadas? Derivame esta

1

Entonces, si Chuuya lo entendió correctamente.

Tiene que ir a la preparatoria.

Nakahara Chuuya, quien no había hecho la primaria y muchísimo menos la secundaria, tiene que ir a la preparatoria.

Mira a Mori esperando que les diga que es broma.

—¿Alguna pregunta?— Cuestiona Mori.

—Sí— Dice Dazai —¿Por qué va Chuuya? Es estúpido —

—No soy estúpido— Le grita de regreso.

—Académicamente sí, ¿quién es un representante del liberalismo económico clásico?—

—No sé, ¿un viejito blanco?— Chuuya se cruza de brazos.

Mori sonríe.

—En todo caso, no los envío a estudiar, con que pasen sus exámenes estoy contento—

Chuuya se siente nervioso, ¿cómo será ir a la escuela? Nunca lo hizo y si lo hizo no lo recuerda.

Quiere al menos probar ser un adolescente normal una vez.

—Pero Mori, ¿para qué dos personas? Solo vamos a hacer vigilancia —

—Porque soy su jefe Dazai, puedo hacerlo si quiero— Mori lo ve a punto de quejarse —Honestamente Dazai, eres turbio como agua de charco, en un contexto escolar te harían bullying, mientras Chuuya se ve normal y hasta es encantador y todo—

—¿Entonces por qué voy yo?—

—Porque Chuuya nunca ha ido a una escuela y tu hiciste la secundaria por lo menos, te envío para que evites que haga una tontería—

—Jefe, yo tengo sentido común— Se queja Chuuya.

—La burocracia y la educación pública es lo mas alejado al sentido común que existe Chuuya—

Y así es como el legendario doble negro inicio su tercer año de preparatoria.

Chuuya mira la entrada, uniforme y mochila con él, Dazai le dijo que llegaría a la segunda hora.

No le interesó preguntar porqué y solo entró, vio a otros estudiantes, reír y hablar con sus amigos.

Sus ojos encuentran rápidamente a su objetivo.

Aprieta ligeramente el papel con el número de su aula y se acerca a ese chico y su grupo de amigos.

—Disculpen, es mi primer día, ¿podrían decirme en qué edificio está el aula 307?—

Chuuya sonrie, él sabe que tiene una buena sonrisa y también sabe que uno de los amigos de su objetivo está en el mismo salón que él.

Ese amigo en cuestión, y tal como Chuuya lo intuyó, se acerca a darle indicaciones.

Chuuya se lo agradece y antes de irse su objetivo le habla.

—¿Cuál es tu nombre? Chico nuevo—

Chuuya lo mira con una sonrisa amable.

—Nakahara Chuuya, un placer conocerlos—

—Ichiro Hiraoka— Le dice, no, se pavonea, su objetivo.

Chuuya siente asco por el tono del sujeto, es como uno de esos señoritos ricos y petulantes que tanto odia.

Aún siendo un ejecutivo jamás podrán sacar de Chuuya esa parte que creció en la pobreza extrema, esa parte que odia el sistema y que si pudiera patearía a ese montón de ricos que tanto daño le han hecho a la gente pobre con la que creció.