Capítulo 4

12 1 0
                                    


Aline

Hoy solo logré grabar dos escenas-con todo el asunto del novio falso, no conseguía meterme del todo en el papel— mi primera aparición y la última escena de la película— Me sorprendió que saliera a la primera, usualmente lleva varias tomas lograrla, la escena final tiene que ser perfecta. En todo sentido. "No se puede retar al destino" llegó como una propuesta de último minuto pues la actriz protagonista no era yo en un principio, no tuve mucho tiempo para prepararme, pero no es nada diferente a lo que ya he hecho, chico conoce a chica, amor y mucho drama.

Esas dos escenas me permitieron estar en el bar de Andrew a plena luz del día, de lo contrario, no estaría ahogando mis desgracias en ginebra. Me veo en el reflejo de una de las paredes de cristal con vista a la calle, mi aspecto es igual al de una desempleada que le ha dejado el novio y aunque ninguna de las dos es mi situación, cualquiera que me ve desde fuera pensaría que sí. Desbloqueo mi celular para ver la hora, cinco de la tarde, llevo dos horas aquí, en treinta minutos empieza mi entrevista con MCNews y lo único que hago es darle un buen trago a mi copa ahora vacía.

Sonrío sin ganas al ver un cartel con la cara de mi mejor amiga— en una muy desfavorecedora toma, por cierto—y sobre ella la frase "prohibido el paso" ella y Andrew se toman las bromas con demasiada seriedad.

Mi sonrisa se borra en el momento que unos penetrantes ojos azules se cruzan en mi campo de visión, lo veo recorrer todo el lugar con la mirada a través del cristal, está buscando a alguien, y aunque me encuentre demasiado furiosa con él, no puedo evitar que un atisbo de esperanza se me asiente en el pecho.

Apenas sus ojos se detienen en los míos, se dirige a la entrada. Decido juguetear con los hielos en mi copa para ignorar su presencia y conservar lo que me queda de dignidad.

— Hola de nuevo, rubia— me saluda rascándose la nuca.

Señalo la copa a Andrew para que me traiga otra ginebra y me llevo una mano al pecho.

— ¡Oh lo siento! Creo que te equivocaste de sitio, el aeropuerto queda para el otro lado.

Suspira con fuerza y creo que lo hace para no explotar y mandarme a la mierda. Por segunda vez.

— Okey lo siento, soy un cabrón. Ahora ¿puedes escucharme un segundo, por favor?

— ¿Cómo tú me escuchaste a mí?

— Estás siendo muy niñata.

— ¿Niñata? — Repito confundida.

— Infantil.

Alzo la ceja indignada— si decirme infantil es una disculpa, tienes formas muy cuestionables de pedir perdón.

Miro la copa recién servida que Andrew me ha dejado en la barra y me doy cuenta que ya es suficiente alcohol por un día, así que le dejo mi tarjeta a mi amigo para que cobre la cuenta, tomo mi bolsa y me levanto usando mi máxima concentración para no tambalearme.

— Si me disculpas, tengo que irme— recibo la tarjeta y regreso mi atención a Milo— puedes tomártelo si quieres, yo invito— digo apuntándole la copa antes de pasar por su lado.

No alcanzo a dar más de dos pasos cuando siento sus dedos sobre mi antebrazo haciéndome girar, tengo que levantar la cabeza para poder verlo a la cara.

— Vale, vale, vale, de verdad lo siento ¿sí?

Volteo los ojos.

— Vale— digo imantándolo— si la culpa te carcome, te perdono ¿okey? Puedes seguir con tu vida. Ahora adiós.

No espero a que responda y le doy la espalda reanudando mi marcha.

— Lo haré.

Me detengo de golpe al escucharlo.

Actriz de tiempo completoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora