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Tres años después...


En toda la habitación se podrían escuchar las risueñas carcajadas de un niño, y las suaves risas de un adulto.

—¡Papa! —, gritó el infante —¡Po favo pada! —. decía entre risas.

—Te ganas esto, por desobedecerme —. Una suave sonrisa se dejo ver en sus gruesos belfos, terminado así con el sufrimiento de las cosquillas hacía su hijo.

Ahora fue el infante quien atacó a su padre con múltiples besos en su rostro.

Y es que así se divertían los fines de semana, luego de una semana atareada con su cansador empleo y viajes a la estancia infantil. Daba gracias al cielo que su trabajo venía con guardería incluida, una gran ventaja que daba su jefe y dueño.

Al ser este una persona muy amable y compresiva, entendía que algunos de sus trabajadores eran padres solteros y que se les complicaba donde dejar a sus hijos. Es por eso que contrato a una maestra y colocó una estancia infantil en el cuarto piso de su edificio, para solo aquellos padres con esos problemas.

Trabajaba en el bufet de abogados más importante de la ciudad -por no decir que del país-, donde todos al fin de cuentas terminaban estresados, pero relajados al saber que sus hijos estaban en buenas manos.

Jimin trabajaba como secretario de uno de los tantos abogados en el bufet, siendo este un trabajo que lo tenia la mayor parte del tiempo estresado, pero con solo ver a sus hijo todo el estrés de la semana se iba.

Ambos despertaban temprano, per al ser padre tenía una ligera tolerancia de una hora, su jefe entendía que los hijos toman mucho tiempo en despertar; pero de todos modos padre e hijo se habían acostumbrado a despertar temprano y estaba puntual en su puesto de trabajo.

La puntualidad ante todo.

—Papi, hoy vedemos pe-películas —. A su hijo se le dificultaba las palabras con "R" y le causaba gracia.

—Por supuesto que si —, La sonrisa de su hijo se ensancho más —Recuerda que esté es nuestro fin de semana —. Su ojos se cerraron al sonreirá al ver la felicidad de su hijo al correr a la habitación por almohadas y su manta, esa que siempre usaban para sus sesiones de películas.

Su felicidad siempre sería su hijo.

Era cierto que su hijo le recordaba al amor de su vida, pero en el poco tiempo que él se fue, las cosas se complicaron y perdieron contacto. No sabiendo nada más de él.

Muy en el fondo de su corazón, su amor por él jamás cambio, pero esos sentimientos quedaron en algún lugar de lo más profundo de su alma, guardados. Su hijo volviéndose lo más importante desde que nació.

En las noches, cuando los recuerdos llegan de esos maravillosos días con él, no puede evitar la ráfaga de melancolía que llega y termina llorando con su almohada de testigo y está recibiendo todo, junto con las gruesas lágrimas de nostalgia que deja salir.

Lo extrañaba tanto, después de todo eran tres años ya.

Sin llamadas, sin mensajes y sin cartas, de por medio.

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—Teniente Coronel, Min Yoongi, fue un gusto haberlo tenido como jefe durante estos tres largos años —. El hombre con pantalón militar, botas y camiseta blanca, hizo un saludo con su mano derecha pegada a su frente, mostrando así respeto.

—Descanse, Capitán Kim —. pidió con voz firme y seria, como todo un jefe.

Min, se encontraba alistándose y empacando sus cosas en sus dos maletas, para poder retirarse de la base y de su servicio como Teniente Coronel de la base 2305.

—Hyung, se le va extrañar en la base —, dijo su amigo y su tercero al mando, el Capitán Kim —Y más Taehyung y Jungkook, sabes que tienen la manía de meterse en problemas, aún sabiendo que tiene un titulo aquí —. rodó los ojos con diversión.

—Para eso quedas tú —, dijo con una sonrisa burlona —Ahora tú serás quien los alejará de los problemas —. condicionó —Recuerda que a ambos solo les quedan unos cuantos meses.

—¡Doy gracias al cielo por eso! —, dio un pequeño suspiro de alivio —No sabes cuanto espero a que eso pase —. sonrió. 

—Cállate, o pueden escucharte y sabes que Taehyung es algo sentimental y Jungkook no lo demuestra, pero sabes que puedes herirlo. 

El Capitán solo asintió dándole la razón. 

Min siguió empacando, sentía un extraño nerviosismo en su cuerpo y como no sentirlo, después de todo regresaría a su casa. Donde dejo a su chico de hermosa sonrisa, rechonchas mejillas y un par de ojos mieles que tanto ha extrañado.

Todos los días a todas horas, su mente siempre se inundaba de hermosos recuerdos con él. En las noches, sus sueños siempre terminaban con su chico de protagonista.

Sabe que no se a contactado con él, pero no era su culpa. 

Cuando recién entraba al servicio, les explicaron que tendrían un entrenamiento de cuatro meses y después de terminarlo, escogerían en que base continuar. Habían diferentes bases, pero cada una de ellas con un especifico servicio, como, La Infantería de Marina o El Ejercito Común, La Armada, Las Fuerzas Aéreas, Personal de trabajo social, y otros más.

Yoongi terminó escogiendo, La Armada.

Al terminar su entrenamiento de cuatro meses lo mandaron a su base en donde fue subiendo de rango por su duro y agotador esfuerzo, hasta así terminar como el Teniente Coronel de la base 2305.

Su cargó le consumía mucho de su tiempo y no tenía tiempo para él, perdió contacto con sus padres y lamentablemente con...

Su chico, también.

Lo extrañaba tanto, que solo quería ir y abrazarlo con todo el amor que cargaba en su sistema.

Esperaba que no se haya olvidado de él o simplemente temiendo que no lo haya esperado por todo este tiempo.

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MINSAHORI☆

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¿Sorpresa? ||YOONMIN||②Donde viven las historias. Descúbrelo ahora