VI.

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— ¿Dorothy? — preguntó sorprendido el peli azul.

— ¿Quién es Dorothy? — preguntó Thoma.

— Una vieja amiga, no la alcanzaste a conocer, ya que se había ido poco antes de trabajar con nosotros.

— Ella está en este instante en la hacienda Kamisato. Le dije que viniera aquí a las diez y media de la mañana para que se pongan al corriente.

— Había olvidado esta carta con todo el asunto del festival...

— Sin más que decir, me marcho. Estuvo muy exquisito el desayuno, pero ahora voy a salir de paseo con Aether y Paimon.

— Diviértete. — dijo el rubio con una sonrisa.

Ayaka cerró delicadamente la puerta tras ella. Nuevamente se encontraban solos.

Hubo un momento de tensión. ¿De qué podrían conversar? No terminaron de definir su relación.

— Eh... Thoma. — finalmente habló el peli azul.

— ¿Q-qué sucede?

— Oficialmente.. ¿estamos saliendo?

Thoma se giró hacia su señor, mirandolo fijamente a los ojos.

— Si usted lo-

— Thoma, le estoy preguntando a usted. ¿Estamos saliendo? Uh... Mejor dicho, ¿Le gustaría ser mi novio?

Ambos se miraron durante unos segundos, Ayato observó el cambio repentino de la expresión del amo de llaves.

— ¿M-mi decisión? — cuestionó con un notable sonrojo. — Yo... eh...

— No lo estoy presionando. — aclaró el peli azul — puede responder para más tarde si usted quiere.

— D-denme más tiempo para encontrar las palabras adecuadas, my lord. — se lamentó.

Ayato sonrió. Le pareció muy tierna la expresión que causó su pregunta a su querido rubiecito. Le gusta todo de él, estaba locamente enamorado.

— 10:28 —

Toc Toc

— Disculpe, ¿Ayato? — dijo una voz femenina al exterior del establecimiento.

— Pase, mi pequeña Dorothy. — dijo con alegría el peli azul.

Para Thoma, le causó raro que usara un término como pequeña hacia alguien, siendo que durante toda su estancia en Inazuma, nunca había escuchado nada acerca de ella.

Esa doncella vestía unas ropas un tanto extravagantes, justamente mezclando culturas de las naciones de Inazuma, Sumeru y Fontaine. Al parecer no tenía una visión, pero tenía pelo ondulado y bastante largo de color violeta; un sombrero negro; y ojos teñidos de grises como perlas extraídas de los crustáceos que se encuentran en lo más profundo de la la Isla Watatsumi, con los que Thoma rara vez haya visto pero ese brillo y textura era difícil de olvidar.

Se abrió la puerta.

— ¡Ayato! — exclamó la mujercita que corrió hacia los brazos de su viejo amigo, abrazándolo con delicadeza ya que sabía de su condición actual.

— ¡Te eh estado extrañando tanto! — dijo, con felicidad de reencontrarse a una de sus pocas amigas de la infancia.

Esa felicidad y tranquilidad inundó la habitación. Era tan contagiosa que Thoma sonrió al ver cuan feliz estaba el comisionado.

— Haré los honores. — continuó el peli azul. — Dorothy, el es Thoma, mi amo de llaves y amigo de Ayaka y mío. Thoma, ella es Dorothy, amiga de la infancia de la familia; nuestros padres eran muy buenos amigos.

Soy su fiel amo de llaves - Thoma x AyatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora