9 ⪼◌ REPENTINO ◌⪻

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— ¡Abre la puta puerta Jimin! ¡Jimin! ¡dije que abras si no quieres que la rompa! ¡Abre!— Jimin siguió escuchando los gritos de quien era su jefe sin intención de abrirle, estaba realmente asustado. Jamás había visto a ese hombre en ese estado, parecía completamente un psicópata.

-¿Que hago?- pensaba Jimin mientras retrocedía hasta acercarse al escritorio de la oficina. No dejaba de temblar, sentía su corazones palpitar a mil y sus manos completamente sudadas, su mente estaba en blanco, sin saber que hacer. Su vista capto un estante y corrió detrás de el para esconderse mientras seguía escuchando la voz errática de su jefe. 

—¿Por qué no me quieres? ¿acaso es porque no soy tan rico como ese hombre? ¡Ahhhh!— soltó un grito de frustración que solo asusto más al rubio que sintió sus piernas débiles. 

—Todos son iguales, unos vanidosos. Abre la puerta Jimin ¡Jimin!— golpeo la puerta y luego forrajeó la manilla de la puerta. 

—Basta, basta— murmuraba Jimin en un hilito de voz. 

—Jimin, ¿no le tienes miedo a la oscuridad? —Murmuro a la puerta siendo escuchado claramente por el nombrado haciendo que su miedo se intensifique aún más, odiaba la oscuridad. Solo esperaba que su jefe no sea tan cruel. 

Su pensamiento fue respondido con las luces de la oficina ser apagadas un momento después. 

Su respiración comenzó a ser errática, parecía que el aire no era suficiente, no podía ver nada con claridad causándole una gran ansiedad. Un dolor de cabeza se instalo de pronto haciendo que su mente traiga recuerdos de aquel fatídico día en el que perdió a su madre. 

—¡Jimin!— seguía la voz de su jefe que poco a poco comenzaba a dejar de importar porque ahora solo podía ver a su madre sentada en el borde de la ventana frente a él vestida de blanco por completo. 

Veía el recuerdo de como estuvo llorando al ver que su madre no quería alejarse de esa ventana. Jimin no pudo seguir de pie detrás del estante así que cayo al piso aun temblando y con aquellas imágenes en su cabeza. 

Escucho una maceta romperse pero no pudo distinguir si era lo que estaba pasando ahora o era parte de sus recuerdos. Su ansiedad aumentaba y lo único que pudo hacer en ese momento fue tomar su muñeca donde tenia la pulsera que su hermano le había dado, la sujeto con tanta fuerza que seguro quedaría una marca, pero eso no importaba cuando no sentía mejorar con eso así que se desespero y comenzó a hiperventilar.

—Minnie te traeré la luna— la voz de su madre hizo eco, recuerda que luego de esas palabras las luces de la habitación que compartía con ella se apagaron quedando a oscuras siendo iluminada nada mas que por la luz de la luna que atravesaba la ventana

—Mamá no puedes alcanzar a la luna— le dijo su pequeño ser tratando de traer a su madre a su lado.

 —Claro que puedo, te lo mostrare, confía en mamá— fue lo ultimo que le dijo antes de dejarse caer hacia atrás desapareciendo de la vista de Jimin quien corrió para atrapar a su madre pero lo único que logro ver fue el cuerpo de su progenitora caer en cámara lenta al frio pavimento de la calle. 

—¡Mamá!—

La patada en la puerta lo regreso a la realidad pero estaba desorientado y su respiración no estaba en la normalidad. 

—¡Maldita sea Jimin, abre! ¡Abre! ¡Abre! ¡Abre!— siguió pateando la puerta hasta que luego de retroceder y volver con mas fuerza logro abrirla. Viendo a Jimin en el piso a su disposición, por fin ese rubio seria suyo y le demostraría que no hay nadie mejor que él. Park Jimin seria suyo. 

ACCIDENTADO AMOR [•Kookmin•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora