Bestial love |Maitake| |+18|

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Al día siguiente de eso, Takemichi se cruzó con Kiyomasa mientras iba a su trabajo, él lo ignoró de nuevo, aunque había algo de veneno en sus ojos cuando cruzaron miradas. Obviamente sabía lo que había pasado, no le sorprendió, sería extraño que no hubiera notado que su mascota estaba bañado, alimentado y usando sus prendas.

No dijo nada, pero era obvio que lo odiaba aun más que antes.

Y Takemichi sentía lo mismo.

Cuando su jornada laboral terminó, Takemichi caminó a su hogar, aunque está vez miraba a los callejones con atención. Lastimosamente no se encontró con aquel híbrido, lo cual lo hizo sentir en parte aliviado, ya que no era bueno que comiera de la basura, aunque entristecido por no poder volver a verlo.

El departamento de Kiyomasa se encontraba cerrado, como siempre, Takemichi se quedó mirando un largo rato hasta que tuvo que entrar. Luego de una cena ligera y una ducha caliente, se acostó en su futon y quedó dormido apenas se acomodó.

Entre sueños sintió algo cálido rodeando su cuerpo, entre abrió sus ojos, tenía el cerebro atrofiado por el letargo, así que le costó bastante entender que se encontraba entre los brazos de un híbrido de cabellos negros, el cual se restregaba contra su cuerpo.

— Woof.~

— ¿Mph? ¿M-Mikey-kun?

— Woof.~

Mikey ronroneaba y su esponjosa cola negra se movía de un lado a otro con frenesí, parecía que quería lamer su cuello o ¿Morderlo? Se froto los ojos, pensando que estaba soñando, pero se dio cuenta que no era así.

Takemichi quedó asombrado, aunque estaba muy feliz por verlo de nuevo, correspondió al afecto del híbrido sin siquiera pensarlo dos veces.

— Te escapaste de nuevo... ¿Tenías hambre?

Mikey negó, lo señaló con una expresión risueña, cosa que calentó el corazón del humano. Takemichi le brindó mimos en su cabello, tocó sus orejas esponjosas, las cuales eran del mismo color que su cabello y Mikey empezó a ronronear aun más.

Estuvieron así durante un largo rato, hasta que Takemichi se levantó de la cama para alimentar y bañar al híbrido. No le importó hacer aquello pese a la hora, si Kiyomasa no lo cuidaba, él lo haría.

— Mikey-kun siempre que tengas hambre, puedes entrar a mi departamento y tomar lo que necesites ¿Si?

La mirada de Mikey se volvió extraña, Takemichi no entendió en que estaba pensando, al final solo le sonrió con dulzura y asintió para luego seguir comiendo el sándwich que le preparó como si nada.

Luego de eso Mikey y él volvieron a acurrucarse en la cama, aunque esta vez Mikey se acostó encima suyo, aquello le recordó a los gatos, más cuando empezó a ronronear. Se quedó dormido con facilidad debido al cansancio, y cuando despertó Mikey tampoco estaba.

Ignoró la sensación de vacío y solo continuó con su día, esperando que lo de ayer se pudiera repetir.

Para su suerte también fue así, aunque está vez Mikey le esperaba en la entrada de su departamento, sus ojos brillaban y su cola se movía con bastante interés. Cuando lo vio, prácticamente se abalanzó contra su cuerpo y restrego su cabeza contra su hombro, intentó de nuevo morder su cuello, al parecer siempre olvidaba que tenía su bozal.

Takemichi sonrió con dulzura, no perdió tiempo y entraron a su departamento. Luego de su baño, y que le diera algo de comer, se sentaron en el sofá y vieron la televisión. Takemichi descubrió que a Mikey le gustaban mucho las caricaturas.