Imperturbable, inamovible, cual estatua de Miguel Ángel observaba el techo abovedado de la iglesia en ruinas, recostado en el suelo con su cabeza en sus palmas corría el año de 1989 en algún pueblo de Alemania Oriental, la guerra humana se desataba alrededor del muro de la capital y llegaba a desorientar la nación completa, los cuerpos apilados en fosas eran tantos que los soldados no llegaban a percatarse que muchos estaban literalmente secos, observó sus venas azules sobresalir en su piel nívea, usando su colmillo derecho penetró en la dura coraza blanca y observó aquella sustancia negra y espesa emanar de él, de un salto se había incorporado y arreglado su gabardina, volviendo a sonreír de lado, con frialdad, con cinismo caminó a las afueras, en un gesto saludó a la luna y profirió una risa lobuna impropia de su especie y en burla de algunos de sus enemigos, miró a un lado donde un joven castaño de aspecto juvenil -quizá unos 17- y características Italianas, ojos púrpura y cabello castaño a sus hombros le observaba con admiración y temor, deseoso y hambriento esperando ser provisto no sólo de vida sino deseo.
Siglos habían pasado de la caída de la reina, su asesino y su cómplice caminaban entre los bosques ocultos en la oscuridad y guiados por sus instintos. Entre los montes una pequeña cabaña con un pequeño huerto y dos cabras se alzaba cerca de un lago a un par de kilómetros de la infraestructura abandonada, ladeó la cabeza y respiró profundo sintiendo el olor a traición a unos metros de aquel pintoresco hogar, más allá del claro, sumergidos en otro rincón del bosque y tumbados entre la maleza y las raíces se cometía perjurio a una promesa, le regalaban semen a la reina en el inframundo, una mujer gemía temerosa de ser escuchada de sus hijos olvidando aquél hombre que pensando sólo en ella y sus criaturas viajaba en carreta lejos de ahí a llevar el queso que producían en tiempos de guerra.
― Él posee su cuerpo, yo poseeré la sangre de ambos, él es una ofrenda para los maldecidos, ella será castigada por los ángeles que escucharán sus súplicas con reproche.
Vittorio le observaba con asombro, para un humano encerrado en su inmortalidad, dependiente de sus congéneres vivos y su sangre, las décadas se le volvían aburridas sin importar como tratara de avanzar, congelado en su muerte, eventualmente la sangre dejaba de satisfacerle y se hacía de piedra... pero había algo en él, en su creador, algo poderosamente llamativo, toda cacería era nueva, toda vida tomada era apreciada como la única, cada mujer era su amante antes de fallecer, cada hombre era su recompensa ganada a Dios, imperturbable, inerte, inexpresivo, sus ojos negros no sólo evocaban el hambre sino su profunda maldición.
Con la gracia y el sigilo de una pantera desconectaron a los infieles al momento de su clímax casi con una precisión exacta, no hubo tiempo del grito, no hubo tiempo de la súplica, semen y sangre caían sobre ella al unísono enmudeciéndola, el olor de él era asqueroso, pútrido y decepcionante, con una mueca de asco dejaron el cuerpo caer a un lado y la tomaron del cuello evitando su flujo de oxígeno y de un salto abrieron la puerta de la cabaña.
[¿Qué es eso? ¿Es sangre? ¿Por qué mi mami sangra? ¿Quién es él? Es... aterrador, paralizado en las escaleras del cobertizo vi su sombra oscura y maligna esconderse tras la figura delicada y hermosa de mi madre, sus cabellos rojos estaban enredados y pegostosos, sus pecas parecían arder y sus ojos esmeralda sollozaban... más sangre entre sus piernas y un líquido lechoso que baña su bata rosada ¿Dónde estaba? Tuve que leerle el cuento a mi hermana... Un individuo de cabello castaño ha aparecido frente a mis ojos, la toma en sus brazos y besa su frente, ella despierta aterrada mientras él dobla su cabeza para exponer su delicado cuello... 3 primaveras ¡DETENTE! Líquido rojo rebosa de sus labios y ella grita y llora a toda su capacidad pulmonar, mamá la ve en silencio, su rostro se torna azul y su expresión se desfigura, sus ojos amenazan con escapar de sus cuencas, mis piernas están congeladas... ¿Papá?
Veo su pequeño cuerpo ser estrellado contra la pared, vacío, desprovisto de sangre y alma, el miedo me recorre la espina cuando sus pisadas marcan el ritmo de mis latidos, lentos y dolorosos, fuertes retumban en mis oídos, su voz es suave y encantadora como la de un ángel... no, la de un encantador, me va a comer.
― ¿Cómo te llamáis?
― Tommy... Thomas, Thomas Zimmerman.
― Venid por mí, recordad mi rostro, corrompeos con la infamia y rogáis vuestra venganza, creced y venid por mí, arrancadme del aburrimiento que mi perpetua existencia me profiere.
Sonrió mostrando su dentadura blanca, colmillos afilados que goteaban sangre de un lado, ojos negros como la noche, cabello del mismo color a la altura de su cintura, alto, imponente, infame... un crack rompe mi alma, cierro los ojos, no deseo ver nada pero puedo escuchar, la sangre baja por su garganta en un torrente que lo ahoga un poco, quiebra sus huesos al abrazarla con tal firmeza, un sonido tosco, un golpe seco ¿la ha soltado? No... no me atrevo a ver, un viento frío... estoy vivo, abro los ojos y ellas yacen en el suelo con marcas en el cuello y los ojos muy abiertos.
― Fue un placer... pequeño Zimmerman, creced y buscadme, Danielle Wings, seguro no os perderéis.]
Su olor provenía de los cerezos, río carmesí que le daba vida al nosferatu, sus ojos recibieron oleadas desde su interior hasta volverlos carmesí, rubíes destellantes que caminaban lejos de la escena en busca de una nueva presa y con la ilusión de quizá un rival que le regrese la emoción perdida siglos atrás, alguien que no le tema, alguien que se enfrente con garra e hierro en un intento desesperado de vengar lo más preciado, al cerrar sus ojos la puede ver acunándolo en sus brazos, su sonrisa pequeña e inocente, la risa cantarina de la jovencita y el amor destellante en la mirada que el caballerito le profería a su ahora difunta madre.
Al caminar los recuerdos se difuminaban y sólo quedaba el sabor dulzor de la vida tomada, algunos humanos estaban podridos por dentro pero otros, otros eran el santo grial que ocultaba en su interior la más pura y deliciosa cosecha.
"Besad a la luna con los labios carmesí, repletos de la vida de su princesa pues así es, toda dama en plenitud de su vida es la princesa Serena que en su terquedad sigue volviendo a la tierra en busca de Endimión, años atrás devorado y acabado."

ESTÁS LEYENDO
Diamante
VampirEn el silencio de la madrugada acecha una sombra que busca alimento, en la espera de su encuentro la presa se rebela y el infierno emerge, sólo el espejo acaba con su reflejo. Diamante, 3ra parte.