Me perdí, me encontré y me volví a perder.
Un lugar, un bosque de hojas perenes.
Una hora, el momento en el que viento sopla con gran intensidad y al chocar contra ti, te deja con una sensación de renacer.
Una fecha, el día en que nací, morí y volví a nacer.
Mi fuerza, la capacidad de amar y expresar mi amor. Sin embargo, los tiempos pueden pedir que mi amor sea un susurro o un temblor.
La ocasión, el segundo en el que te das cuenta que has dado todo de ti, no has dado ni la vida, ni a las personas por sentado, has demostrado en el momento indicado, has estado generosamente.
Y ya hecho puedes ir en paz, ha estar con la inmensidad, con tu inmensidad.
Epifanía, olvidar una y otra vez.
Cuantas vidas llevaré…