Habían pasado dos años después de la derrota del malvado majin destructor de galaxias conocido como Kid Buu, la mayor amenaza al planeta Tierra que se había visto jamás. Uno pensaría que después de que el legendario Son Goku y los Guerreros Z hubiesen prevalecido después de numerosos conflictos, al fin nos podríamos encontrar con un periodo pacífico duradero en este pequeño planeta. Sin embargo, nuevamente se aproximaba una amenaza que nuestros héroes inevitablemente deberían confrontar. En medio de la Vía Láctea, cerca de lo que conocemos como Sistema Solar, dos cápsulas espaciales se dirigían a toda velocidad hacia la Tierra.
¿?: "(No soy lo suficientemente fuerte como para lidiar con ellos y proteger a mis seres queridos. Solo queda pedir ayuda...)"
Este individuo estaba particularmente consternado, pues era consciente de que otras dos cápsulas lo estaban persiguiendo a él y a su acompañante, por lo que deberían aterrizar en la Tierra lo antes posible para buscar refuerzos.
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Mientras tanto, en las praderas montañosas del Monte Paozu, dos hombres se encontraban labrando sus tierras. Lo normal sería pensar que se trataba simplemente de un dúo provinciano cualquiera; sin embargo, se trataba en realidad de los hermanos saiyajin: Son Goku y Raditz. Después de volver a asentarse en la Tierra, al haber recuperado su cuerpo físico permanentemente, Goku fue obligado por su esposa a buscar un trabajo con el cual subsistir. Sin ningún otro remedio, Raditz le dejó un espacio a su hermano para que trabajase junto con él en su negocio agricultor, tratando lo mejor que podía en enseñarle a ganarse la vida justamente.
Pero obviamente... los deseos del hijo menor de Bardock se alejaban mucho de simplemente trabajar como agricultor por el resto de su vida. No tan en el fondo, Goku deseaba fervientemente que algún nuevo enemigo poderoso apareciera y lo orillara a expandir sus límites como guerrero.
Goku: "¡Estoy taaaaan aburrido! Hoy en día no hay ninguna gran batalla, nada de acción... Oye Raditz, dejémoslo así por hoy y vayamos a entrenar un rato. ¿Qué te parece?"
Raditz: "Kakaroto, no llevamos ni media hora diaria de trabajo. No podemos detenernos ahora".
Goku: "¡¿Es en serio?! ¡Yo siento como si hubieran pasado milenios desde que empezamos!"
Raditz suspiró en amargura mientras arreglaba el espantapájaros que Goku había roto por accidente el día anterior, debido a que pensó que se trataba de un muñeco de entrenamiento. Él estaba más alegre que nadie de poder invertir el tiempo con su hermano menor, pero trabajar con él era en ocasiones una verdadera pesadilla.
Raditz: "Eso me decía en un principio, el tiempo se pasa bastante despacio cuando puedes moverte más allá de la velocidad de la luz. Con el tiempo te acostumbrarás".
Goku: "Sigo sin entenderlo, Raditz. Mr. Satan nos dio dinero como recompensa por salvar a la Tierra y mantener sus secretos a salvo. Sí no nos falta nada, ¿qué necesidad tenemos de trabajar?"
Raditz: "Uno no aprecia lo que tiene hasta que se va. Podremos tener dinero de sobra en estos momentos, pero puede que mañana no. Se tiene que ser diligente incluso en tiempos de ganancia. Yo mucho más ahora que tengo otra hija. Metete estos consejos en la cabeza".
Goku: "Entiendo el punto, pero últimamente no entrenamos casi nada y nuestras habilidades se están oxidando. ¿Qué pasaría si en una de estas se aparece un sujeto que quisiera destruir la Tierra sin previo aviso? ¿Y ninguno de los dos estuviera preparado para enfrentarlo? ¿Permitiríamos que nuestra familia y amigos sufrieran las consecuencias por no ser lo suficientemente fuertes?"
Goku siempre tenía como objetivo principal el volverse más fuerte cada día para probar su fuerza con nuevos oponentes; sin embargo, nunca olvidaba que su fuerza era un imán para entidades con deseos malvados, lo cual ponía en riesgo a sus seres queridos. Raditz era bastante consciente de ello, y aunque no lo admitiera, muchas veces se preocupaba de no ser lo suficientemente poderoso para eliminar cualquier amenaza a la familia que había formado en la Tierra.
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Raditz: Hermano de un Ángel
Action¿Qué hubiera pasado si el Raditz bueno entrenaba con Whis, junto con su hermano menor y su mayor rival?