𝙎𝙏𝘼𝙄𝙍𝙒𝘼𝙔 𝙏𝙊 𝙃𝙀𝘼𝙑𝙀𝙉 ──── 𝙎𝙐𝙋𝙀𝙍𝙉𝘼𝙏𝙐𝙍𝘼𝙇

tres

Completamente abrumado por toda la situación, Dean se arrodilló en el frío suelo del taller y miró el pálido rostro del extraño hombre. Una y otra vez dio palmaditas en la mejilla ardiente y brillante, que estaba cubierta por una fina película de sudor, pero no respondió en modo alguno a sus esfuerzos. Maldita sea, ¿qué le pasaba? ¿Y cómo demonios ha llegado hasta aquí?

"¡Sam!", gritó a su hermano una vez más, aferrándose con más fuerza al cuerpo inerte del hombre. El hombre que había visto en sus sueños... Castiel.

Incapaz de formar un pensamiento claro, Dean le abrazó con fuerza y no tuvo la menor idea de qué hacer. ¡Pocas veces en su vida una situación le había despistado tanto como ésta! Y eso después de todo lo que había pasado en el infierno y también en el tiempo posterior.

"¡Dean!" La voz preocupada de su hermano llegó a sus oídos, seguida de cerca por unos pasos que se acercaban. Dean oyó crujir la grava bajo sus pies y levantó la vista con cierto pánico en sus facciones. Cuando Sam entró corriendo en el taller y vio a Dean y al hombre inconsciente en sus brazos, se congeló bruscamente en sus movimientos. "¡Dios mío!"

"¡No te quedes ahí parado como un tonto y ayúdame en su lugar!", instó a Sam, ronco e impaciente. El hombre más joven vaciló unos segundos, mirando al herido Castiel, y de repente la vida volvió a sus miembros. Como si hubiera salido de sus pensamientos, se liberó de su rigidez, se dirigió hacia los dos y se arrodilló frente a Dean.

"¿Qué ha pasado y quién es ese tipo?", preguntó Sam con ansiedad, dejando que su mirada se deslizara más detenidamente sobre el cuerpo inerte que Dean tenía en los brazos.

"No tengo ni la menor idea", dijo Dean distraídamente, sin soltar a Castiel. Era mentira y él lo sabía por una parte, pero por otra no tenía la menor idea de qué otra cosa creer. Estaba completamente confuso y necesitaba desesperadamente respuestas antes de correr el riesgo de perder la cabeza por completo. "De repente se puso detrás de mí y se desplomó".

"Parece que está herido. Quizá sea mejor que lo llevemos a un hospital -dijo Sam, pero sus palabras sólo llegaron a Dean de forma amortiguada. En cambio, miró a Castiel sin reaccionar de ningún modo. Sólo salió sobresaltado de sus confusos pensamientos cuando sintió la mano de su hermano en el hombro. "¿Dean?"

"¿Qué?", se le escapó, completamente perplejo. Sam lo miró con ansiedad, pero lo dejó pasar, al menos por el momento. Tenían que ocuparse de este tipo, eso era más importante.

"Deberíamos llevarlo a un hospital", repitió Sam sus palabras de antes.

"¡No, hospital no!", se le escapó a Dean con más fuerza de la que realmente quería. Llevaba días atormentado por las terribles imágenes, y ahora el hombre que se le había aparecido en sueños estaba en sus brazos. Necesitaba una explicación y el tal Castiel parecía ser el único que podía dársela. Es de suponer que los médicos no le dejarían verlo pronto, así que él mismo se ocuparía de él.

"Qué, pero Dean, él..." intervino su hermano, pero Dean lo interrumpió antes de que pudiera expresar sus preocupaciones.

"Lo llevaremos dentro y luego ya veremos", dijo, y su tono cortante dejó claro que no toleraría más discusiones. Cuando Sam empezó a replicar otra vez, Dean intervino. Gruñendo, pero con una desesperación subyacente en su voz. "¡Haz lo que te digo, Sam!"

Sam guardó un abrupto silencio, soltó a Castiel y miró al anciano con perplejidad e incomprensión. Dean pudo ver cómo un enfado inicial se instalaba en sus facciones, pero cuando se dio cuenta de la seriedad con que su hermano mayor trataba el asunto, concedió la derrota por su bien con un resoplido resignado.

"Vale, te ayudaré", aceptó descontento.

Dean exhaló aliviado. Sabía que Sam estaba de todo menos emocionado, pero ni siquiera le importaba en aquel momento. No quería gritarle, pero estaba completamente confuso y abrumado. Por la situación, por las innumerables preguntas que corrían por su mente sobresaltada... por todo.