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it's me, not you
ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᵗʰʳᵉ


Mientras el avión aterrizaba, Mar recién despertaba de su larga siesta. Ella decía que dormir era la forma más sencilla de matar el tiempo, y no molestas a nadie en el proceso. Pero si es en un avión, donde las turbulencias y los ronquidos de tu hermano no te dejan descansar bien, la cosa se complica un poco más.
Ni bien aterrizaron, todos los pasajeros empezaron a empujar para salir del sitio, gente poco civilizada, pareciera ser.

-No olviden nada, que no podemos recuperarlo- advirtió Sergio a toda la familia.

Cada uno agarró todo lo que había llevado, y después de dos o tres checkeos de no estar olvidándose nada, Mar se sumó a la larga fila de gente esperando para descender. Poco a poco iban pasando y cada vez se veía más el aeropuerto.
El lugar era enorme, lleno de gente de todas partes del mundo.
Toda la familia fue a buscar sus valijas, por suerte estaban marcadas con un pequeño moño fucsia que había hecho Violeta con una vieja cinta de tela.

-Tini, papá les pidió que lo acompañen a hacer el check-in- les comentó Daniel a ambas primas.

-¿Nosotras tenemos que ir?- se quejó Sofi, pero Daniel asintió.

-Lo dijo él, no yo- Mar y Sofi dejaron sus valijas a cargo del hermano menor y acompañaron a Sergio a la parada de taxi.

-¡Qué bueno que quisieron venir las dos!- las dos se dieron vuelta y vieron a Daniel reír, pero para ese momento, el vehículo ya había llegado.

Sea así Qatar una ciudad no tan grande, les tomó veinte minutos llegar hasta el hotel. Aunque el tráfico y el conductor árabe que iba a dos por hora tampoco colaboraban. Cuando llegaron a la entrada del lugar, bajaron rápidamente todos los bolsos que habían llevado con ellos.

-Voy a hablar con el secretario, ustedes vayan entrando las cosas- Sergio ingresó al hotel y dejó a las dos chicas por su cuenta.

-¿Hoy se sale?- preguntó Sofi en lo que subía una mochila al carrito donde se cargan las valijas.

-Na, estoy muy cansada. Además, ¿hay boliche en Qatar?- contestó la morocha.

-Si hay juventud, hay boliche- continuó la otra.

Ambas estaban riendo cuando un auto caro con las ventanas oscuras estacionó al lado de donde ellas estaban paradas. La ventanilla del conductor se bajó y ambas se sorprendieron al ver a ese chico sonriendo.

-Las vi y dije, ¿esa no es Oce?- se rió.

-Enzo, que raro verte por acá- sonrió Mar.

-Era día de desierto en familia, pero ya estamos volviendo- les contó a ambas chicas.

-Qué lindo que salgan a pasear juntos- comentó Mar luego de saludar a toda la familia.

-¿Ustedes? ¿Recién llegan?- preguntó el conductor del vehículo.

Lucky - Julián AlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora